viernes, 18 de octubre de 2013

Aquelarre en los escombros de una jaula




Aquelarre en los escombros de una jaula

Me despiertan esos demonios
en profunda noche parlera
que gime adolorida en mis llagas
sudantes

me arrastran a ese aquelarre
que abraza mi cuerpo
donde la soledad arde mustia
donde las plumas ensangrentadas de pájaros
asilados en mis manos
escriben las palabras que han muerto

jueves, 17 de octubre de 2013

Cantos a mi corazón



Cantos a mi corazón
                                          A Catalina de Burgos

Alef    

     Veo a los amigos que un día hicieron conmigo el prodigioso viaje de la juventud
y los hallo cambiados y desconocidos; la sombra de un cuidado se extiende sobre sus
frentes y, con la vista baja, parecen avergonzados de haber sido jóvenes un día.
     En aquel tiempo, ya lejano, parecían tener alas y exhalaban un hálito de fuego por
sus ávidas bocas; sus frentes resplandecían como altas tiaras.
     Pero hoy son semejantes a viudas que se envuelven entre velos; y con sus frías miradas parecen advertir que han muerto ya para el amor.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Octubre

 
 

 
Octubre acuña en oro
redondo su moneda...
La luz es como un toro
retinto en la arboleda.

Qué próvida hermosura
de este pecho opulento.
Tal que una fruta madura,
sabroso, el pensamiento.

Boga octubre en su barca
por un mar de delicia.
La sangre, ¿es roja o zarca?
¿Es latido? ¿Es caricia?

Cómo, Señor, se ufana
desde el cenit la vida.
Su gloria se desgrana
por el aire cernida.

Piel fragante, piel suave,
tersa piel de aire y cielo.
El tacto es miel que sabe,
y el sabor, terciopelo.

Plenitud, sí, de octubre
para el gusto y la mano.
Mas la pulpa, ay, ¿no esconde
ya en su dulce el gusano?

martes, 15 de octubre de 2013

Decir con el lenguaje



En esta paz del corazón alada
descansa el horizonte de Castilla,
y el vuelo de la nube sin orilla
azula mansamente la llanada.

Solas quedan la luz y la mirada
desposando la mutua maravilla
de la tierra caliente y amarilla
y el verdor de la encina sosegada.

¡Decir con el lenguaje la ventura
de nuestra doble infancia, hermano mío,
y escuchar el silencio que te nombra!

La oración escuchar del agua pura,
el susurro fragante del estío
y el ala de los chopos en la sombra.

lunes, 14 de octubre de 2013

Madrecita




Madrecita

Madrecita, madrecita
Blanca flor de catarrana
Suave encanto de mi vida
Dulce amor que nunca engaña

Quien te mira ya te admira
Espejo que no se empaña
La virtud bien aprendida
De sufrir siempre callada

Arañita laboriosa
Que en el rincón de montaña
Su telita laboriosa
En silencio teje y guarda

Una vida encantadora
De ternura delicada
De paciencia bondadosa
Dulce amor que nunca engaña

domingo, 13 de octubre de 2013

Andalucía



A José Vignote.

Cielo brillante, fuentes rumorosas,
ojos negros, cantares y verbenas,
altares adornados de azucenas,
rostros tostados, perfumadas rosas.
Bellas noches de amor esplendorosas,
mares de plata y luz, brisas serenas,
rejas de nardos y claveles llenas,
serenatas, mujeres deliciosas.
Cancelas orientales, miradores,
la guitarra y su triste melodía,
vinos dorados, huertas, ruiseñores,
deslumbradora y plácida poesía...
He aquí al pueblo del sol y los amores,
la mañana del mundo: ¡Andalucía!

sábado, 12 de octubre de 2013

Poema 4



Ella andaba al lado de su ventana, ¡tan cursi!,
que tenía naranjas verdes y un abanico con pájaros.
-¿Qué vidrio nació en aquella gotera que toda la música
le suena a vals?
Ella tenía un alma sencilla llena de puntas de dedos
y en el blanco de los ojos llevaba un horizonte de tangos de
acordeón.


Ella estaba enamorada.

viernes, 11 de octubre de 2013

Eran verdes como un mar...




Eran verdes como un mar...

