viernes, 6 de abril de 2012

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Pérez Villalta

Se compra
a cualquier precio
un gramo de esperanza.

No importa si se exige
un corazón gastado
o mil bandadas locas de luceros.

Tampoco importa
que lo ofrezca un banquero o un mendigo,
si tiene, por supuesto,
bien lavadas las manos.

Se necesita
urgentemente,
pues un poeta tiene
enfermas las raíces.

(De Vesos Doloridos, 1971)

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