viernes, 30 de septiembre de 2011

Oda a Walt Whitman



Por el East River y el Bronx
los muchachos cantaban enseñando sus cinturas,
con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo.
Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas
y los niños dibujaban escaleras y perspectivas.

Pero ninguno se dormía,
ninguno quería ser el río,
ninguno amaba las hojas grandes,
ninguno la lengua azul de la playa.

Por el East River y el Queensborough
los muchachos luchaban con la industria,
y los judíos vendían al fauno del río
la rosa de la circuncisión
y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados
manadas de bisontes empujadas por el viento.

Pero ninguno se detenía,
ninguno quería ser nube,
ninguno buscaba los helechos
ni la rueda amarilla del tamboril.

Cuando la luna salga
las poleas rodarán para tumbar el cielo;
un límite de agujas cercará la memoria
y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan.

Nueva York de cieno,
Nueva York de alambres y de muerte.
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?
¿Quién el sueño terrible de sus anémonas manchadas?

Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
enemigo del sátiro,
enemigo de la vid
y amante de los cuerpos bajo la burda tela.
Ni un solo momento, hermosura viril
que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,
soñabas ser un río y dormir como un río
con aquel camarada que pondría en tu pecho
un pequeño dolor de ignorante leopardo.

Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho,
hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman,
porque por las azoteas,
agrupados en los bares,
saliendo en racimos de las alcantarillas,
temblando entre las piernas de los chauffeurs
o girando en las plataformas del ajenjo,
los maricas, Walt Whitman, te soñaban.

¡También ese! ¡También! Y se despeñan
sobre tu barba luminosa y casta,
rubios del norte, negros de la arena,
muchedumbres de gritos y ademanes,
como gatos y como las serpientes,
los maricas, Walt Whitman, los maricas
turbios de lágrimas, carne para fusta,
bota o mordisco de los domadores.

¡También ése! ¡También! Dedos teñidos
apuntan a la orilla de tu sueño
cuando el amigo come tu manzana
con un leve sabor de gasolina
y el sol canta por los ombligos
de los muchachos que juegan bajo los puentes.

Pero tú no buscabas los ojos arañados,
ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños,
ni la saliva helada,
ni las curvas heridas como panza de sapo
que llevan los maricas en coches y terrazas
mientras la luna los azota por las esquinas del terror.

Tú buscabas un desnudo que fuera como un río,
toro y sueño que junte la rueda con el alga,
padre de tu agonía, camelia de tu muerte,
y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.

Porque es justo que el hombre no busque su deleite
en la selva de sangre de la mañana próxima.
El cielo tiene playas donde evitar la vida
y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.

Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.
Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía.
Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades,
la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises,
los ricos dan a sus queridas
pequeños moribundos iluminados,
y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.

Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo
por vena de coral o celeste desnudo.
Mañana los amores serán rocas y el Tiempo
una brisa que viene dormida por las ramas.

Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman,
contra el niño que escribe
nombre de niña en su almohada,
ni contra el muchacho que se viste de novia
en la oscuridad del ropero,
ni contra los solitarios de los casinos
que beben con asco el agua de la prostitución,
ni contra los hombres de mirada verde
que aman al hombre y queman sus labios en silencio.
Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades,
de carne tumefacta y pensamiento inmundo,
madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño
del Amor que reparte coronas de alegría.

Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos
gotas de sucia muerte con amargo veneno.
Contra vosotros siempre,
Faeries de Norteamérica,
Pájaros de la Habana,
Jotos de Méjico,
Sarasas de Cádiz,
Apios de Sevilla,
Cancos de Madrid,
Floras de Alicante,
Adelaidas de Portugal.

¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!
Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,
abiertos en las plazas con fiebre de abanico
o emboscadas en yertos paisajes de cicuta.

¡No haya cuartel! La muerte
mana de vuestros ojos
y agrupa flores grises en la orilla del cieno.
¡No haya cuartel! ¡Alerta!
Que los confundidos, los puros,
los clásicos, los señalados, los suplicantes
os cierren las puertas de la bacanal.

Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson
con la barba hacia el polo y las manos abiertas.
Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando
camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.
Duerme, no queda nada.
Una danza de muros agita las praderas
y América se anega de máquinas y llanto.
Quiero que el aire fuerte de la noche más honda
quite flores y letras del arco donde duermes
y un niño negro anuncie a los blancos del oro
la llegada del reino de la espiga.

jueves, 29 de septiembre de 2011

No corras, ve despacio


¡No corras, ve despacio,
que adonde tienes que ir es a ti solo!
¡Ve despacio, no corras,
que el niño de tu yo, recién nacido
eterno,
no te puede seguir!

