lunes, 19 de octubre de 2015

Goya (El sueño de la razón produce monstruos)






Huye de las celadas de la mente.
Ay de aquel que perdido en laberintos
de su aliento a caducas reflexiones
y pábulo a los monstruos engendrados
por sueños de razón.

Mata el empeño ciego por indagar la sombra,
o ver ascua de nieve en medio de la noche.
Bástete con la muda presencia de lo oscuro
velando tu mirada.

Por lo demás, qué importa
si es la vida quien cruza los umbrales del tiempo
o está inmóvil la vida y el tiempo la traspasa.

La luz de amanecida, que ignora estos asuntos,
no olvida, en cambio, su costumbre, y filtra
su viva impertinencia por entre la persiana.

Así, el tiempo y la vida, de la mano
-con desprecio por todos tus terrores-,
se aprestan a ofrecer un nuevo día:
otro umbral u otra espada entre la niebla.

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