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Madrugada
Ve por la noche junto al mar. Escucha.
Pon el oído en tierra.
Escucharás mi voz ultramarina,
la misma que a las cuatro te desvela.
Corre la niebla, apartarás la lluvia.
Abre la concha, encontrarás la perla.
No tengo sitio para versos. Mira:
se me acaba el papel.
Y la tristeza.
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