Juan Ramón Jiménez (Eternidades, 1918)

miércoles, 28 de septiembre de 2011

ARTE POÉTICA



Poesía
Perdóname por haberte ayudado a comprender
que no estás hecha sólo de palabras.
Poemas clandestinos, 1981.

martes, 27 de septiembre de 2011

POEMA DEL OTOÑO



    DEDICATORIA
A Mariano Miguel de Val





Tú, que estás la barba en la mano
meditabundo,
¿has dejado pasar, hermano,
la flor del mundo?
Te lamentas de los ayeres
con quejas vanas:
¡aún hay promesas de placeres
en los mañanas!
Aún puedes casar la olorosa
rosa y el lis,
y hay mirtos para tu orgullosa
cabeza gris.
El alma ahíta cruel inmola
lo que la alegra,
como Zingua, reina de Angola,
lúbrica negra.
Tú has gozado de la hora amable,
y oyes después
la imprecación del formidable
Eclesiastés.
El domingo de amor te hechiza;
mas mira cómo
llega el miércoles de ceniza;
Memento, homo...
Por eso hacia el florido monte
las almas van,
y se explican Anacreonte
y Omar Kayam.
Huyendo del mal, de improviso
se entra en el mal,
por la puerta del paraíso
artificial.
Y no obstante la vida es bella,
por poseer
la perla, la rosa, la estrella
y la mujer.
Lucifer brilla. Canta el ronco
mar. Y se pierde
Silvano, oculto tras el tronco
del haya verde.
Y sentimos la vida pura,
clara, real,
cuando la envuelve la dulzura
primaveral.
¿Para qué las envidias viles
y las injurias,
cuando retuercen sus reptiles
pálidas furias?
¿Para qué los odios funestos
de los ingratos?
¿Para qué los lívidos gestos
de los Pilatos?
¡Si lo terreno acaba, en suma,
cielo e infierno,
y nuestras vidas son la espuma
de un mar eterno!
Lavemos bien de nuestra veste
la amarga prosa;
soñemos en una celeste
mística rosa.
Cojamos la flor del instante;
¡la melodía
de la mágica alondra cante
la miel del día!
Amor a su fiesta convida
y nos corona.
Todos tenemos en la vida
nuestra Verona.
Aun en la hora crepuscular
canta una voz:
«Ruth, risueña, viene a espigar
para Booz!»
Mas coged la flor del instante,
cuando en Oriente
nace el alba para el fragante
adolescente.
¡Oh! Niño que con Eros juegas,
niños lozanos,
danzad como las ninfas griegas
y los silvanos.
El viejo tiempo todo roe
y va de prisa;
sabed vencerle, Cintia, Cloe
y Cidalisa.
Trocad por rosas azahares,
que suena el son
de aquel Cantar de los Cantares
de Salomón.
Príapo vela en los jardines
que Cipris huella;
Hécate hace aullar a los mastines;
mas Diana es bella;
y apenas envuelta en los velos
de la ilusión,
baja a los bosques de los cielos
por Endimión.
¡Adolescencia! Amor te dora
con su virtud;
goza del beso de la aurora,
¡oh juventud!
¡Desventurado el que ha cogido
tarde la flor!
Y ¡ay de aquel que nunca ha sabido
lo que es amor!
Yo he visto en tierra tropical
la sangre arder,
como en un cáliz de cristal,
en la mujer
Y en todas partes la que ama
y se consume
como una flor hecha de llama
y de perfume.
Abrasaos en esa llama
y respirad
ese perfume que embalsama
la Humanidad.
Gozad de la carne, ese bien
que hoy nos hechiza,
y después se tornará en
polvo y ceniza.
Gozad del sol, de la pagana
luz de sus fuegos;
gozad del sol, porque mañana
estaréis ciegos.
Gozad de la dulce armonía
que a Apolo invoca;
gozad del canto, porque un día
no tendréis boca.
Gozad de la tierra que un
bien cierto encierra;
gozad, porque no estáis aún
bajo la tierra.
Apartad el temor que os hiela
y que os restringe;
la paloma de Venus vuela
sobre la Esfinge.
Aún vencen muerte, tiempo y hado
las amorosas;
en las tumbas se han encontrado
mirtos y rosas.
Aún Anadiódema en sus lidias
nos da su ayuda;
aún resurge en la obra de Fidias
Friné desnuda.
Vive el bíblico Adán robusto,
de sangre humana,
y aún siente nuestra lengua el gusto
de la manzana.
Y hace de este globo viviente
fuerza y acción
la universal y omnipotente
fecundación.
El corazón del cielo late
por la victoria
de este vivir, que es un combate
y es una gloria.
Pues aunque hay pena y nos agravia
el sino adverso,
en nosotros corre la savia
del universo.
Nuestro cráneo guarda el vibrar
de tierra y sol,
como el ruido de la mar
el caracol.
La sal del mar en nuestras venas
va a borbotones;
tenemos sangre de sirenas
y de tritones.
A nosotros encinas, lauros,
frondas espesas;
tenemos carne de centauros
y satiresas.
En nosotros la vida vierte
fuerza y calor.
¡Vamos al reino de la Muerte
por el camino del Amor!

