lunes, 25 de junio de 2012

Joven para la muerte



Arrojado a tu luz madrugadora,
me muero niño y soy todo un deseo
de varón en continuo jubileo
hacia tu corazón de ruiseñora.
              
De trino escalador junto a la aurora
eres, y voy a ti, y hay un torneo
donde la algarabía del gorjeo
triunfa de mí y en mí se condecora.
              
Arrancados de un sueño o de una fuente,
por tu espada los límites del nardo
me mintieron temprana primavera.
              
Y estoy ahora por ti tempranamente,
como nadie, de amor herido, y tardo
en morirme de amor como cualquiera.

2 comentarios:

  1. Este no podría ser el mentís de aquel dicho maledicente que corría entre las mesas del Café Gijón:

    Ayer pesaron los versos
    de José García Nieto:
    treinta kilos, peso bruto,
    cuatro gramos, peso neto.



    .

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