domingo, 4 de mayo de 2014

Mirada de Jerez





Mirada de Jerez

Ramón López Velarde se levanta al amanecer.
El cuarto del hotel es reducido, maloliente y azul.
Se afeita, con pulida hoja libre, ante un espejo que por instantes
le devuelve la mirada de Jerez en el agua del pozo.
El calor aumenta. Con parsimonia se pone el traje negro.
No entrega la llave ni se despide de la encargada,
una muchacha que se abanica el rostro con la falda.
Se aleja por calles pedregosas, viendo siempre a las sombras que,
proyectadas en el suelo, le sugieren niños erizados en las bardas,
selvas en la espesura de las bugambillas, palmeras
con racimos minerales.

Sigue sin levantar la frente. Niega lo que pasa en el cielo.
Oye sus pasos retumbar en las piedras, advierte
que las piedfras se hacen polvo y que el polvo
se transforma en arena blanca.
Un olor a brea invade sus pulmones.
Los síntomas de asfixia huyen como cangrejos.
El golpe de las olas le llega a la cintura.
Alza por fin los ojos.
El golpe de las olas le moja la corbata.
Vive otra vez la angustia que sintiera en la pila bautismal.

sábado, 3 de mayo de 2014

Cante en la juerga






Cuando se quiebra la estrella
que sostiene los silencios,
y el vino asume en  la copa
 un gran dolor sin remedio,
Terremoto aye rebelde
de las leyes del flamenco.
¡Voz de caudal soterrado
entrega su mandamiento
Toma su cauce el bullicio
¡Oh levadura del trueno,
para herirnos en la carne
para detener al tiempo.
Le  va creciendo en la boca
una amapola de fuego
Y Terremoto levanta
Fiel sonido de lo negro
O una torre con campana
Repicando siempre ¡A muerto!
Es su amarga seguirilla
O la voz del desconsuelo
La juerga, templo del cante
En ella clama su credo
El gitano Terremoto
Oficiando su misterio..

viernes, 2 de mayo de 2014

Fiestas en Priego






Ahí, donde termina
la alta Alcarria, empieza el pino, hacen cuesta
las viñas, nacen sin esperanza
los centenos; ahí,
donde se oye sobre la piel el canto
de los grajos, está mi pueblo.
Lugar donde la noche se hace
desfiladero, sombra,
cañada...
Rondan las herramientas
mi corazón. Duermen las hoces
por mi sangre.
Si al hombre
que soñó con el fruto
se le seca la flor, ¿vamos a estar alegres?

Tú,
que intentas hoy lucirte
con el pregón del año. Tú, que cuando empiece hoy
la música, en esta plaza
vas a buscar novia. Ahí, entre las sombras
del corral, está tu casa. Mucho
le ha crecido la hierba en estos
años de paz. Ves la ventana
de la cocina, las alacenas, los armarios... Buscas
tu habitación.
En estas
tierras sin dueño
naciste tú. Desde aquí ves los montes, ves el trigo
que ardió. Quisieras
pensar que éste
no fue nunca tu pueblo.
Árboles, sendas, atajos, hoces
y caminos. Sabes que nada
se celebra hoy aquí. Pero tu llegas siempre
para estas fechas. Y saludas a todos; los besas casi
con la mirada.
............................
..............................
Pero bien sé que tú nunca
te irás. Este
es tu pueblo.
Esta es tu casa. “Mira
la claridad del campo.” Y, mientras te despides, lloras
cerca del autobús. ¿Cómo
ibas a irte, tú que no sabes
que lo que salva a veces
es el odio?

jueves, 1 de mayo de 2014

Copla 46







Ya viene la primavera,
ya los pájaros se hermanan,
¡cuánto espacio entre nosotros
y cuán cerca nuestras almas!

miércoles, 30 de abril de 2014

Letanía del ciego que ve








Que este celeste pan del firmamento
me alimente hasta el último suspiro.
Que estos campos tan fieros y tan puros
me sean buenos, cada día más buenos.
Que si en tiempo de estío se me encienden las manos
con cardos, con ortigas, que al llegar el invierno
los sienta como escarcha en mi tejado.

Que cuando me parezca que he caído,

porque me han derribado,
sólo esté arrodillándome en mi centro.
Que si alguien me golpea muy fuerte
sólo sienta la brisa del pinar, el murmullo
de la fuente serena.

Que si la vida es un acabar,
cual veleta, chirriando en lo más alto,
allá arriba me calme para siempre,
se disuelva mi hierro en el azul.

Que si alguien, de repente, vino para arrancarme
cuanto sembré y planté llorando por las nubes,
me torne en nube yo, me torne en planta,
que sean aún semillas mis dos ojos
en los ojos sin lágrimas del perro.