Eran verdes como un mar,
con reflejos de alto cielo.
-¡Qué bien sabían mirar!-
unos ojos que recuerdo.

En la penumbra lucían
con una luz de misterio,
como dos claros abismos
abiertos a mil deseos.

Muchas horas tuve cerca
los ojos verdes aquellos,
que implorantes me miraban
¡y yo hacia por no verlos!

Y hoy que mirarlos quisiera,
están tan lejos..., ¡tan lejos!

jueves, 10 de octubre de 2013

Autumnal



Autumnal

Eros, vita, lumen
En las pálidas tardes
yerran nubes tranquilas
en el azul; en las ardientes manos
se posan las cabezas pensativas.
¡Ah los suspiros! ¡Ah los dulces sueños!
¡Ah las tristezas íntimas!
¡Ah el polvo de oro que en el aire flota,
tras cuyas ondas trémulas se miran
los ojos tiernos y húmedos,
las bocas inundadas de sonrisas, 1
las crespas cabelleras
y los dedos de rosa que acarician!

En las pálidas tardes
me cuenta un hada amiga
las historias secretas
llenas de poesía;
lo que cantan los pájaros,
lo que llevan las brisas,
lo que vaga en las nieblas,
lo que sueñan las niñas.

Una vez sentí el ansia
de una sed infinita.
Dije al hada amorosa:
-Quiero en el alma mía
tener la inspiración honda, profunda,
inmensa: luz, calor, aroma, vida.
Ella me dijo: -¡Ven! Con el acento
con que hablaría un arpa. En él había
un divino idioma de esperanza.
¡Oh sed del ideal!

Sobre la cima
de un monte, a media noche,
me mostró las estrellas encendidas.
Era un jardín de oro
con pétalos de llama que titilan.
Exclamé: -¡Más!...

La aurora
vino después. La aurora sonreía,
con la luz en la frente,
como la joven tímida
que abre la reja, y la sorprenden luego
ciertas curiosas, mágicas pupilas.
Y dije: -¡Más!... Sonriendo
la celeste hada amiga
prorrumpió: -¡Y bien!... ¡Las flores!

Y las flores
estaban frescas, lindas,
empapadas de olor: la rosa virgen,
la blanca margarita,
la azucena gentil, y las volúbilis
que cuelgan de la rama extremecida.
Y dije: -¡Más!...

El viento
arrastraba rumores, ecos, risas,
murmullos misteriosos, aleteos,
músicas nunca oídas.
El hada entonces me llevó hasta el velo
que nos cubre las ansias infinitas,
la inspiración profunda,
y el alma de las liras.
Y lo rasgó. ¡Y allí todo era aurora!
En el fondo se vía
un bello rostro de mujer.

¡Oh, nunca
Piérides, diréis las sacras dichas
que en el alma sintiera!
Con su vaga sonrisa:
-¿Más?... dijo el hada. Y yo tenía entonces
clavadas las pupilas
en el azul; y en mis ardientes manos
se posó mi cabeza pensativa...

miércoles, 9 de octubre de 2013

Palabras de un campesino a su buey



Palabras de un campesino a su buey

.(Según una canción campesina de Egipto,
del año 1400 antes de nuestra era)

¡Oh gran buey! ¡Oh divino tiro del arado!
¡Descansa para volver a arar! ¡No revuelvas
jovialmente los surcos! Tú
que vas delante, conductor, ¡arre!
Curvados trabajamos para cortar tu pienso;
descansa ahora y cómelo, tú que nos alimentas.
Olvídate, comiendo, de los surcos. ¡Come!
Para tu establo, oh protector de la familia,
jadeantes, las vigas arrastramos. Nosotros
dormimos en lo húmedo, tú en seco. Ayer
tosiste, oh guía querido.
Estábamos desesperados. ¿No irás
a diñarla antes de la sementera, perro maldito?

martes, 8 de octubre de 2013

NO TE ADELANTES,



NO TE ADELANTES,
ni mandes,
párate
aquí dentro;
fundado a fondo por la Nada,
suelto de toda
oración,
ajustado, según
lo Pre-Escrito,
irrebasable,
yo te recibo,
en vez de toda
quietud.

lunes, 7 de octubre de 2013

Sombras



Sombras

Los amantes exactos tienen una sola sombra.

La sombra más transparente es la que producen las nubes sobre la superficie del mar.

