sábado, 16 de mayo de 2009

Luces hacia el poniente

























Al lento sol que baja hacia la tarde
ceder, abandonarse.
Declinación.

El flujo de vivir
se ha ido deteniendo imperceptible
como el borde del vuelo o la caricia.

Aún dura leve lo que fuera huella
de su tacto tenue.

No sé si salgo o si retorno.
¿Adónde?
El fin es el comienzo.

Nadie
me dice adiós. Nadie me espera.

Entrar ahora en el poniente,
ser absorbido en luz
con vocación de sombra.

Y tú, que me has amado, sacrifica
a las divinidades de la noche
lo más puro de mí
que en tu secreto reino sobreviva.

2 comentarios:

  1. Ya te lo dije que iba a venir, y aquí estoy.

    Ahora te lo confieso me encanta la poesía.

    Un besito y nos seguimos.

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