Que si hay enfermedad sirva para curarme,
sea sólo el inicio de mi renacimiento.
Que si beso y parece que el labio sabe a muerte,
amor venza a la muerte en ese beso.
Que si rindo mi mente y detengo mis pasos,
que si cierro la boca para decirte todo,
y dejo de rozar tu carne ya sembrada,
que si cierro los ojos y venzo sin luchar
(victoria en la que nada soy ni obtengo),
te tenga a ti, silencio de la cumbre,
o a ese sol abatido que es la nieve,
donde la nada es todo.

Que respirar en paz la música no oída
sea mi último deseo, pues sabed
que, para quien respira
en paz, ya todo el mundo
está dentro de él y en él respira.

Que si insiste la muerte,
que si avanza la edad, y todo y todos
a mi alrededor parecen ir marchándose deprisa,
me venza el mundo al fin en esa luz
que restalla.
Y su fuego me vaya deshaciendo como llama
de vela: con dulzura, despacio, muy despacio,
como giran arriba extasiados los planetas.

martes, 29 de abril de 2014

Tres sonetos






Tres sonetos
  

                                                                              A Andreíta


I

el pájaro se desampara en su
vuelo/ quiere olvidar las alas/
subir de la nada al vacío donde
será materia y se acuesta

como luz en el sol/ es
lo que no es todavía/ igual al sueño
del que viene y no sale/ traza
la curva del amor con muerte/ va

de la conciencia al mundo/ se encadena
a los trabajos de su vez/ retira
el dolor del dolo/ dibuja
su claro delirio
con los ojos abiertos/ canta
incompletamente


II

mano que ya lavara la cuchara
como quien limpia su mirada/ suena
con extañez crecana la caída
en la verdad del pájaro más lento/

así termina el centro de la entraña
que apretaba el fuego amoroso/ y
más o menos cerca del sol ardía
la tristeza/ bajo la música

los huesos disfrazaron la memoria
de fingida electricidad/ es la noche
y la ternura de su apagamiento

tropieza en cada ser/ subirá el frío
como si
tardara en gente mi animal/


III

lo que no cesa de no ser
despoja lo contrario al sueño
con mano dura/ se ven rostros
girando en la órbita vacía del

callado amor/ hilos de espanto atan
la noche escrita por el que
cazaba su inocencia con un palo
y torpe piel/ furor de lo creído

irreal/ el instante
del no/
fracasos y la fuga

hacia afuera del día/
un día cualquiera que se va
sin nombrar nada/

lunes, 28 de abril de 2014

A las tres copas digo esto








A las tres copas digo esto

Los niños que juegan y la gente
del bar son mis amigos. Pasa una mujer
deprisa con su hijo, entra un hombre azul oscuro
con un claro designio: jugaremos a las cartas
o al dominó, somos tres.
     He decidido escribir
poesías concretas. Envejezco, se necesitan
realidades, no humo.
                   Y sin embargo un humo
me nubla la vista, se interpone, suavemente,
entre la Cosa y yo, y todas las aristas
pule: el mundo ya casi no hace mal.

A las tres copas digo esto: fíate,
barca de san Pedro, bajo
cansadamente por las aguas
de otro tiempo. Me llegan hasta las rodillas.




A les tres copes dic això
 
Els nens que juguen i la gent 
del bar em són amics. Passa una dona 
de pressa amb el seu fill, entra un home blau fosc 
amb clar designi: jugarem a cartes 
o al dòmino, som tres. 
                                        He decidit escriure 
poesies concretes. Envelleixo, calen 
realitats, no fum. 
                             I tanmateix, un fum 
ara m’entela, s’interposa, fluix, 
entre la Cosa i jo, que totes les arestes 
afina: ja el món quasi no fa mal. 


A les tres copes dic això: refia’t, 
la barca de sant Pere, baixo 

cansadament per les aigües 
de l’altre temps. M’arriben als genolls.

domingo, 27 de abril de 2014

La rueda




La rueda

Verdad es que en el mapa figuraba distante, que una rueda
de mi maleta iba gimiendo, y que en las bocacalles
su cansancio exponían con razón mis tacones.
Signos quizás de pérdida -de la esperanza al menos- en la ciudad oscura,
con mi mapa y más calles de rótulos vedados. Y ese joven
que no sabría decirme sino el raído azul de su bufanda
cuando busco un cobijo, de palabras siquiera.
Andar y desandar con la ciudad ajena como albergue
no mío: dádiva y negación a un torpe rodamiento
que, de improviso, si esta es la Torre de la Pólvora,
acalla su insistencia en dar fin al viaje.

