sábado, 18 de febrero de 2012

Popularidad



Sin haberle pedido permiso sale en la foto
y está ahí,
mirando de frente a quien quiera verle,
es noticia,
a lo largo del día
le pintarrajean.

viernes, 17 de febrero de 2012

Biografía





De tanto evocar el pasado perdiste el presente.
El que se fue, fue alguien.
Nadie el que regresó. 
Nada te pertenece. Nada te ata.
¿Quién habrá de devolverte lo perdido?
A la zozobra tienes por identidad.
Sobreviviente de una patria extinta, eres de los 
que vuelven rindiendo testimonio del fracaso,
del que estuvo por último al comienzo de todo.


(De: La certeza de la duda)

jueves, 16 de febrero de 2012

Preciosa y el aire


Su luna de pergamino 
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.
          *
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira la niña tocando
una dulce gaita ausente.
Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.
          *
Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por dónde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.
          *
Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.
Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.
El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.
Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, muerde.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Poema 203

Agustín Ubeda


Reaparecen las grises cenizas de todo aquello que fuiste,
vestidas a tientas han sentido el temor de la soledad…
No escuches a la insoportable angustia de tu propia ausencia…
…háblale de la muerte, de la noche, de los misterios…
-razónale todos los olvidos, y los desprecios-
arguméntale la nada y las torpes heridas del fracaso.
Aprópiate hoy de sus sentidos y permite que viaje -desnuda- por encima del mundo,
despreocúpate de los resultados y nárrale ahora la necesaria historia del bien y el mal,
perdida tu pasión por salvarla recupera para ella la ilusión de la niñez y sus disturbios.
Cuando el nacimiento llega triste, desalentado y solo… -cuando se derrumban todos los castillos-
cuando las promesas arden en el fuego de lo imposible y el silencio resurge del eterno silencio…
Cuando alguien siembra la semilla de la esperanza… es porque el amor aún no ha muerto.

martes, 14 de febrero de 2012

Guerra y paz


experimentar
auténtico dolor
es
algo
duro
sobre lo que escribir,
imposible
de entender
mientras
estás en sus garras;
estás
acojonado
a no poder
más,
no puedes
quedarte quieto,
moverte
ni siquiera
volverte
loco
como es debido.

y luego
cuando
por fin
recuperas
el aplomo
y eres
capaz de
evaluar
la
experiencia
es casi como
si le
hubiera ocurrido
a
otra
persona

porque
fíjate en
ti
ahora:

tranquilo
indiferente

limpiándote
las uñas

pongamos por caso

buscando
sellos
en
un
cajón
embetunándote
los
zapatos
o
pagando
una
factura
de la luz.

la vida es
y no es
un
dulce
coñazo.

lunes, 13 de febrero de 2012

Los justos



Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

domingo, 12 de febrero de 2012

El ingenuo



Cada aurora (nos dicen) maquina maravillas
Capaces de torcer la más terca fortuna;
Hay pisadas humanas que han medido la luna
Y el insomnio devasta los años y las millas.
En el azul acechan públicas pesadillas
que entenebran el día. No hay en el orbe una
Cosa que no sea otra, o contraria, o ninguna.
A mí sólo me inquietan las sorpresas sencillas.
Me asombra que una llave pueda abrir una puerta,
Me asombra que mi mano sea una cosa cierta,
Me asombra que del griego la eleática saeta
Instantánea no alcance la inalcanzable meta,
Me asombra que la espada cruel pueda ser hermosa,
Y que la rosa tenga el olor de la rosa.

sábado, 11 de febrero de 2012

Sol y carne

Rodin


¡Si volviera el tiempo, el tiempo que fue!
Porque el hombre ha terminado, el hombre
         representó ya todos sus papeles.
En el gran día, fatigado de romper los ídolos,
resucitará, libre de todos sus dioses,
y, como es del cielo, escrutará los cielos.
El ideal, el pensamiento invencible, eterno,
todo el dios que vive bajo su arcilla carnal
se alzará, se alzará, arderá bajo su frente.
Y cuando le veas sondear el inmenso horizonte,
vencedor de los viejos yugos, libre de todo miedo,
te acercarás a darle la santa redención.
Espléndida, radiante, del seno de los mares,
tú surgirás, derramando sobre el Universo
con sonrisa infinita el amor infinito,
el mundo vibrará como una inmensa lira
bajo el estremecimiento de un beso inmenso...

