domingo, 30 de septiembre de 2012
Edad roja
No vuelven las mujeres con las cuales
cambiabas años de tu soledad
por un fugaz momento de ternura.
Tan ardiente es la vida en el otoño,
que en las horas de angustia no podrás
amar ni a la mujer que ya has perdido.
sábado, 29 de septiembre de 2012
Otoño Inglés
(Belleza del durmiente
que agita imperceptible el mudo pecho
para alzarse después con mayor vida;
como en la primavera los árboles del campo.)
¿Cómo en la primavera...?
No es lo que veo, entonces, trastorno de la muerte
sino el soñar del árbol, que desnuda,
su frente de hojarasca,
y entra así cristalino en la honda noche
que ha de darle más vida.
[...]
Las rotas alas de la noche caen
sobre este vasto campo de ceniza:
huele a carroña humana.
La luz se ha vuelto negra, la tierra
sólo es polvo, llega un viento
muy frío.
Si fuese muerte verdadera la de este bosque de oro
sólo habría dolor
si un hombre contemplara la caída.
Y he llorado la pérdida del mundo
al sentir en mis hombros, y en las ramas
del bosque duradero,
el peso de una sola oscuridad.
viernes, 28 de septiembre de 2012
Cuando la nieve cubre el mar
Cuando la nieve cubre el mar y el crujir del pino
deja en el aire más honda huella que el trineo,
¿ a qué azul pueden llegar los ojos?, ¿a qué silencio
puede caer la voz desamparada?
Perdido de vista, ignorado, el mundo exterior
ajusta cuentas con la cara, como con un rehén de Mameluco.
así en el fondo del océano fosforescea el calamar,
así el silencio se embebe de la entera rapidez del sonido,
así ya basta una cerilla para poner el fogón al rojo,
así, tras el latir del corazón, el reloj de pared,
al detenerse en éste, seguirá andando en el otro
extremo de la mar
Joseph Brodsky
jueves, 27 de septiembre de 2012
Enigma
El primer día que salí contigo
dijiste que era extraño tu trabajo.
Nada más. Sin embargo, yo sentía
que mi piel se rasgaba hecha jirones
cada vez que tus manos me rozaban,
y que tus ojos eran como aceros
que hacían que los míos me dolieran.
En adelante siempre fue lo mismo :
tú te enorgullecías de tu arte,
más sutil y directo cada día,
y yo no comprendía nunca nada.
Ahora lo sé. Conozco ya tu oficio :
lanzador de cuchillos. Has lanzado
contra mi corazón el más certero
miércoles, 26 de septiembre de 2012
Amarrado al duro banco
Amarrado al duro banco
de una galera turquesca,
ambas manos en el remo
y ambos ojos en la tierra,
un forzado de Dragut
en la playa de Marbella
se quejaba al ronco son
del remo y de la cadena:
ambas manos en el remo
y ambos ojos en la tierra,
un forzado de Dragut
en la playa de Marbella
se quejaba al ronco son
del remo y de la cadena:
"¡Oh sagrado mar de España,
famosa playa serena,
teatro donde se han hecho
cien mil navales tragedias!,
pues eres tú el mismo mar
que con tus crecientes besas
las murallas de mi patria,
coronadas y soberbias,
tráeme nuevas de mi esposa,
y dime si han sido ciertas
las lágrimas y suspiros
que me dice por sus letras,
porque si es verdad que llora
mi cautiverio en tu arena,
bien puedes al mar del Sur
vencer en lucientes perlas.
Dame ya, sagrado mar,
a mis demandas respuesta,
que bien puedes, si es verdad
que las aguas tienen lengua,
pero, pues no me respondes,
sin duda alguna que es muerta,
aunque no lo debe ser,
pues que vivo yo en su ausencia.
¡Pues he vivido diez años
sin libertad y sin ella,
siempre al remo condenado
a nadie matarán penas!"
famosa playa serena,
teatro donde se han hecho
cien mil navales tragedias!,
pues eres tú el mismo mar
que con tus crecientes besas
las murallas de mi patria,
coronadas y soberbias,
tráeme nuevas de mi esposa,
y dime si han sido ciertas
las lágrimas y suspiros
que me dice por sus letras,
porque si es verdad que llora
mi cautiverio en tu arena,
bien puedes al mar del Sur
vencer en lucientes perlas.
Dame ya, sagrado mar,
a mis demandas respuesta,
que bien puedes, si es verdad
que las aguas tienen lengua,
pero, pues no me respondes,
sin duda alguna que es muerta,
aunque no lo debe ser,
pues que vivo yo en su ausencia.
