sábado, 31 de diciembre de 2011

Denso, denso.




Mira, amigo: cuando libres
al mundo tu pensamiento,
cuida que sea, ante todo,
denso, denso.

Y cuando sueltes la espita
que cierra tu sentimiento,
que en tus cantos éste mane
denso, denso.

Y el vaso en que vino escancies
de tu sentir los anhelos,
de tu pensar los cuidados,
denso, denso.

Mira que es largo el camino
y corto, muy corto, el tiempo:
parar en cada posada
no podemos.

Dinos en pocas palabras,
y sin dejar el sendero,
lo más que decir se pueda,
denso, denso.

Con hebra recia de ritmo,
hebrosos queden tus versos,
sin grasa, con carne prieta,
densos, densos.

Miguel de Unamuno

viernes, 30 de diciembre de 2011

LA PALOMA



Una paloma tuve muy dulce, pero un día
se murió. Y he pensado que murió de tristeza.
¡Oh! ¿Qué le apenaría? Sus pies ataba un hilo
de seda, y con mis dedos lo entrelacé yo mismo.
¿Por qué morías, tú, de pies lindos y rojos?
¿Por qué dejarme, pájaro tan dulce? ¿Por qué? Dime.
Muy solito vivías en el árbol del bosque:
¿Por qué, gracioso pájaro, no viviste conmigo?
Te besaba a menudo, te di guisantes dulces:
¿Por qué no vivirías como en el árbol verde?


John Keats
Versión de Màrie Montand

jueves, 29 de diciembre de 2011

Para alcanzar la luz





Dicen que soy un ángel 
y, peldaño a peldaño, 
para alcanzar la luz 
tengo que usar las piernas.

Cansado de subir, a veces ruedo 
(tal vez serán los pliegues de mi túnica), 
pero un ángel rodando no es un ángel 
si no tiene el honor de llegar al abismo.

Y lo que yo encontré en mi mayor caída 
era blando, brillante; 
recuerdo su perfume, 
su malsano deleite.

Desperté y ahora quiero 
encontrar la escalera, 
para subir sin alas 
poco a poco a mi muerte.

De: Nuevos poemas


Manuel Altolaguirre

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Samba de Orly





Vai meu irmão
Pega esse avião
Você tem razão
De correr assim
Desse frio
Mas beija
O meu Rio de Janeiro
Antes que um aventureiro
Lance mão


Pede perdão
Pela duração Dessa temporada
Mas não diga nada
Que me viu chorando
E pros da pesada
Diz que eu vou levando
Vê com é que anda
Aquela vida à toa
E se puder me manda
Uma notícia boa

Toquinho

martes, 27 de diciembre de 2011

CANCIÓN DE LA MARGARITA



Con su gran ojo, el sol
no ve lo que yo veo.
La luna, toda plata, orgullosa, pudiera
ocultarse igualmente en una nube.

Y al llegar primavera -¡oh, primavera!-
es la de un rey mi vida.
Echada entre los brotes de la hierba,
acecho a las muchachas bonitas en su paso.

Miro por los lugares donde no osara nadie
y se fijan mis ojos donde nadie los fija,
y si la noche viene,
me cantan los corderos una canción de cuna.

John Keats
Versión de Màrie Mont

lunes, 26 de diciembre de 2011

Tengo una compañera



Tengo una compañera bondadosa,
dos hijos que me alegran la pobreza,
una camisa limpia, una cerveza,
y en la mesa, en un búcaro, una rosa.

Mi casa es pequeñita; en el corral,
bajo la parra, patos y gallinas,
y un nido de viajeras golondrinas
en la viga más recia del portal.

Ya no sangran mi pecho ni mi frente...
A mi lado Teresa humildemente
cose, y los niños juegan con el gato.