En el Gran Concilio de Córdoba, los Padres de la Iglesia discutieron violentamente la cuestión de si al morir el cuerpo muere también la sombra.

Narciso se enamoró de su sombra y, para que no se escapase, se hizo tapiar con ella en una habitación en tinieblas.

Cuenta Plinio el Joven de un país poblado por sombras de hombres.

La sombra de la palabra es el eco.

Tiemblan los amantes cuando en las noches sus sobras se confunden.



domingo, 6 de octubre de 2013

Palabras, hipocampos


I dreamt i was the seafloor and you were the weight of the ocean pressing down on me,your quiet words of love in my ears now and again, golden, elegant and strange, like seahorses, like grace-notes, tiny floating saxophones 

palabras, hipocampos
Soñé que yo era el fondo del mar y tú el peso del océano gravitando
en mi, tus palabras de amor silenciosas en mis oídos ahora y siempre, doradas, elegantes y extrañas, como los hipocampos, notas suaves, pequeños saxofones flotantes.

sábado, 5 de octubre de 2013

EL INFANTE ARNALDOS


EL INF
ANTE ARNALDOS

¡Quien hubiera tal ventura  sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos  la mañana de San Juan!
Andando a buscar la caza  para su falcón cebar,
vio venir una galera  que a tierra quiere llegar;
las velas trae de sedas,  la ejarcia de oro terzal,
áncoras tiene de plata,  tablas de fino coral.
Marinero que la guía,  diciendo viene un cantar,
que la mar ponía en calma,  los vientos hace amainar;
los peces que andan al hondo,  arriba los hace andar;
las aves que van volando,  al mástil vienen posar.
Allí hablo el infante Arnaldos,  bien oiréis lo que dirá:
-Por tu vida, el marinero,  dígasme ora ese cantar.
Respondióle el marinero,  tal respuesta le fue a dar:
-Yo no canto mi canción  sino a quién conmigo va.

viernes, 4 de octubre de 2013

El «copo»



El «copo»

Tíñese el mar de azul y de escarlata;
el sol alumbra su cristal sereno,
y circulan los peces por su seno
como ligeras góndolas de plata.

La multitud que alegre se desata
corre a la playa de las ondas freno,
y el musculoso pescador moreno
la malla coge que cautiva y mata.

En torno de él la muchedumbre grita,
que alborozada sin cesar se agita
doquier fijando la insegura huella.

Y son portento de belleza suma:
la red, que sale de la blanca espuma:
y el pez, que tiembla prisionero en ella.

jueves, 3 de octubre de 2013

SONETOS



Sobre la libertad humana

Qué hermosa eres, libertad. No hay nada
que te contraste. ¿Qué? Dadme tormento.
Más brilla y en más puro firmamento
libertad en tormento acrisolada.

¿Que no grite? ¿Mordaza hay preparada?
Venid: amordazad mi pensamiento.
Grito no es vibración de ondas al viento:
grito es conciencia de hombre sublevada.

Qué hermosa eres, libertad. Dios mismo
te vio lucir, ante el primer abismo
sobre su pecho, solitaria estrella.

Una chispita del volcán ardiente
tomó en su mano. Y te prendió en mi frente,
libre llama de Dios, libertad bella.

miércoles, 2 de octubre de 2013

LAS HORAS




LAS HORAS

¿Para qué contar las horas
de la vida que se fue,
de lo porvenir que ignoras?
¡Para qué contar las horas!
¡Para qué!

¿Cabe en la justa medida
aquel instante de amor
que perdura y no se olvida?
¿Cabe en la justa medida
del dolor?

¿Vivimos del propio modo
en las sombras del dormir
y desligados de todo
que soñando, único modo
de vivir?

Al que enfermo desespera,
¿qué importa el cierzo invernal
o el soplo de la primavera,
al que enfermo desespera
de su mal?
¿Para qué contar las horas?
No volverá lo que se fue,
y lo que ha de ser ignoras.
¡Para qué contar las horas!
¡Para qué!. . .

martes, 1 de octubre de 2013

Y ¿QUÉ ES ESO...?



Y ¿qué es eso del Infierno?
me dirás.
Es el revés de lo eterno,
nada más.

Que yacer en el olvido
del Señor
es el infierno temido
del Amor.