sábado, 31 de octubre de 2015

(“Nuevas promociones”, II)



Escupía mis clases —muy poquitas por suerte—
y después a vivir. ¡Tarará, tararí!
(“Nuevas promociones”, II)

viernes, 30 de octubre de 2015

Quietud,...



Quietud, pereza, languidez, sosiego…
un sol desencajado el suelo dora,
y a su valiente luz deslumbradora
que le ha dejado fascinado y ciego.

El mar latino, y andaluz, y griego,
suspira dejos de cadencia mora,
y la jarra gentil que perlas llora
se columpia en la siesta de oro y fuego.

Al rojo blanco la ciudad llamea;
ni una brisa los árboles cimbrea,
arrancándoles lentas melodías.


Y sobre el tono de ascuas del ambiente,
frescas cubren su carmín rïente
en sus rasgadas bocas las sandías.

jueves, 29 de octubre de 2015

LLEGADA





EN una rosa está tu lecho, amada. A ti misma
(yo, ay, nadador contra la corriente de aroma)
te he perdido. Así como ante el umbral de la vida
son tres por tres (de fuera no contables) los meses,
así hacia dentro vertido seré. De pronto,
dos mil años antes de la criatura aquella
que saboreamos cuando el contacto se inicia,
súbitamente, frente a ti, naceré a tus ojos.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Meditaciones rurales





...Todo llega y todo pasa.
Nada eterno:
ni gobierno
que perdure,
ni mal que cien años dure.

- Tras estos tiempos vendrán
otros tiempos y otros y otros,
y lo mismo que nosotros,
otros se jorobarán.

martes, 27 de octubre de 2015

La Diosa Blanca




El clima del pensamiento pocas veces se ha descrito.
No es el terror de la escarcha caucasiana,
ni ese cavilante calor hindú
para el que un taparrabos y un plato de arroz
alcanza hasta que llega el pestilente monzón.
Pero, sin invierno, la sangre se adelgazaría;
o, sin verano, los hogares arderían demasiado.
En el pensamiento las estaciones coinciden.
El pensamiento tiene un mar al cual mirar, sin viajar;
colinas para quebrar el borde de un cielo blando,
que no deben escalarse en busca de un paisaje aún más blando,
pocos pájaros, lo bastante para los gusanos
cuyo destino no es volverse mariposas;
pocas mariposas, lo bastante para las flores
que son el lujo de un huerto henchido;
algunas veces, viento, en las chimeneas del atardecer;
lluvia en el techo del alba, en la mirada adormecida;
rayas de nieve en la cumbre de la colina, alimentando
el tierno arroyo a la entrada del valle
que reverdece el valle y parte los labios;
el sol, simple como un vecino del campo;
la luna, grandiosa, sin nubes que la adornen

lunes, 26 de octubre de 2015

Melancolía del desaparecer




Y pensar que, después que yo me muera,
aún surgirán mañanas luminosas;
que, bajo un cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
encarnará en la seda de las rosas.
Y pensar que desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida,
y que habrá nuevos cielos de escarlata
bañados por la luz del sol poniente,
y noches llenas de aquella luz de plata
que inundaron mi vieja sementera
cuando aun cantaba Dios bajo mi frente.

Y pensar que no puedo, en mi egoísmo,
llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja;
que he de marchar yo solo hacia el abismo,
y que la Luna brillará lo mismo
y que ya no la veré desde mi caja.

domingo, 25 de octubre de 2015

En tus mejores años





Cuando te veo ahora en tus mejores años
con toda la belleza de una copa de vino,
brillándote en los ojos el deseo y las noches
estrelladas de agosto, imagino ese invierno
en que, vieja y cansada, te entregues al recuerdo.

He querido llegar antes que tú a ese día.
Y revivir los tiempos en que tú levantaste
de esta ruina una casa, plantaste en ella higueras,
y alimentaste fuegos que a todos nos hicieron
imaginar una vida muy lejos de los muertos.

