miércoles, 4 de diciembre de 2013

LAS PARADOJAS






LAS PARADOJAS
Hay cansancio en la voluntad de vivir
en la tenacidad del animal en celo
y en la quietud aparente del vegetal que se expande
a través de estos muros.

Hay cansancio también en la quietud
de las piedras muertas
y en el espíritu díscolo de aquéllas capaces de rodar.

El cansancio descansa en el centro mismo del reposo
pero se lo percibe sólo como efecto de la acción.
En la medida en que la vida lo es
todo resulta cansancio.
Reconforta saberlo
en el corazón de la extenuación.

La alegría de sentir que la lentitud ha vencido a la fatiga
toda vez que nos repetimos
bajo la mecánica de una acción indiscernible
(impulso del impulso)
no deja de ser una alegría también indiscernible.

Qué es el cansancio de la materia,
del cuerpo, el cansancio muscular,
el agotamiento de las fuerzas, de los impulsos sostenidos
en la acción encadenada a la acción,
de los impulsos sostenidos
en la quietud asimilada a la quietud.

La muerte a su vez cansa
entendida como posibilidad, negada como posibilidad.

El cansancio de la muerte es cansancio de lo inexorable.

Esto, después de todo, también cansa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario