sábado, 15 de noviembre de 2014

WEST 32ND STREET






WEST 32ND STREET


No quiso comprender que había acabado. 
Se cansa hasta la rosa de ser rosa. 
Se cansa la botella de su vino.


Esperaba en la calle cada noche 
que saliese al balcón y la llamase. 
Entonces traje a casa otra mujer.


La sacaron del río un mediodía 
cuando el sol sudoroso caminaba 
pegándose a la sombra de las casas.


Tumbado en la colina vi su entierro. 
Y me sentí tan leve y descansado 
como esa nube ociosa de la tarde. 

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