lunes, 26 de septiembre de 2011

Otoño



En llamas, en otoños incendiados, 
arde a veces mi corazón, 
puro y solo. El viento lo despierta, 
toca su centro y lo suspende 
en luz que sonríe para nadie: 
¡cuánta belleza suelta! 

Busco unas manos, 
una presencia, un cuerpo, 
lo que rompe los muros 
y hace nacer las formas embriagadas, 
un roce, un son, un giro, un ala apenas; 
busco dentro mí, 
huesos, violines intocados, 
vértebras delicadas y sombrías, 
labios que sueñan labios, 
manos que sueñan pájaros... 

Y algo que no se sabe y dice «nunca» 
cae del cielo, 
de ti, mi Dios y mi adversario.

domingo, 25 de septiembre de 2011

EL NIÑO YUNTERO



CARNE DE YUGO, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
resuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.

sábado, 24 de septiembre de 2011

LA CANCIÓN DEL PRESENTE


No sé odiar, ni amar tampoco.
Y en mi vida inconsecuente,
amo, a veces, como un loco
u odio de un modo insolente.
Pero siempre dura poco
Lo que quiero y lo que no…
¡Qué sé yo!
Ni me importa…
Alegre es la vida y corta,
Pasajera.
Y es absurdo,
y es antipático y zurdo
complicarla
con un ansia de verdad
duradera
y expectante.
¿Luego?... ¡Ya!
La verdad será cualquiera.
Lo precioso es el instante
que se va.


Manuel Machado

viernes, 23 de septiembre de 2011

Si todos los políticos





"Si todos los políticos
se hicieran pacifistas
vendría la paz."
"Que no vuelva a haber otra guerra,
pero si la hubiera
¡Que todos los soldados
se declaren en huelga".
"La libertad no es tener un buen amo,
sino no tener ninguno."
"Mi partido es la Paz.
Y
o soy su líder.

No pido votos,
pìdo botas para los descalzos
-que todavía hay muchos-"

GLORIA FUERTES

jueves, 22 de septiembre de 2011

Coplas de Manrique (inglés)




Our lives are rivers, gliding free
To that unfathomed, boundless sea,
The silent grave!
Thither all earthly pomp and boast
Roll, to be swallowed up and lost
In one dark wave

Jorge Manrique (Longfellow trad.)

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Del Rey Lear









Ten siempre más de lo que aparentes.
Habla menos de lo que sabes.
Presta menos de lo que posees.
Ve mejor a caballo que a pie.
Aprende más de lo que crees.
Apuesta menos de lo que juegues.
Deja tu bebida y tu puta.
Y estate dentro de la casa.
Y tendrás seguramente
más de dos docenas sobre veinte.


El bufón....

martes, 20 de septiembre de 2011

Los años

                                         A Vicente Aleixandre





Hermoso es morir joven
y dejar el recuerdo de la piel no tocada
por agravios del tiempo:
pero lo es más haber vivido mucho
y haber hecho que el cuerpo se fatigue
de amor y de labor. Es muy hermoso
incorporarse al coro con voz nueva,
destemplar el unísono con un grito de júbilo
para sellar los labios
después: pero es más bello
que los años trabajen la palabra y el canto
fundidos, de manera que una nueva armonía
se logre en el conjunto, desconocida antes.