Ya ves que ahora han llegado, siniestros, silenciosos.
Por eso tu poeta ha venido contigo
a recorrer de nuevo nuestras amadas ruinas,
si ayer fue tu risa, hoy será tu silencio,

cuando, vieja y cansada, de nada sirve el sueño.

sábado, 24 de octubre de 2015

Dieppe






Qué haría yo sin este mundo sin rostro sin preguntas
En el que estar no dura sino instantes en el que cada instante
Se vierte en el vacío olvidando haber sido
Sin esta onda en la que al fin
Cuerpo y sombra se sumergen juntos
Qué haría sin el silencio fosa de los murmullos
Jadeando furioso hacia el socorro y el amor
Sin este cielo que se eleva 

Sobre el polvo de grava
Qué haría yo yo haría como ayer como hoy
Mirando por mi tragaluz si no estoy solo
Errando y dando vueltas lejos de toda vida
En un títere espacio
Sin voz entre las voces
Encerradas conmigo.

viernes, 23 de octubre de 2015

...Aquel otro hombre








...
Aquel otro hombre en quien soñé
Patán jactancioso y borracho
Y sin embargo le aludo en la canción;
También él abandonó su papel
En la comedia fortuita;
También él ha sido transformado a su vez,
Mudado radicalmente:
Ha nacido una terrible belleza

miércoles, 21 de octubre de 2015

Pensamientos nocturnos






En ideas amargas, destructoras
De esa tranquilidad que deseamos
Por el postigo obscuro, puerta falsa
De los tiempos que atrás hemos dejado
Cautamente se entra, y prevalido
De la quietud nocturna, a lentos pasos,
Como asesino que a la luz se ofusca,
Domestico ladrón intimidado,
Las estancias discurre que vacías
En busca de placeres que pasaron:
En busca de desdichas propiamente
El tiempo de la noches ha malgastado:
Y ¿qué encontró?… un desierto… un numeroso
Concurso de fantasmas que formaron
Pasadas alegrías… ¡Como lloro
esas grandezas de mi antiguo estado!
¡Como lamento el colmo de placeres
Que en mejor tiempo me lisonjearon!
Tiemblo de haber amado aquellas distracciones.

martes, 20 de octubre de 2015

Un soneto antielectoral





El circo electoral ha comenzado.
Hay títeres, payasos, marionetas,
Bufones de la Corte del pasado
Y artistas en el cambio de chaqueta.
Es época de mítines y fotos;
Al menos mientras dure la campaña,
Que luego, cuando ya se emita el voto,
Saldrán a relucir esas patrañas.
Hay poco domador y mucha fiera,
Y fieras que resultan indomables.
Algún funambulista, que aunque quiera,
Su arte no resulta practicable.
Hoy día no es el circo lo que era,
Pues ya ni se respeta al respetable.

lunes, 19 de octubre de 2015

Goya (El sueño de la razón produce monstruos)






Huye de las celadas de la mente.
Ay de aquel que perdido en laberintos
de su aliento a caducas reflexiones
y pábulo a los monstruos engendrados
por sueños de razón.

Mata el empeño ciego por indagar la sombra,
o ver ascua de nieve en medio de la noche.
Bástete con la muda presencia de lo oscuro
velando tu mirada.

Por lo demás, qué importa
si es la vida quien cruza los umbrales del tiempo
o está inmóvil la vida y el tiempo la traspasa.

La luz de amanecida, que ignora estos asuntos,
no olvida, en cambio, su costumbre, y filtra
su viva impertinencia por entre la persiana.

Así, el tiempo y la vida, de la mano
-con desprecio por todos tus terrores-,
se aprestan a ofrecer un nuevo día:
otro umbral u otra espada entre la niebla.

domingo, 18 de octubre de 2015

Mar gruesa






Todo el país cubierto,
brumas al norte, en las profundidades.
Algún vistazo al norte
en la montaña, al mediodía.
Lluvias en el litoral. En el corazón,
como siempre, mar gruesa.

sábado, 17 de octubre de 2015

El mar llega a mis ojos consolándolos,





El mar llega a mis ojos consolándolos,
pues él me está diciendo que no todo es dolor,

que aquí el mundo aun alienta.

viernes, 16 de octubre de 2015

Poema revolución árabe




Tirano opresivo,
Amante de la oscuridad, enemigo de la vida.
Has ridiculizado los suspiros de la gente débil.
Tu palma está empapada con su sangre.
Deformaste la magia de la existencia
Y plantaste las semillas del dolor en los campos.
Espera. No te dejes engañar por la primavera.
La claridad del cielo o la luz del alba.
ya que en el horizonte
yace el horror de la oscuridad,
el estruendo de la tormenta
y el temible ulular del viento.