El mundo tiene sed de amor: tú la apaciguarás,
¡oh esplendor de la carne! , ¡oh esplendor ideal
¡Oh renuevo de amor, triunfal aurora
en la que doblegando a sus pies los dioses y los héroes,
la blanca Calpigia y el pequeño Eros cubiertos con
                                                     nieve de las rosas
las mujeres y las flores su bellos pies cerrados!

viernes, 10 de febrero de 2012

Corriendo van por la vega

Ulibin






Corriendo van por la vega
a las puertas de Granada
hasta cuarenta gomeles
y el capitán que los manda.
Al entrar en la ciudad,
parando su yegua blanca,
le dijo éste a una mujer
que entre sus brazos lloraba:
«Enjuga el llanto, cristiana
no me atormentes así,
que tengo yo, mi sultana,
un nuevo Edén para ti.
Tengo un palacio en Granada,
tengo jardines y flores,
tengo una fuente dorada
con más de cien surtidores,
y en la vega del Genil
tengo parda fortaleza,
que será reina entre mil
cuando encierre tu belleza.
Y sobre toda una orilla
extiendo mi señorío;
ni en Córdoba ni en Sevilla
hay un parque como el mio.
Allí la altiva palmera
y el encendido granado,
junto a la frondosa higuera,
cubren el valle y collado.
Allí el robusto nogal,
allí el nópalo amarillo,
allí el sombrío moral
crecen al pie del castillo.
Y olmos tengo en mi alameda
que hasta el cielo se levantan
y en redes de plata y seda
tengo pájaros que cantan.
Y tú mi sultana eres,
que desiertos mis salones
están, mi harén sin mujeres,
mis oídos sin canciones.
Yo te daré terciopelos
y perfumes orientales;
de Grecia te traeré velos
y de Cachemira chales.
Y te dará blancas plumas
para que adornes tu frente,
más blanca que las espumas
de nuestros mares de Oriente.
Y perlas para el cabello,
y baños para el calor,
y collares para el cuello;
para los labios... ¡amor!»
«¿Qué me valen tus riquezas
-respondióle la cristiana-,
si me quitas a mi padre,
mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme, moro
a mi padre y a mi patria,
que mis torres de León
valen más que tu Granada.»
Escuchóla en paz el moro,
y manoseando su barba,
dijo como quien medita,
en la mejilla una lágrima:
«Si tus castillos mejores
que nuestros jardines son,
y son más bellas tus flores,
por ser tuyas, en León,
y tú diste tus amores
a alguno de tus guerreros,
hurí del Edén, no llores;
vete con tus caballeros.»
Y dándole su caballo
y la mitad de su guardia,
el capitán de los moros
volvió en silencio la espalda.

Jose Zorrilla

jueves, 9 de febrero de 2012

CANCIÓN DE INVIERNO


Cantan. Cantan.
¿Dónde cantan los pájaros que cantan?

Ha llovido. Aún las ramas
están sin hojas nuevas. Cantan. Cantan
los pájaros. ¿En dónde cantan
los pájaros que cantan?

No tengo pájaros en jaulas.
No hay niños que los vendan. Cantan.
El valle está muy lejos. Nada...

Yo no sé dónde cantan
los pájaros -cantan, cantan-
los pájaros que cantan.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Sueño para el invierno

Rodin




En el invierno viajaremos en un vagón de tren
con asientos azules.
Seremos felices. Habrá un nido de besos
oculto en los rincones.
Cerrarán sus ojos para no ver los gestos
en las últimas sombras,
esos monstruos huidizos, multitudes oscuras
de demonios y lobos.
Y luego en tu mejilla sentirás un rasguño...
un beso muy pequeño como una araña suave
correrá por tu cuello...
Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara
-y tardaremos mucho en hallar esa araña,
por demás indiscreta.

martes, 7 de febrero de 2012

MI ÁNGEL DE LA GUARDA

Viola


aquí
en la ventana
escribo y fumo
y espero
a que mi ángel de la guarda
salga de trabajar

lunes, 6 de febrero de 2012

La metamorfosis del vampiro




La mujer, entre tanto, de su boca de fresa
Retorciéndose como una sierpe entre brasas
Y amasando sus senos sobre el duro corsé,
Decía estas palabras impregnadas de almizcle:
«Son húmedos mis labios y la ciencia conozco
De perder en el fondo de un lecho la conciencia,
Seco todas las lágrimas en mis senos triunfales.
Y hago reír a los viejos con infantiles risas.
Para quien me contempla desvelada y desnuda
Reemplazo al sol, la luna, al cielo y las estrellas.
Yo soy, mi caro sabio, tan docta en los deleites,
Cuando sofoco a un hombre en mis brazos temidos
O cuando a los mordiscos abandono mi busto,
Tímida y libertina y frágil y robusta,
Que en esos cobertores que de emoción se rinden,
Impotentes los ángeles se perdieran por mí.»

Cuando hubo succionado de mis huesos la médula
y muy lánguidamente me volvía hacia ella
A fin de devolverle un beso, sólo vi
Rebosante de pus, un odre pegajoso.
Yo cerré los dos ojos con helado terror
y cuando quise abrirlos a aquella claridad,
A mi lado, en lugar del fuerte maniquí
Que parecía haber hecho provisión de mi sangre,
En confusión chocaban pedazos de esqueleto
De los cuales se alzaban chirridos de veleta
O de cartel, al cabo de un vástago de hierro,
Que balancea el viento en las noches de invierno.

domingo, 5 de febrero de 2012

127. El vino de los amantes




El vino de los amantes

¡Hoy el espacio es fabuloso!
Sin freno, espuelas o brida,
Partamos a lomos del vino
¡A un cielo divino y mágico!

