miércoles, 29 de febrero de 2012





Y soñé que era un árbol 
y que todas mis ramas 
se cubrían de hojas 
y me amaban los pájaros 
y me amaban también 
los forasteros 
que buscaban mi sombra 
y yo también amaba 
mi follaje 
y el viento me amaba 
y los milanos 
pero un día 
empezaron las hojas 
a pesarme 
a cubrirme las tardes 
a opacarme la luz 
de las estrellas. 
Toda mi savia 
se diluía 
en el bello ropaje 
verdinegro 
y oía quejarse a mi raíz 
y padecía el tronco 
y empecé a despojarme 
a sacudirme 
era preciso despojarme 
de todo ese derroche 
de hojas verdes. 
Empecé a sacudirme 
y las hojas caían. 
Otra vez con más fuerza 
y junto con las hojas que importaban apenas 
caía una que yo amaba: 
un hermano 
un amigo 
y cayeron también 
sobre la tierra 
todas mis ilusiones 
más queridas 
y cayeron mis dioses 
y cayeron mis duendes 
se iban encogiendo 
se arrugaban 
se volvían de pronto 
amarillentos. 
Apenas unas hojas 
me quedaron: 
cuatro o cinco 
a lo sumo 
quizá menos 
y volví a sacudirme 
con más saña 
y esas no cayeron. 
Como hélices de acero 
resistían.

martes, 28 de febrero de 2012

Curriculum

Barceló

El cuento es muy sencillo 
usted nace 
contempla atribulado 
el rojo azul del cielo 
el pájaro que emigra 
el torpe escarabajo 
que su zapato aplastará 
valiente 

usted sufre 
reclama por comida 
y por costumbre 
por obligación 
llora limpio de culpas 
extenuado 
hasta que el sueño lo descalifica 

usted ama 
se transfigura y ama 
por una eternidad tan provisoria 
que hasta el orgullo se le vuelve tierno 
y el corazón profético 
se convierte en escombros 

usted aprende 
y usa lo aprendido 
para volverse lentamente sabio 
para saber que al fin el mundo es esto 
en su mejor momento una nostalgia 
en su peor momento un desamparo 
y siempre siempre 
un lío 

entonces 
usted muere.

lunes, 27 de febrero de 2012

A Juan Belmonte




Yo canto al varón pleno,
Al triunfador del mundo y de sí mismo
Que al borde −un día y otro− del abismo
Supo asomarse impávido y sereno.
Canto sus cicatrices
Y el rubricar del caracol centauro
Humillando a rejones las cervices
De la hidra de Tauro.
Canto la madurez acrisolada
Del fundador del hierro y del cortijo.
Canto un nombre, una gloria y una espada
Y la heredad de un hijo.
Yo canto a Juan Belmonte y sus corceles
Galopando con toros andaluces
Hacia los olivares quietos, fieles,
Y –plata de las tardes de laureles−
Canto un traje –bucólico− de luces.

domingo, 26 de febrero de 2012

Vida inquieta, frenesí...








«Vida inquieta, frenesí
de la ambición desmedida...
¡Qué mal comprende la vida
el que la comprende así!»

sábado, 25 de febrero de 2012

Esperanza



¿Quién dijo que se agotan la curva el oro el deseo
el legítimo sonido de la luna sobre el mármol
y el perfecto plisado de los élitros
del cine cuando ejerce su tierno protectorado?

Registrad mi bolsillo
Encontraréis en él plumas en virtud de pájaro
migas en busca de pan dioses apolillados
palabras de amor eterno sin
carta de aterrizaje
y la escondida senda de las olas.

viernes, 24 de febrero de 2012

El cómplice



Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.
Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
Me engañan y yo debo ser la mentira.
Me incendian y yo debo ser el infierno.
Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.
Mi alimento es todas las cosas.
El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.
Debo justificar lo que me hiere.
No importa mi ventura o mi desventura.
Soy el poeta.

jueves, 23 de febrero de 2012

Pensarte es tenerte



¡Cómo me dejas que te piense!
Pensar en ti no lo hago solo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.
Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia,
y más que consentir, más que entregarte,
me ayudas, vienes hasta mí, me enseñas
recuerdos en escorzo, me haces señas
con las delicias, vivas, del pasado,
invitándome.
Me dices desde allá
que hagamos lo que quiero
-unirnos- al pensarte,
y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo solo.
Pedro Salinas