Cuidado porque debajo de las cenizas hay fuego.
Y el que hace crecer espinas, come heridas.
Busca allí, he cosechado las cabezas de la humanidad y las flores de la esperanza
Y he regado el corazón de la tierra con sangre
Y la empapé de lágrimas hasta que se quedó ahíta.
El río de sangre te barrerá
Y la ardiente tormenta te devorará.

jueves, 15 de octubre de 2015

Tarde cenicienta y mustia







Es una tarde cenicienta y mustia,
destartalada, como el alma mía;
y es esta vieja angustia
que habita mi usual hipocondría.

La causa de esta angustia no consigo
ni vagamente comprender siquiera;
pero recuerdo y, recordando, digo:
–Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.

Y no es verdad, dolor, yo te conozco,
tú eres nostalgia de la vida buena
y soledad de corazón sombrío,
de barco sin naufragio y sin estrella.

Como perro olvidado que no tiene
huella ni olfato y yerra
por los caminos, sin camino, como
el niño que en la noche de una fiesta
se pierde entre el gentío
y el aire polvoriento y las candelas
chispeantes, atónito, y asombra
su corazón de música y de pena,
así voy yo, borracho melancólico,
guitarrista lunático, poeta,
y pobre hombre en sueños,
siempre buscando a Dios entre la niebla.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Volver a hacer el mundo





Para aquel que no quiere ver
Que las dictaduras, los vértigos, las doctrinas,
Las drogas,
Las orquestas, las herejías, los horizontes
Están cuestionados.
No habría que confundir
El sistema de alcantarillado y el motocultivo
Con el paraíso.
Algunos han resbalado sobre esta viscosa palabra: lujo
Y se han matado.
Hemos advertido el fallecimiento
De un gran número de comerciantes franceses
Que habían querido dejar de pertenecer a
Órdenes contemplativas.
Un ministro negro inaugura el osario:
Con un arrebato cabruno.
Cogió por la cintura a la cantante subvencionada
Que recitaba la oda fúnebre
En un vestido de pana naranja
Con encajes de Irlanda en las mangas,
Y el himno a la producción se le quedó en la garganta.
El combate entre gordos y flacos terminó.
Las masacres entre flacos empiezan.
Un jugador de golf no produce calorías.
Si hay que quitar refinamientos
No se perderá gran cosa.
Muchedumbres cargadas de odio
Paciendo la desconfianza en los pastos de asfalto
Vacilan a la hora de las bebidas heladas,
Sobre un mundo anémico por sangrientas locuras.
Escalas pobres, catálogos de sensualidad,
Ninguna evasión por este lado.
Sin arriesgar encantamientos
Podemos hacer el peritaje de nuestro corazón:
El peso del mundo está mal repartido,
Hay que volver a empezar desde cero,
Hay que volver a empezar desde el nivel de la tierra
Y del mar.
Prestad vuestra ayuda a una obra de caridad:
Hay que volver a hacer el mundo.

martes, 13 de octubre de 2015

Volga




Aunque estés lejos, te contemplo.
Aunque estés lejos, te entregas a mí
En un presente que nada puede destruir.
Rodeas mi vida, eres mi paisaje.
Me envuelves una y otra vez con tu risueña grandeza.
El sol despunta sobre tus altas iglesias,
Asciende sobre tus orillas amplias, infinitas,
Ilumina tus bosques cada mañana.
Cuando vuelva a oscurecer,
El cielo de junio iluminará la noche;
Cuando llegue la madrugada, el agudo graznido
De las gaviotas atravesará la niebla que cubre tus olas…
¡Aunque no hubiera reposado en tus orillas,
No habría dejado de conocer tu grandeza,
Porque la marea de mis sueños
Me lleva hasta tus enormes soledades!

