miércoles, 10 de junio de 2009

VIVIR PARA VER


























Todo era alegre en el claro
resplandor de la mañana
y al mirarte sentí el llanto
borrándome la mirada.

Llorar y ver son virtudes
que un mismo sentido enlaza
como acompaña en la nieve
el silencio a la pisada.

Todo era alegre y sentía
con la visión, la distancia;
le di descanso a mis ojos:
¡de sólo mirar lloraban!

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