Feliz aquél que puede las causas de las cosas
adivinar temprano,mas el que se retarda
adrede, no queriendo que nada se le esconda,
llega más lejos: día
tras día desenvuelve
un camino que otros ya encontrarán pisado
y transitable.


             Hermoso
es aprender, rozar lo no sabido,
descerrajar las puertas, rasgar túnicas, velos,
impedir que se queden los damascos
colgados de doradas galerías
llenas de polvo, pero el mayor premio
para el hombre que vive y dice y ama
es lograr el lenguaje
con el que los balcones, definitivamente
abiertos, comunican
su saber soleado a las estancias;
sacar del negro engaño a la tiniebla,
y a la misma penumbra de sus grises cenizas;
en la piel de las cosas
acomodar la luz, como quien créese
divino y con la fuerza
de la garganta hace que se levante un mundo
resistente a los años.

(Alfonso Canales. El puerto.Granada, Colección Rusadir, 1979)

lunes, 19 de septiembre de 2011

Certificado de existencia






Ah ¿quién me salvara de existir?
Fernando Pessoa

Dijo el fulano presuntuoso /
hoy en el consulado
obtuve el habitual
certificado de existencia

consta aquí que estoy vivo
de manera que basta de calumnias

este papel soberbio / irrefutable
atestigua que existo

si me enfrento al espejo
y mi rostro no está
aguantaré sereno
despejado

¿no llevo acaso en la cartera
mi recién adquirido
mi flamante
certificado de existencia?

vivir / después de todo
no es tan fundamental
lo importante es que alguien
debidamente autorizado
certifique que uno
probadamente existe

cuando abro el diario y leo
mi propia necrológica
me apena que no sepan
qu estoy en condiciones
de mostrar dondequiera
y a quien sea
un vigente prolijo y minucioso
certificado de existencia

existo
luego pienso

¿cuántos zutanos andan por la calle
creyendo que están vivos
cuando en rigor carecen del genuino
irremplazable
soberano
certificado de existencia?

domingo, 18 de septiembre de 2011

Otras canciones a Guiomar



II

Todo amor es fantasía;
él inventa el año, el día,
la hora y su melodía;
inventa el amante y, más,
la amada. No prueba nada,
contra el amor, que la amada
no haya existido jamás.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Poema de mi abuela





A mis nietos

!Oh!, niñas, niños, tan queridos,
de dulces ojos y mirar hermosos,
no pidáis a vuestra España libre,
que vuelva el rayo a desolar los campos.

Reír, con la risa de los niños,
de vuestra España sentirse orgullosos,
Amar el bosque y la montaña,
y mirarse en el espejo de los lagos.

Amar el cielo limpio de azul claro
y grabar en vuestra mente de memoria,
que las guerras son crímenes,
horrendos en la Historia.


Fuensanta Orti Molinello.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Ya hay un español que quiere





Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.

Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.




jueves, 15 de septiembre de 2011

Una querencia tengo por tu acento


Una querencia tengo por tu acento,

una apetencia por tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.

Paciencia necesita mi tormento,
urgencia de tu garza galanía,
tu clemencia solar mi helado día,
tu asistencia la herida en que lo cuento.

¡Ay querencia, dolencia y apetencia!:
tus sustanciales besos, mi sustento,
me faltan y me muero sobre mayo.

Quiero que vengas, flor, desde tu ausencia.
a serenar la sien del pensamiento
que desahoga en mí su eterno rayo. 



MIGUEL HERNÁNDEZ

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Quiero contarte cosas que me pasan





Quiero contarte cosas que me pasan.
Cuando digo me pasan tiemblo, Rosa,
porque «me pasan» dice muchas cosas.

Esto de las palabras, Rosa, siempre
induce a confusión. Hablo, tropiezo,
caigo, me repongo, vuelvo a caer.

Hablar, Rosa, es darse trompicones
de palabra en palabra. La lengua dice
cosas que no quisiera, a tientas anda.

¿No ves, Rosa, que hablando, como hablo,
caigo en lo mismo y a lo mismo vuelvo?

Cosas que pasan. Te diré que anoche
ardieron los rastrojos, una hermosura
de fuego que en festones se corría
de gozo, dando saltos, crepitando,
la llama daba brincos, le ponía
un rostro diferente a los contornos,
sorprendida la noche en sus silencios
por la herida que abría en sus costados
la navaja de las llamas alegres.