¡Pues he vivido diez años
sin libertad y sin ella,
siempre al remo condenado
a nadie matarán penas!"
En esto se descubrieron
de la Religión seis velas,
y el cómitre mandó usar
al forzado de su fuerza.
La desgracia del forzado,
y del corsario la industria,
la distancia del lugar
y el favor de la Fortuna,
que por las bocas del viento
les daba a soplos ayuda
contra las cristianas cruces
a las otomanas lunas,
hicieron que de los ojos
del forzado a un tiempo huyan,
dulce patria, amigas velas,
esperanzas y ventura.
Vuelve, pues, los ojos tristes
a ver cómo el mar le hurta
las torres, y le da nubes,
las velas, y le da espumas.
Y viendo más aplacada
en el cómitre la furia,
vertiendo lágrimas, dice,
tan amargas como muchas:
"¿De quién me quejo con tan grande extremo,
si ayudo yo a mi daño con mi remo?
Ya no esperen ver mis ojos,
pues ahora no lo vieron,
sin este remo las manos,
y los pies sin estos hierros,
que en esta desgracia mía
Fortuna me ha descubierto
que cuantos fueron mis años
tantos serán mis tormentos.
pues ahora no lo vieron,
sin este remo las manos,
y los pies sin estos hierros,
que en esta desgracia mía
Fortuna me ha descubierto
que cuantos fueron mis años
tantos serán mis tormentos.
¿De quién me quejo con tan grande extremo,
si ayudo yo a mi daño con mi remo?
si ayudo yo a mi daño con mi remo?
Velas de la Religión,
enfrenad vuestro denuedo,
que mal podréis alcanzarnos
pues tratáis de mi remedio.
El enemigo se os va,
y favorécele el tiempo
por su libertad no tanto
cuanto por mi cautiverio.
enfrenad vuestro denuedo,
que mal podréis alcanzarnos
pues tratáis de mi remedio.
El enemigo se os va,
y favorécele el tiempo
por su libertad no tanto
cuanto por mi cautiverio.
¿De quién me quejo con tan grande extremo,
si ayudo yo a mi daño con mi remo?
Quedaos en aquesa playa,
de mis pensamientos puerto;
quejaos de mi desventura,
y no echéis la culpa al viento.
Y tú, mi dulce suspiro,
rompe los aires ardiendo,
visita a mi esposa bella,
y en el mar de Argel te espero.
¿De quién me quejo con tan grande extremo,
si ayudo yo a mi daño con mi remo?"
martes, 25 de septiembre de 2012
Soledad
Y era un silencio duro como piedra;
un silencio de siglos.
Era un silencio adusto, impenetrable;
un silencio sin venas.
Era un dolor de amor, hecho de largas
noches sin el amado.
Hecho de fieles manos que se tienden
estremecidas, solas.
Era una voz dormida entre las sombras,
unas lágrimas secas.
Febril temblor de labios, una loca
esperanza desierta
lunes, 24 de septiembre de 2012
Aquí llega el otoño
Aquí llega el otoño, con su voz de ceniza,
desalentando sueños, cubriendo de hojarasca
las imágenes rotas que el corazón conoce.
domingo, 23 de septiembre de 2012
El andaluz
Sombra hecha de luz,
que templando repele,
es fuego con nieve
el andaluz.
Enigma al trasluz,
pues va entre gente solo,
es amor con odio
el andaluz.
Oh hermano mío, tú.
Dios, que te crea,
será quién comprenda
al andaluz.
sábado, 22 de septiembre de 2012
Elegía posible
Yo solo me embarqué,
¿adónde llegaré?
Si el globo se perdiera,
¿caería, en qué tierra?
Si el barco naufragara,
¿me hundiría, en qué agua?
Yo solo me embarqué,
nadie sabe porqué.
¡Pero yo sí lo sé!
José María Hinojosa
viernes, 21 de septiembre de 2012
"El otoño se acerca"
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
jueves, 20 de septiembre de 2012
Las sombras del verano
Aquel verano, delicado y solemne, fue la vida.
Fue la vida el verano, y es ahora
como una tempestad, atormentando
los barcos fantasmales que cruzan la memoria.
[...]
Se muere el mar de otoño
y hay niños que apuñalan las estatuas
y las olas arrastran candelabros, sables rotos.
Alguien que no conozco me persigue llorando
-pero sé que el verano fue la vida.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Tímido beso
Quedarme en casa,
sumergida en los pliegues de las horas,
y no esperar a nadie.
Que los ojos escuchen
y se olviden del mundo.
Que me arrope el silencio
y respire mi nuca
su suave indiferencia.
