Más que que yo mismo
¡Oh, vida mía, vida mía!, agonicé con tu agonía y con tu muerte me morí. ¡De tal manera te quería, que estar sin ti es estar sin mí! Faro de mi devoción, perenne cual mi aflicción es tu memoria bendita. ¡Dulce y santa lamparita dentro de mi corazón! Luz que alumbra mi pesar desde que tú te partiste y hasta el fin lo ha de alumbrar, que si me dejaste triste, triste me habrás de encontrar. Y al abatir mi cabeza, ya para siempre jamás, el mal que a minarse empieza, pienso que por mi tristeza tú me reconocerás. Merced al noble fulgor del recuerdo, mi dolor será espejo en que has de verte, y así vencerá a la muerte la claridad del amor. No habrá ni noche ni abismo que enflaquezca mi heroísmo de buscarte sin cesar. Si eras más yo que yo mismo, ¿cómo no te he de encontrar? ¡Oh vida mía, vida mía! agonicé con tu agonía y con tu muerte me morí. De tal manera te quería que estar sin ti es estar sin mí. AMADO NERVO |
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