miércoles, 10 de abril de 2013

A Jesús crucificado



Delante de la cruz, los ojos míos

 quédenseme, Señor, así mirando

 y sin ellos quererlo estén llorando

 porque pecaron mucho y están fríos.

 Y estos labios que dicen mis desvíos

 quédenseme, Señor, así cantando,

 y sin ellos querer estén rezando,

 porque pecaron mucho y son impíos.

 Y así con la mirada en vos prendida

 y así con la palabra prisionera,

 como a la carne a vuestra cruz asida,

 quédeseme, Señor, el alma entera

 así clavada en vuestra cruz mi vida,

Señor, así cuando queráis me muera.

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