Que vivir sea esto,
sin palabras de aguja
ni rodillas de llanto,
con el tiempo desnudo
al borde de la cama
y mi boca dormida
en su tímido beso
martes, 18 de septiembre de 2012
No volveré a ser joven
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
uno lo empieza a comprender más tarde
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
y marcharme entre aplausos
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
lunes, 17 de septiembre de 2012
Niebla
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Prades |
NIEBLA
Algunas mañanas cae la niebla sobre la ciudad
y ni siquiera la lluvia se atreve a adentrarse en ella
Hay menos gente por las calles y quienes salen
caminan con prisa como con miedo a algún encuentro
no deseado
Esas mañanas mi balcón da al infinito
y yo siento en el corazón un latido extraño
Un aviso
Como si pudiera esconder la neblina un camino
que me llevase a aquello que yo más amo
domingo, 16 de septiembre de 2012
PESADILLA
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Ydañez |
Camina por un mundo en el que siempre es de día.
Lo llaman el errante, el único que mira
y no puede sentir
deseos ni compasión ni asco,
el que se abraza
a un puñado de periódicos viejos,
del que dicen: ni siente ni padece,
el que masculla: Dios
de las bestias y de los hombres,
que se haga ya de noche.
sábado, 15 de septiembre de 2012
LO QUE DIJO JUDAS ESA NOCHE
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Subirachs |
LO QUE DIJO JUDAS ESA NOCHE
Los discípulos se miraban unos a otros, pues
no sabían de quién hablaba.
Jn 13, 22
Largamente adiestrados en la sospecha, y hartos
de mentirnos los unos a los otros,
canallas que sonríen
mientras sorben sus whiskys.
Tiempo de contrición: nos hemos hecho daño.
Y hoy, si intento mirarnos como quien desde fuera
alcanza a ver el centro de las cosas,
veo monstruos perfectos: moscas contra un cristal.
Y sin embargo,
hubo un tiempo de rosas salvajes en el mundo
que habitamos a solas como amantes plurales,
y era buena esa mano distraída en un hombro,
beber del mismo vaso en lentas ceremonias de saliva,
desnudos de verdad
contra el cielo borracho de una noche inventada.
La noche es el salón que llenamos de humo casi a oscuras.
Tengo miedo a la noche que nos quita lo poco que aún nos queda:
esas rosas, las manos sobre el hombro.
Amigos tantas veces traicionados:
después de las mentiras, perdonémonos
aún, mientras hay tiempo.
En el fondo seguimos siendo aquellos amantes.
Luego, si la verdad sólo nos hace daño,
volvamos a mentirnos, pero esta vez en serio, como entonces.
Refugiémonos juntos en una gran mentira redentora:
la cascada salvaje donde nadar desnudos,
las copas de cristal,
cabezas reposando sobre pechos tranquilos.
Ah, no quiero, no quiero
que muera lo que acaso dura un día,
su huella inolvidable frente al humo disperso de este bar.
Porque la noche, el humo, nos asfixian;
somos agua de hielo sin sabor
bultos entre la niebla. Nos estamos muriendo
y qué poco os importa.
Se hace tarde. Pensad en esa música
silbada entre dos luces, cuando sonríe el agua
y los cuerpos están en paz consigo.
Juguetes de calor, islas agradecidas.
¿Preferís la verdad de un destino automático?
Adiós, mis traicionados amigos. Mucho tiempo
amé vuestras facciones que ya otra luz afea y enrarece.
Va a amanecer el día sobre las flores secas.
Clausuremos el mundo con un beso.
viernes, 14 de septiembre de 2012
ÚLTIMA SOLEDAD
![]() |
Bellver |
Tal vez como si nunca hubiera estado allí.
Tal vez como si no se hubiera ido de allí.
Testigo del naufragio, de todos los naufragios.
Miró sobre los días nevascas y aluviones,
Inciertos sinclinales, tal vez como si nunca,
tal vez como si no, cantiles que alcanzaron
la estatura del miedo, la luz aquilatada,
ciudades irreales: la tuya, Vinogrado
de los muelles tendidos al viento del dolor.
Tal vez como si nunca hubiera estado allí,
tal vez como si nunca, tal vez como si siempre,
tal vez como si no, como si dulcemente
muriéramos de pronto en un naufragio gris.
Fábricas erigidas sobre la tierra yerma,
sobre la nieve cándida el fuego convertido,
tal vez como si siempre hubiese sido así,
en aire polvoriento, el aire en agua tersa,
y la ausencia del hombre en tiempo irredimible.
