viernes, 16 de marzo de 2012

A PROPÓSITO DE LA EXPOSICIÓN «METAMORFOSIS» EN MI PUERTO, Y CON EL PERMISO DE OVIDIO.


De la isla de Heracles
me han rescatado.
Sabios y ancianos de la polis,
científicos ignotos,
cartógrafos, viajeros
llegados de infinitos
confines
examinan
con cuidada gravedad
el pecio de mi alma.
Descubren en mi contorno
-cántaro quemante-
dulce el aroma
de los vinos de Campania.
Rotundo el cosquilleo
de salazones fenicios.
Intacta la gota de oro
que bebí
de corintios olivares.
Se asoman, inquietos, a mi abismo
de lucernas.
Acarician absortos
mis blancos bucles de acanto.
Besan, osados,
la alcancía de especias
con que enamoré al desierto.
Atónitos contemplan
mi mosaico de soles
teñidos de intemperie -aleteo
de las telas-
a la orilla del tiempo.
Todas las glorias, todas
las tentaciones de luz
les derramo en el pecho.
Horadé tierra a tierra
cada legua
hasta llegar aquí: al corazón
de este Mare Nostrum
que he elegido
y me ha elegido
-vértigo al encallar,
embriaguez por fin al fin
del viaje-
para quedarme
o habitarme.
O quizás,
quizás
para amarme.
Natalia Carbajosa Palmero
Del Libro: «Pronóstico». (2005)
Ed. Torremozas. Madrid.

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