viernes, 27 de marzo de 2015
Te fuiste desnudando
El señuelo:
tus ropas dejadas aquí
y allá. La camisa
en el recibidor, el pantalón
encima de la tele, los zapatos
en el pasillo, la camiseta
sobre la cama, los calzoncillos
a la puerta del lavabo,
y el grifo abierto:
la bañera.
Blanco, bajo el agua teñida, te encogías,
ante mi sorpresa, blanco y rosado
como un bebé,
y el grifo seguía abierto:
el baño
en rojo.
Le dejé las llaves de tu casa
al policía que me tomó declaración.
Señuelos, le dije, sólo señuelos,
nunca un aviso.
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