lunes, 19 de enero de 2015
(Contrapuntos…)
A ciertas horas tontas del recuento
siempre le ocurre igual al perdedor:
desprecia el marchitable rostro de los piropos
y esquiva esa dulzura ingrata de los tristes
que sienten compasión y dan consejos.
Amor de pacotilla que abarata
y hace más negro el túnel de la vida.
Lo propio del momento es el sablazo,
esa huida hacia adentro que no comparte nadie
y usar de la baraja a contraluz. Apostar otra vez.
Jugador contumaz. Temerario rival su propio espejo.
Ni siquiera contigo el juego es plenitud,
saludable, ni llegar. Pero el canalla insiste.
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