miércoles, 22 de febrero de 2012

A cierta Isla

Damien Hirst
























¿Cómo invocarte, delicada Inglaterra?
Es evidente que no debo ensayar
la pompa y el estrépito de la oda,
ajena a tu pudor.
No hablaré de tus mares, que son el Mar,
ni del imperio que te impuso, isla íntima,
el desafío de los otros.
Mencionaré en voz baja unos símbolos:
Alicia, que fue un sueño del Rey Rojo,
que fue un sueño de Carroll, hoy un sueño,
el sabor del té y de los dulces,
un laberinto en el jardín,
un reloj de sol,
un hombre que extraña (y que a nadie dice que extraña)
el Oriente y las soledades glaciales
que Coleridge no vio
y que cifró en palabras precisas,
el ruido de la lluvia, que no cambia,
la nieve en la mejilla,
la sombra de la estatua de Samuel Johnson,
el eco de un laúd que perdura
aunque ya nadie pueda oírlo,
el cristal de un espejo que ha reflejado
la mirada ciega de Milton,
la constante vigilia de una brújula,
el Libro de los Mártires,
la crónica de oscuras generaciones
en las últimas páginas de una Biblia,
el polvo bajo el mármol,
el sigilo del alba.
Aquí estamos los dos, isla secreta.
Nadie nos oye.
Entre los dos crepúsculos
compartiremos en silencio cosas queridas.

martes, 21 de febrero de 2012

¿Crees que esta esquina...


¿Crees que esta esquina de la vendedora de guayabas
donde vos me encontraste con terror y con júbilo
aunque sólo demostraste palidez y silencio)
la borrarán Los Angeles, Les Champs-Elysees?

lunes, 20 de febrero de 2012

LAS MUJERES DE ROMERO DE TORRES


Rico pan de esta carne morena, moldeada
en un aire caricia de suspiro y aroma...
Sirena encantadora y amante fascinada,
los cuellos enarcados, de sierpe o de paloma...

Vuestros nombres, de menta y de ilusión sabemos:
Carmen, Lola, Rosario... Evocación del goce,
Adela... Las Mujeres que todos conocemos,
que todos conocemos ¡y nadie las conoce!

Naranjos, limoneros, jardines, olivares,
lujuria de la tierra, divina y sensüal,
que vigila la augusta presencia del ciprés.

En este fondo, esencia de flores y cantares,
os fijó para siempre el pincel inmortal
de nuestro inenarrable Leonardo cordobés.

domingo, 19 de febrero de 2012

No te pongas bravo, poeta...




La vida paga sus cuentas con tu sangre
y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.

Cógele el cuello de una vez, desnúdala,
túmbala y haz de ella tu pelea de fuego,
rellénale la tripa majestuosa, préñala,
ponla a parir cien años por el corazón.

Pero con lindo modo, hermano,
con un gesto propicio a la melancolía.

sábado, 18 de febrero de 2012

Popularidad



Sin haberle pedido permiso sale en la foto
y está ahí,
mirando de frente a quien quiera verle,
es noticia,
a lo largo del día
le pintarrajean.

viernes, 17 de febrero de 2012

Biografía





De tanto evocar el pasado perdiste el presente.
El que se fue, fue alguien.
Nadie el que regresó. 
Nada te pertenece. Nada te ata.
¿Quién habrá de devolverte lo perdido?
A la zozobra tienes por identidad.
Sobreviviente de una patria extinta, eres de los 
que vuelven rindiendo testimonio del fracaso,
del que estuvo por último al comienzo de todo.


(De: La certeza de la duda)

jueves, 16 de febrero de 2012

Preciosa y el aire


Su luna de pergamino 
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.
          *
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira la niña tocando
una dulce gaita ausente.
Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.
          *
Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por dónde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.
          *
Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.
Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.
El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.
Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, muerde.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Poema 203

Agustín Ubeda


Reaparecen las grises cenizas de todo aquello que fuiste,
vestidas a tientas han sentido el temor de la soledad…
No escuches a la insoportable angustia de tu propia ausencia…
…háblale de la muerte, de la noche, de los misterios…
-razónale todos los olvidos, y los desprecios-
arguméntale la nada y las torpes heridas del fracaso.
Aprópiate hoy de sus sentidos y permite que viaje -desnuda- por encima del mundo,
despreocúpate de los resultados y nárrale ahora la necesaria historia del bien y el mal,
perdida tu pasión por salvarla recupera para ella la ilusión de la niñez y sus disturbios.
Cuando el nacimiento llega triste, desalentado y solo… -cuando se derrumban todos los castillos-
cuando las promesas arden en el fuego de lo imposible y el silencio resurge del eterno silencio…
Cuando alguien siembra la semilla de la esperanza… es porque el amor aún no ha muerto.

martes, 14 de febrero de 2012

Guerra y paz


experimentar
auténtico dolor
es
algo
duro
sobre lo que escribir,
imposible
de entender
mientras
estás en sus garras;
estás
acojonado
a no poder
más,
no puedes
quedarte quieto,
moverte
ni siquiera
volverte
loco
como es debido.