La pluma, en la espetera. Con la lanza
los libros al desván... Mi Sancho Panza
vive contento, de la cama al plato.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Romance de Rosaflorida



En Castilla está un castillo,
que se llama Rocafrida; 
al castillo llaman Roca, 
y a la fonte llaman Frida. 
El pie tenía de oro 
y almenas de plata fina; 
entre almena y almena 
está una piedra zafira; 
tanto relumbra de noche 
como el sol a mediodía. 
Dentro estaba una doncella 
que llaman Rosaflorida; 
siete condes la demandan, 
tres duques de Lombardía; 
a todos les desdeñaba, 
tanta es su lozanía. 
Enamoróse de Montesinos 
de oídas, que no de vista. 
Una noche estando así, 
gritos da Rosaflorida; 
oyérala un camarero, 
que en su cámara dormía. 
-"¿Qu′es aquesto, mi señora? 
- ¿Qu′es esto, Rosaflorida? 
"O tenedes mal de amores, 
o estáis loca sandía." 
-"Ni yo tengo mal de amores, 
ni estoy loca sandía, 
"mas llevásesme estas cartas 
a Francia la bien guarnida; 
"diéseslas a Montesinos, 
la cosa que yo más quería; 
"dile que me venga a ver 
para la Pascua Florida; 
"darle he siete castillos 
los mejores que hay en Castilla; 
"y si de mí más quisiere 
yo mucho más le daría: 
"darle he yo este mi cuerpo, 
el más lindo que hay en Castilla, 
"si no es el de mi hermana, 
que de fuego sea ardida."

sábado, 24 de diciembre de 2011

El pastorcito























Un pastorcico solo está penando,
ajeno de placer y de contento,
y en su pastora puesto el pensamiento,
y el pecho del amor muy lastimado.

No llora por haberle amor llagado,
que no le pena verse así afligido,
aunque en el corazón está herido;
mas llora por pensar que está olvidado.

Que sólo de pensar que está olvidado
de su bella pastora, con gran pena
se deja maltratar en tierra ajena,
el pecho del amor muy lastimado.

Y dice el Pastorcico: ¡Ay, desdichado
de aquel que de mi amor ha hecho ausencia,
y no quiere gozar la mi presencia,
y el pecho por su amor muy lastimado!

Y al cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol do abrió sus brazos bellos,
y muerto se ha quedado asido dellos,
el pecho del amor muy lastimado.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Soleá del amor desprendío



Soleá del amor desprendío


Mira si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.

Y tú bien sabes por qué
tiré tu cariño al río:
porque era hebilla de esparto
de un cinturón de cuchillos; 
porque era anillo de barro
mal tasao y mal vendío,

y porque era flor sin alma
de un abril en compromiso,
que puso, en zarzas y espinas,
un fingimiento de lirios. 

Tiré tu cariño al río,
porque era una planta amarga
dentro de mi huerto lírico.

Tiré tu cariño al agua,
porque era una mancha negra
sobre mi fachada blanca.

Tiré tu cariño al río
porque era mala cizaña
quitando savia a mi trigo;

y tiré todo tu amor,
porque era muerte en mi carne
y era agonía en mi voz.

Tú fuiste flor de verano,
sol de un beso, luz de un día;
yo te cuidaba en mi mano,
y en mi mano te acunaba,
y tu, por pagarme, herías
la mano que te cuidaba. 

Pero al hacerlo, olvidabas
(tal vez por ingenuidad),
que te di mis sentimientos
no por tus merecimientos
sino por mi voluntad.

Yo no puse en compraventa
mi corazón encendío;
y has de tener muy en cuenta

que mi cariño no fue
ni comprao ni vendío,
sino que lo regalé.

Porque yo soy desprendío;
por eso te dí mi rosa
sin habérmela pedío.

Porque yo soy desprendío
y doy las cosas sin ver
si se las han merecío.

Por eso te di mi vela,
te di el vino de mi jarro,
las llaves de mi cancela
y el látigo de mi carro.

Ya ves si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.

MANUEL BENITEZ CARRASCO

jueves, 22 de diciembre de 2011

A unos ojos lindos




























Tus lindos ojuelos 
me matan de amor. 

