Ahora seremos felices, cuando nada hay que esperar. Que caigan las hojas secas, que nazcan las flores blancas, ¡qué más da! Que brille el sol o que arpegie la lluvia sobre el cristal, que todo sea mentira o sea todo verdad; que reine sobre la tierra la primavera inmortal o que decline la vida, ¡qué más da! Que haya músicas errantes, ¡qué más da! Para qué queremos músicas si no hay nada que cantar. |
martes, 20 de diciembre de 2011
El indiferente
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