lunes, 14 de marzo de 2016

Glosa de mi tierra




Amapolita morada
del valle donde nací
si no estás enamorada,
enamórate de mí.

I

ADUERMA el rojo clavel
o el blanco jazmín las sienes;
que el cardo es sólo desdenes,
y sólo furia el laurel.
Dé el monacillo su miel,
y la naranja rugada
y la sedienta granada
zumo y sangre -oro y rubí;
que yo te prefiero a ti,
amapolita morada.

II

AL PIE de la higuera hojosa
tiende el manto la alfombrilla;
crecen la anacua sencilla
y la cortesana rosa;
donde no la mariposa;
tornasolada el colibrí.
Pero te prefiero a ti,
de quien la mano se aleja:
vaso en que duerme la queja
del valle donde nací.






III

CUANDO, al renacer el día
y al despertar de la siesta,
hacen las urracas fiesta
y salvas de gritería,
¿Por qué, amapola, tan fría,
o tan pura, o tan callada?
¿Por qué, sin decirme nada;
me infundes un ansia incierta
-copa exhausta, mano abierta-
si no estás enamorada?

IV

¿NACERÁN estrellas de oro
de tu cáliz tremulento
-norma para el pensamiento
o bujeta para el lloro?
No vale un canto sonoro
el silencio que te oí.
Apurando estoy en ti
cuándo la música yerra.
Amapola de mi tierra:
enamórate de mí.


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