y luego
cuando
por fin
recuperas
el aplomo
y eres
capaz de
evaluar
la
experiencia
es casi como
si le
hubiera ocurrido
a
otra
persona

porque
fíjate en
ti
ahora:

tranquilo
indiferente

limpiándote
las uñas

pongamos por caso

buscando
sellos
en
un
cajón
embetunándote
los
zapatos
o
pagando
una
factura
de la luz.

la vida es
y no es
un
dulce
coñazo.

lunes, 13 de febrero de 2012

Los justos



Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

domingo, 12 de febrero de 2012

El ingenuo



Cada aurora (nos dicen) maquina maravillas
Capaces de torcer la más terca fortuna;
Hay pisadas humanas que han medido la luna
Y el insomnio devasta los años y las millas.
En el azul acechan públicas pesadillas
que entenebran el día. No hay en el orbe una
Cosa que no sea otra, o contraria, o ninguna.
A mí sólo me inquietan las sorpresas sencillas.
Me asombra que una llave pueda abrir una puerta,
Me asombra que mi mano sea una cosa cierta,
Me asombra que del griego la eleática saeta
Instantánea no alcance la inalcanzable meta,
Me asombra que la espada cruel pueda ser hermosa,
Y que la rosa tenga el olor de la rosa.

sábado, 11 de febrero de 2012

Sol y carne

Rodin


¡Si volviera el tiempo, el tiempo que fue!
Porque el hombre ha terminado, el hombre
         representó ya todos sus papeles.
En el gran día, fatigado de romper los ídolos,
resucitará, libre de todos sus dioses,
y, como es del cielo, escrutará los cielos.
El ideal, el pensamiento invencible, eterno,
todo el dios que vive bajo su arcilla carnal
se alzará, se alzará, arderá bajo su frente.
Y cuando le veas sondear el inmenso horizonte,
vencedor de los viejos yugos, libre de todo miedo,
te acercarás a darle la santa redención.
Espléndida, radiante, del seno de los mares,
tú surgirás, derramando sobre el Universo
con sonrisa infinita el amor infinito,
el mundo vibrará como una inmensa lira
bajo el estremecimiento de un beso inmenso...

El mundo tiene sed de amor: tú la apaciguarás,
¡oh esplendor de la carne! , ¡oh esplendor ideal
¡Oh renuevo de amor, triunfal aurora
en la que doblegando a sus pies los dioses y los héroes,
la blanca Calpigia y el pequeño Eros cubiertos con
                                                     nieve de las rosas
las mujeres y las flores su bellos pies cerrados!

viernes, 10 de febrero de 2012

Corriendo van por la vega

Ulibin






Corriendo van por la vega
a las puertas de Granada
hasta cuarenta gomeles
y el capitán que los manda.
Al entrar en la ciudad,
parando su yegua blanca,
le dijo éste a una mujer
que entre sus brazos lloraba:
«Enjuga el llanto, cristiana
no me atormentes así,
que tengo yo, mi sultana,
un nuevo Edén para ti.
Tengo un palacio en Granada,
tengo jardines y flores,
tengo una fuente dorada
con más de cien surtidores,
y en la vega del Genil
tengo parda fortaleza,
que será reina entre mil
cuando encierre tu belleza.
Y sobre toda una orilla
extiendo mi señorío;
ni en Córdoba ni en Sevilla
hay un parque como el mio.
Allí la altiva palmera
y el encendido granado,
junto a la frondosa higuera,
cubren el valle y collado.
Allí el robusto nogal,
allí el nópalo amarillo,
allí el sombrío moral
crecen al pie del castillo.
Y olmos tengo en mi alameda
que hasta el cielo se levantan
y en redes de plata y seda
tengo pájaros que cantan.
Y tú mi sultana eres,
que desiertos mis salones
están, mi harén sin mujeres,
mis oídos sin canciones.
Yo te daré terciopelos
y perfumes orientales;
de Grecia te traeré velos
y de Cachemira chales.
Y te dará blancas plumas
para que adornes tu frente,
más blanca que las espumas
de nuestros mares de Oriente.
Y perlas para el cabello,
y baños para el calor,
y collares para el cuello;
para los labios... ¡amor!»
«¿Qué me valen tus riquezas
-respondióle la cristiana-,
si me quitas a mi padre,
mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme, moro
a mi padre y a mi patria,
que mis torres de León
valen más que tu Granada.»
Escuchóla en paz el moro,
y manoseando su barba,
dijo como quien medita,
en la mejilla una lágrima:
«Si tus castillos mejores
que nuestros jardines son,
y son más bellas tus flores,
por ser tuyas, en León,
y tú diste tus amores
a alguno de tus guerreros,
hurí del Edén, no llores;
vete con tus caballeros.»
Y dándole su caballo
y la mitad de su guardia,
el capitán de los moros
volvió en silencio la espalda.

Jose Zorrilla