jueves, 5 de enero de 2012

Hechizo de presencia viva



Erguido entre la sombra de la noche, 
cultor de un rito antiguo, donde 
el sol y el amor se mezclan mutuamente.
Adorador de gemas, mirando arder 
la extraña combustión de un ritmo 
raro, envuelto en la belleza, a punto 
de entrar ya en el éxtasis mágico de 
bailarinas y derviches, sedosa 
la piel de bronce, negros los ojos, y 
negro cabello lentamente cayendo 
por la frente; Heliogabalo, emperador 
muchacho, levantado y altivo, ardoroso 
el cuerpo y la mirada, todo bronce 
y fulgor, perfecta estatua viva, o pasión 
envuelto en la belleza, desde esta 
noche que es hoy, ayer, presente antiguo…

***

La belleza juega, vivaz, con máscaras.
Se viste con disfraces. De ayer hace hoy, 
de ahora levanta, atrevida, pasados y mañanas. 
Nos confunde en su juego. Nos invade 
con brillos desconocidos. Nos enseña piedras 
nuevas. Deroga el tiempo.. Nos sume 
en su vórtice fatal, para golpearnos como 
el amor, nos hace sangrar, y habla, 
retórica, de carbunclos que queman y rubíes…
La belleza es la piedra que lanzó David 
con su honda, que todavía llega 
engañadora y feliz, como de oro 
desde allá, desde el remoto origen 
atravesando tiempo fugaz y tiempos sucesivos.

Luis Antonio de Villena

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