Tardes
de calor
prehistórico,
ciénagas criando –
y todos a punto de creer que algo
está a punto de surgir
(y quizás
es sólo que algo se va retirando,
por dejar este espacio).
Desde esa banda de gravilla
donde el mar se intuye
pero aún no es posible
sentirlo
y que la voz no pese,
el ojo
va descendiendo
con los ríos,
hasta llegar aquí,
donde el impulso
se desmenuza en reposo
y hábito
correspondido.
Si la palabra
pregunta
qué somos,
el tacto dirá
gachas,
prendeduras,
trombos,
pero es podre
satisfacción,
inclusa.
de calor
prehistórico,
ciénagas criando –
y todos a punto de creer que algo
está a punto de surgir
(y quizás
es sólo que algo se va retirando,
por dejar este espacio).
Desde esa banda de gravilla
donde el mar se intuye
pero aún no es posible
sentirlo
y que la voz no pese,
el ojo
va descendiendo
con los ríos,
hasta llegar aquí,
donde el impulso
se desmenuza en reposo
y hábito
correspondido.
Si la palabra
pregunta
qué somos,
el tacto dirá
gachas,
prendeduras,
trombos,
pero es podre
satisfacción,
inclusa.
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