lunes, 19 de diciembre de 2011

Autobiografías



Nacimos entre espigas y olivares.
El uno esperó al otro en la lactancia,
y en el primer pinito de la infancia
ya escribimos comedias y cantares.

Después… libros y novias y billares
—¡memorias que iluminan la distancia!—;
luego… una juventud, cuya fragancia
envenenan agobios y pesares.

Fuimos… cuanto hay que ser: covachuelistas,
estudiantes, “diablillos”, editores,
críticos, “pintamonos”, retratistas…

Y hoy como ayer, sencillos escritores
que siguen, a la luz de sus conquistas,
sembrando sueños por que nazcan flores.

Hnos Alvarez Quintero

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