Era una fiesta de purificación.

José Antonio Muñoz Rojas

martes, 13 de septiembre de 2011

Como el toro he nacido para el luto




Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.

Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.

Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Variaciones sobre la rosa




I

En un jardín por ti un joven llora
o quizás en una fábula. Le herías,
rosa, sus dedos torpes. Y otro día
vives así, sobre tu arbusto verde.

Otro seca sus lágrimas, y él pierde
en breve la ocasión y la memoria.
!Oh enemigo por siempre de tu gloria,
no lo encuentre el engaño de una aurora!

II

Muchos son los colores con que cambia
tu encanto el arte o la naturaleza.
En mí, como es turquesa el mar, existes
por la idea a que te uno, sólo roja.

III

Cauta tus tallos recortaba. Triste
me sonrió, y a mi primer regalo.
Dos manos lo ajustaban a su seno.
Me fui lejos, abandoné aquel seno.
Erré, como es humana condición.
Me superó la vida, la vencí
en parte; al corazón no tanto.
                             Aún
me canta el ruiseñor y ha florecido
una rosa entre espinas.

domingo, 11 de septiembre de 2011

EL VERSO LLEGA DE LA NOCHE



En la ciudad de bruma la fiesta
De las noches es un bosque
De cabelleras oscuras y de estrellas.
Turbándome con sus pálidos dedos de rocío
Copio entre los amantes sorpresivas palabras,
Su silencio enloquece las plazas solitarias,
Las calles, los ámbitos callados
Por donde pasa el aire misterioso de siempre.
Es el rumor, las alas
Como al anochecer la sombra
De una cabellera en las manos.
Es el rumor vagando entre vientos,
Entre lúgubres vientos
En que sollozan luces
Y espejos de la ciudad nocturna.
Es el rumor, las sílabas
Que nacen y llevan una canción
Al corazón que sueña,
Una canción, las sílabas
Creciendo en medio de la niebla
O tal flor desnuda bajo la lluvia.
(Nunca hemos amado tanto, nadie
Sabrá decir que hemos amado tanto
En una noche.
En nuestro corazón resuenan los horizontes
Y resuena también la vecindad de la tierra.)
El verso silencioso fue en la noche,
El verso claro fue el instinto
Bajo ruda corteza o piel amarga.
El verso, palabras ceñían los cuerpos
Delgados de las mujeres,
Sus claros cuerpos bajo la luna
Suspendidos en la música,
Sílabas ceñían sus cuerpos
Como voces ardientes, como llamas.
En un árbol de lluvia que gime al viento
Sus canciones,
Sube la sangre en río sollozando ligera
Y soporto encendida la tristeza de un grito
Largamente tendido en medio de la noche.
De la noche sedienta, de la innúmera noche,
De la noche que guarda
Los deseos como sombras,
De las dolorosas, mudas sombras amadas,
Sombras de los deseos,
Sombras de un antiguo amargo silencio.
Amargo, sí, errante silencio en que no queda
Sino el poema en la noche,
Como recuerdo herido por el filo de un beso.
Nocturnos y otros sueños, 1949.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Cuando me paro a contemplar mi estado

















Cuando me paro a contemplar mi estado,
y a ver los pasos por do me han traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado.


Garcilaso

viernes, 9 de septiembre de 2011

LA ROSA NECESARIA



La rosa no,
la rosa sólo
para ser entregada.


La rosa que se aísla
en una mano, no;
la rosa
connatural al aire
que es de todos.

La rosa no,
ni la palabra sola.

La rosa que se da
de mano en mano,
que es necesario dar,
la rosa necesaria.

La compartida así,
la convivida,
la que no debe ser
salvada de la muerte,
la que debe morir
para ser nuestra,
para ser cierta.

Plaza,
estancia, casa
del hombre,
palabra natural,
habitada y usada
como el aire del mundo.

José Ángel Valente. " A MODO DE ESPERANZA

jueves, 8 de septiembre de 2011

Isla ignorada (fragmento)




Soy como esa isla que ignorada
ate acunada por árboles jugosos
- en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de NADA,
sola solo-.

Hay aves en mi isla relucientes
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
y venenosas flores.

Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.

Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan sólo un pequeño pedazo de carbón!

Los árboles del bosque de mi isla
sois vosotros, mis versos.

¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene del mar que me rodea