De Los paisajes domésticos (Renacimiento, 1992)
jueves, 13 de septiembre de 2012
Espejo de Edimburgo
Despierta el frío del amanecer.
Empenumbrado,
me asomo al espejo del crepúsculo:
la reyerta del pálido Sol
con la paulatina niebla
abandonada por el insomne mar.
Duda la noche, duda la mañana.
Témpano de saltadas venas en destello,
la prístina cumbre del Arthur’s Seat aparece
al equívoco rayo de la aurora,
al desolado triunfo del día sobre las tinieblas
que impone el necio parpadeo
del íntimo vislumbre de mi silueta,
temblando, en el vaho de la ventana.
miércoles, 12 de septiembre de 2012
CONOCIMIENTO DEL REINO SUBMARINO
![]() |
Viola |
CONOCIMIENTO DEL REINO SUBMARINO
Ahora sólo soy huesos. Los peces me conocen
y atraviesan confiados las cuencas de mis ojos.
Se han disuelto mis manos en la sal y mis piernas
crecen entre raíces en las rocas y el fango.
Recuerdo vagamente mi vida y sueño a veces
que hay plantas abisales coronando mi cráneo.
Por la noche mis huesos están tristes y echan
de menos el sonido de un corazón latiendo
y el pulso de la carne
que sirvió de alimento a la fauna marina.
Es la vuelta al origen. Me resigno y me digo
que ya andarán mis ojos entre perlas y estrellas,
como siempre quisieron cuando eran sólo ojos,
ni claros ni serenos, de un hombre en un naufragio.
martes, 11 de septiembre de 2012
LAS AFUERAS
LAS AFUERAS
por más que se extiendan las ciudades hasta juntarse
unas con otras por más desengaños que el sexo la muerte
o las oposiciones nos deparen quedarán siempre las afueras
la oscuridad de los polígonos industriales la ineficacia
el ministerio de obras públicas por más que se empeñen
colectivos ciudadanos asociaciones de vecinos seguirán
amaneciendo los restos del amor en las afueras
lunes, 10 de septiembre de 2012
Un hidalgo
![]() |
Heinz Minsenn |
Ufano de su talle y su persona,
con la altivez de un rey en el semblante,
aunque rotas quizá, viste arrogante
sus calzas, su ropilla y su valona;
con la altivez de un rey en el semblante,
aunque rotas quizá, viste arrogante
sus calzas, su ropilla y su valona;
cuida más que su hacienda su tizona,
sueña empresas que olvida en un instante,
reza con devoción, peca bastante,
y en lugar de callarlo, lo pregona;
sueña empresas que olvida en un instante,
reza con devoción, peca bastante,
y en lugar de callarlo, lo pregona;
intentó por su dama una quimera
y le mataron sin soltar la espada;
sólo quiso, al morir, que se le hiciera,
y le mataron sin soltar la espada;
sólo quiso, al morir, que se le hiciera,
si algo quedó en su bolsa malgastada,
una tumba de rey, donde dijera:
“Nació para ser mucho…y no fue nada”
una tumba de rey, donde dijera:
“Nació para ser mucho…y no fue nada”
domingo, 9 de septiembre de 2012
A batallas de amor, campo de plumas
Ningún vestigio tan inconsolable
como el que deja un cuerpo
entre las sábanas
y más
cuando la lasitud de la memoria
ocupa un espacio mayor
del que razonablemente le corresponde.
Linda el amanecer con la almohada
y algo jadea cerca, acaso un último
estertor adherido
a la carne, la otra vez adversaria
emanación del tedio estacionándose
entre los utensilios de la noche.
Despierta, ya es de día, mira
los restos del naufragio
bruscamente esparcidos
en la vidriosa linde del insomnio.
Sólo es un pacto a veces, una tregua
ungida de sudor, la extenuante
reconstrucción del sitio
donde estuvo asediado el taciturno
material del deseo.
Rastros
hostiles reptan entre un cúmulo
de trofeos y escorias, amortiguan
la inerme acometida de los cuerpos.
A batallas de amor campo de plumas.
sábado, 8 de septiembre de 2012
Tú y yo nos encontramos
en Washington Square.
Me invistaste a cenar
en un club, y la orquesta
tocó para nosotros
"Indian summer"...Bailamos
inmersos en la noche
neoyorquina. Más tarde, mi vestido
brillaba abandonado sobre el suelo
de aquel apartamento, donde era
muy distinta la música : palabras
y suspiros mezclados con sirenas
del los barcos lejanos...
Pero, ¿será posible
que no recuerde ahora,
mientras abro los ojos,
cómo se titulaba la película
donde vi estas escenas ?
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