lunes, 12 de octubre de 2015

EL CURA VERDUGO DE OCAÑA







Muy de mañana, aún de noche,
Antes de tocar diana,
Como presagio funesto
Cruzó el patio la sotana.
¡Más negro, más, que la noche
Menos negro que su alma
El cura verdugo de Ocaña!
Llegó al pabellón de celdas,
Allí oímos sus pisadas
Y los cerrojos lanzaron
Agudos gritos de alarma.
“¡Valor, hijos míos,
que así Dios lo manda!”
Cobarde y cínico al tiempo
Tras los civiles se guarda,
¡Más negro, más, que la noche
Menos negro que su alma
El cura verdugo de Ocaña!
Los civiles temblorosos
Les ataron por la espalda
Para no ver aquellos ojos
Que mordían, que abrasaban.
Camino de Yepes van,
Gigantes de un pueblo heroico,
Camino de Yepes van.
Su vida ofrendan a España,
Una canción en los labios
Con la que besan la Patria.
El cura marcha detrás,
Ensuciando la mañana.
¡Más negro, más, que la noche
Menos negro que su alma
El cura verdugo de Ocaña!
Diecisiete disparos
Taladraron la mañana
Y fueron en nuestros pechos
Otras tantas puñaladas.
Los pájaros lugareños
Que sus plumas alisaban,
Se escondieron en los nidos
Suspendiendo su alborada.
La Luna lo veía y se tapaba
Por no fijar su mirada
En el libro, en la cruz
Y en la “star” ya descargada.
¡Más negro, más, que la noche
Menos negro que su alma
El cura verdugo de Ocaña!

domingo, 11 de octubre de 2015

El lagarto está llorando.





El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay, cómo lloran y lloran,
¡ay! ¡ay! cómo están llorando!

sábado, 10 de octubre de 2015

A veces





Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
¡no pasa nada!
Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
“Lo digo y no me corro”.
Pero él disimulaba

viernes, 9 de octubre de 2015

Que lástima





¡Que lástima
que yo no pueda cantar a la usanza
de este tiempo lo mismo que los poetas de hoy cantan!
¡Que lástima
que yo no pueda entonar con una voz engolada
esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Que lástima
que yo no tenga una patria!
Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa
desde una tierra a otra tierra, desde una raza
a otra raza,
como pasan
esas tormentas de estío desde esta a aquella comarca.
¡Que lástima
que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!
Debí nacer en la entraña
de la estepa castellana
y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada:
pase los dias azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombria, en la Montaña.
despues… ya no he vuelto a echar el ancla,
y ninguna de estas tierras me levanta
ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo rio que pasa
rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
¡Que lástima que yo no tenga una casa!
Una casa solariega y blasonada,
una casa
en que guardara.
a mas de otras cosas raras,
un sillon viejo de cuero, una mesa apolillada
y el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla.
¡Que lastima
que yo no tenga un abuelo que ganara
una batalla,
retratado con una mano cruzada
en el pecho, y la otra mano en el puño de la espada!
Y, ¡que lastima
que yo no tenga siquiera una espada!
Porque…, ¿que voy a cantar si no tengo ni una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillon viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?
!Que voy a cantar si soy un paria que apenas tiene una capa!
Sin embargo…
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa
en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo tambien. Y todo mi ajuar se halla
en una sala
muy amplia
y muy blanca
que esta en la parte mas baja
y mas fresca de la casa.
Tiene una luz muy clara
esta sala
tan amplia
y tan blanca…
Una luz muy clara
que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana
vengo todas las mañanas.
Aqui me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas
leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
la gente al traves de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
cuando pasan
ese pastor que va detras de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias de Pastrana
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
!Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana
siempre y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
!Que gracia
tiene su cara
en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata¡
Yo me rio mucho mirandola
y la digo que es una niña muy guapa…
Ella entonces me llama ¡tonto!. y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa
por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de muy mala gana,
ni se para
en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un dia se puso mala,
muy mala
y otro dia doblaron por ella a muerto las campanas.
Y en una tarde muy clara,
por esta calle tan ancha,
al traves de la ventana,
vi como se la llevaban
en una caja muy blanca…
En una caja
muy blanca
que tenia un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veia la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana…
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda slempre el cristalito de
tan blanca.
Todo el ritmo de la vida pasa
por este cristal de mi ventana…
Y la muerte tambien pasa!
!Que lástima
que no pudiendo cantar otras hazañas,
porque no tengo una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada,
y soy un paria
que apenas tiene una capa…
venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!