Cual dos torturados ángeles
Por calentura implacable,
En el cristal matutino
Sigamos el espejismo.

Meciéndonos sobre el ala
De la inteligente tromba
En un delirio común,

Hermana, que nadas próxima,
Huiremos sin descanso
Al paraíso de mis sueños.

sábado, 4 de febrero de 2012

Me gusta recordar esas desnudas épocas...



Aguiar

Me gusta recordar esas desnudas épocas
En que placía a Febo las estatuas dorar ,
En tanto hombre y mujer, en su esplendor más alto,
Sin angustia gozaban y sin mentira alguna,
Y, el amoroso cielo envolviendo sus cuerpos,
La salud de su noble máquina ejercitaban.

Mostrábase Cibeles fértil y generosa,
No hallando que sus hijos fuesen gravosa carga;
Antes bien, loba henchida de ternezas comunes,
Nutría al universo con sus oscuras ubres.
Elegante y robusto, el hombre se preciaba
Entre bellezas múltiples que por rey le acataban.
Frutos aún no ultrajados y carentes de grietas,
¡Cuya bruñida pulpa incitaba al mordisco!
Hoy el Poeta, cuando pretende imaginar
Tal nativa grandeza y acude a los lugares
En que hombres y mujeres sin velos aparecen,
Siente envuelto su espíritu en tenebroso frío,
Ante ese negro cuadro que rebosa de espanto.
¡Oh monstruosidades llorando sus vestidos!
¡Oh ridículos torsos que son propios de máscaras!
Pobres cuerpos torcidos, fláccidos o ventrudos,
Que el Señor de lo útil, sereno e implacable,
Envolvió desde niños en pañales de bronce.
Y vosotras, mujeres, pálidas como cirios,
En quienes la lujuria se ceba, y esas vírgenes
Arrastrando la herencia de los maternos vicios
¡Y todos los horrores de la fecundidad!

Tenemos, ello es cierto, naciones corrompidas,
A los antiguos pueblos de ignorado esplendor:
Los rostros devorados por las llagas cordiales
Y algo que llamaríamos desmayadas bellezas;
Más esas invenciones de las musas tardías,
Jamás impedirán a las razas decrépitas
Rendir a las más jóvenes un profundo homenaje,
-A la juventud santa de simple y dulce frente,
De mirar claro y limpio como agua saltarina,
Y que marcha, inconsciente, por doquier esparciendo,
como el azul del cielo, las flores y los pájaros,
Sus perfumes, sus cánticos y sus suaves calores.

viernes, 3 de febrero de 2012

Le dije a la tórtola

Díaz Caneja




Le dije a la tórtola: ¡Pase mi señora!
Y se fue por el medio y medio del otoño
por entre los abedules, sobre el río.
Mi ángel de la guardia, con las alas bajo el brazo derecho,
en la mano izquierda la calabaza de agua,
mirando a la tórtola irse, comentó:
-Cualquier día sin darte cuenta de lo que haces
dices: ¡Pase mi señora!
y es a tu alma a quien despides como un ave
en una mañana de primavera
o en un atardecer de otoño.


De "Herba aquí ou acolá" 1980
Versión de César Antonio Molina

jueves, 2 de febrero de 2012

HOSTIA ALARGADA



No creas en los versos,
sus palabras construyen la mentira.
Nuestro credo es el beso de septiembre,
el temblor de los cuerpos en la curva sin fin.
El beso es la verdad,
permanece en mis labios
como hostia alargada.

(De “Sueltos” de José García Pérez)

miércoles, 1 de febrero de 2012

Londres



Vago sin fin por las censadas calles,
junto a la orilla del censado Támesis,
y en cada rostro que me mira advierto
señales de impotencia, de infortunio.
En cada grito Humano,
en cada chillido Infantil de miedo,
en cada voz, en cada prohibición,
escucho las cadenas forjadas por la mente:
y escucho cómo el grito del Deshollinador
hace palidecer las oscuras Iglesias,
y el dolor del Soldado infortunado
ensangrienta los muros de Palacio.
Pero, al fin, en las calles de medianoche escucho
cómo la maldición de la joven Ramera
deseca el llanto del recién nacido,
y asola la carroza fúnebre de los Novios.
Trad. Jordi Doce

London
I wandered through each chartered street,
Near where the chartered Thames does flow,
A mark in every face I meet,
Marks of weakness, marks of woe.
In every cry of every man,
In every infant’s cry of fear,
In every voice, in every ban,
The mind-forged manacles I hear:
How the chimney-sweeper’s cry
Every blackening church appals,
And the hapless soldier’s sigh
Runs in blood down palace-walls.
But most, through midnight streets I hear
How the youthful harlot’s curse
Blasts the new-born infant’s tear,
And blights with plagues the Marriage hearse.