Ora vagos giren, 
o párense atentos, 
o miren exentos, 
o lánguidos miren, 
o injustos se aíren, 
culpando mi ardor, 
tus lindos ojuelos 
me matan de amor. 


Si al final del día 
emulando ardientes, 
alientan clementes 
la esperanza mía, 
y en su halago fía 
mi crédulo error, 
tus lindos ojuelos 
me matan de amor. 


Si evitan, arteros,
encontrar los míos, 
sus falsos desvíos 
me son lisonjeros. 
Negándome fieros 
su dulce favor, 
tus lindos ojuelos 
me matan de amor. 


Los cierras burlando, 
y ya no hay amores, 
sus flechas y ardores 
tu juego apagando; 
yo entonces temblando 
clamo en tanto horror: 
tus lindos ojuelos 
me matan de amor. 


Los abres riente, 
y el Amor renace 
y en gozar se place 
de su nuevo oriente, 
cantando demente 
yo al ver su fulgor: 
tus lindos ojuelos 
me matan de amor.
 

Tórnalos, te ruego, 
niña, hacia otro lado, 
que casi he cegado 
de mirar su fuego. 
¡Ay! tórnalos luego, 
no con más rigor 
tus lindos ojuelos 
me maten de amor.



Juan Meléndez Valdés

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Se pide silencio al mar





Esto son mis memorias, mis afanes,
mis confesiones hasta donde puedo,
lances de mucho amor y de algún miedo,
esfuerzos de pigmeo entre titanes. 

Me dieron unos peces y unos panes:
unas palabras. Y alguien con el dedo
pronto me amenazó. Estaba en el ruedo
mi carne entre los dientes de los canes. 

¿Son otros o los mismos todavía...?
Siguen ladrando... Y él no les hacía
nada... Con palos y con cuerdas pegan. 

Enséñame a callar como tu callas,
oh mar, en el silencio de tus playas.
¿Son galgos o podencos los que llegan?


De: Mar viviente


José García Nieto

martes, 20 de diciembre de 2011

El indiferente



Ahora seremos felices,
cuando nada hay que esperar.

Que caigan las hojas secas,
que nazcan las flores blancas,
¡qué más da!

Que brille el sol o que arpegie
la lluvia sobre el cristal,
que todo sea mentira
o sea todo verdad;

que reine sobre la tierra
la primavera inmortal
o que decline la vida,
¡qué más da!

Que haya músicas errantes,
¡qué más da!

Para qué queremos músicas
si no hay nada que cantar.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Autobiografías



Nacimos entre espigas y olivares.
El uno esperó al otro en la lactancia,
y en el primer pinito de la infancia
ya escribimos comedias y cantares.

Después… libros y novias y billares
—¡memorias que iluminan la distancia!—;
luego… una juventud, cuya fragancia
envenenan agobios y pesares.

Fuimos… cuanto hay que ser: covachuelistas,
estudiantes, “diablillos”, editores,
críticos, “pintamonos”, retratistas…

Y hoy como ayer, sencillos escritores
que siguen, a la luz de sus conquistas,
sembrando sueños por que nazcan flores.

Hnos Alvarez Quintero

domingo, 18 de diciembre de 2011

Elegía



Por el camino de la mar 
vino el pirata, 
mensajero del Espíritu Malo,
con su cara de un solo mirar
y con su monótona pata
de palo.
Por el camino de la mar.

Hay que aprender a recordar
lo que las nubes no pueden olvidar.

Por el camino de la mar,
con el jazmín y con el toro,
y con la harina y con el hierro,
el negro para fabricar
el oro;
para llorar en su destierro
por el camino de la mar.

¿Cómo vais a olvidar
lo que las nubes aún pueden recordar?

Por el camino de la mar,
el pergamino de la ley,
la vara del malmedir,
y el látigo de castigar,
y la sífilis del virrey,
y la muerte, para dormir
sin despertar,
por el camino de la mar.

¡Duro recuerdo recordar
lo que las nuber no pueden olvidar
por el camino de la mar!

Nicolás Guillén