sábado, 14 de noviembre de 2009

Los tres encuentros: el tercero



















Tercer encuentro

Cae la tarde; el sol anega
en pardas nubes su luz;
envuelta en negro capuz
medrosa la noche llega.

Dos sombras van a la fuente,
las dos beben a porfía,
y aún no sacia el agua fría
sed atrasada y ardiente.

Se miran y no se ven;
pero pronto por fortuna
subirá al cielo la luna
y podrán mirarse bien.

Al fin su luz transparente
el espacio iluminó,
y en espejo convirtió
los cristales de la fuente.

Y eran las dos sombras ideales,
bajo el agua sumergidas,
de tal modo parecidas,
que al partir las sombras reales
de sus destinos en pos,
o por darse mala maña,
o por confusión extraña,
cada sombra de las dos
tomó en el líquido espejo
lo primero que encontróse,
y, sin notarlo, llevóse
de la otra sombra el reflejo.

1 comentario:

  1. Ya parece que estamos en la semana de José Hernandez... muy buena esta vánitas novembrina.


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