 El puente, Pre-Textos, Valencia, 1992

María Victoria Atencia (Málaga, 1931)

sábado, 26 de abril de 2014

Cavalcanti






Si una rosa no alcanza la plenitud, de tu destreza - Guido - no respondería.
La dama siempre de espaldas sonrió a un paisaje añorante.

Puesto que esa mujer más que razonar sueña, ella es en su
quietud más vieja que tu exilio,
y si otro besara su cuerpo amado ¿Tu regreso no sería inútil?
Como cualquier locura, viento o blasfemia que mueva a quien
tanto ambiciona
Puesto que esa mujer no ambiciona sino sueña se ha mantenido
joven en su pobreza.
Y si alguien derramara el vino atento sobre ella, y otro la
besara en su coño, que sería, entonces, si un viajero.....

Carmen Ollé (Lima, 1947), 

Noches de adrenalina
Cuadernos del Hipocampo, Lima, 1981

viernes, 25 de abril de 2014

Paisaje IV





(A Tina)


Los dos hombres fuman en la orilla. La mujer que nada,
sin romper el agua, no ve más que el verde
de su breve horizonte. Entre el cielo y las plantas
se extiende esta agua, que la mujer recorre,
sin cuerpo. En el cielo se posan nubes,
como inmóviles. El humo se detiene a medio aire.

Bajo el hielo del agua está la hierba. La mujer
la recorre suspendida, pero nosotros la aplastamos,
a la hierba verde, con el cuerpo. No hay a lo largo de de las aguas
otro peso. Nosotros solos sentimos la tierra.
Quizá el cuerpo alargado de ella, sumergido,
siente el ávido hielo absorberle el sopor
de los miembros soleados y derretirla viva
en el verde inmóvil. Su cabeza no se mueve.

Ella estaba tendida también, allí la hierba está doblada.
Su rostro entornado posaba sobre el brazo
y miraba la hierba. Ninguno hablaba.
Se estanca aún en el aire aquel primer chapoteo
que la recibió en el agua. Sobre nosotros se estanca el humo.
Ahora, ha llegado a la otra orilla y nos habla, goteante
su cuerpo atezado que surge entre los troncos.
Su voz es el único sonido que se oye sobre el agua
-ronca y fresca, es la misma voz de antes.

     Pensamos, tendidos
sobre la orilla, en ese verde más hondo y más fresco
que sumergió su cuerpo. Después, uno de nosotros
se tira al agua y cruza, descubriendo los hombros
en brazadas espumosas, el verde inmóvil.

Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, 1908-Turín, 1950), "Lavorare stanca" (1936, 1943), Poesie, Mondadori, Verona, 1969
Versión de J. Aulicino


Paesaggio IV

I due uomini fumano a riva. La donna che nuota
senza rompere l'acqua, non vede che il verde
del suo breve orizzonte. Tra il cielo e le piante
se distende quest'acqua e la donna vi scorre
senza corpo. Nel cielo si posano nuvole
come immobili. Il fumo si ferma a mezz'aria.

Sotto il gelo dell'acqua c'è l'erba. La donna
vi trascorre sospesa; ma noi la schiacciamo,
l'erba verde, col corpo. Non c'è lungo le acque
altro peso. Noi soli sentiamo la terra. 
Forse il corpo allungato de lei, che è sommerso,
sente l'avido gelo assorbirle il torpore
delle membra assolate e discioglierla viva
nell'immobile verde. Il suo capo non muove.

Era stesa anche lei, dove l'erba è piegata.
Il suo volto socchiuso posava sul braccio
e guardava nell'arba. Nessuno fiatava.
Stagna ancora nell'aria quel primo sciacquío
che l'ha accolta nell'acqua. Su noi stagna il fiumo.
Ora è giunta alla riva e ci parla, stillante
nel suo corpo annerito que sorge fra i tronchi.
La sua voce è ben l'unico suono che si ode sull'acqua
-rauca e fresca, è la voce di prima.

     Pensiamo, distesi
sulla riva, a quel verde più cupo e più fresco
che ha sommerso il suo corpo. Poi, uno di noi
piomba in acqua e traversa, scoprendo le spalle
in bracciate schiumose, l'immobile verde.


jueves, 24 de abril de 2014

Una madre que duerme





Una madre que duerme
llueve de dulzura dentro de sí,
como una gruta,
y en el fondo de la luz tiene a su niño.
Una madre que duerme
duerme al abrigo ardiente de una fiera
que la mira, mansa.
Es una noche dulce
en las pupilas
de su onda quieta.

Alfonso Gatto (Salerno, 1909– Capalbio, 1976), 

La forza degli occhi, Mondadori, 1954
Versión de Jorge Aulicino


Una madre che dorme

Una madre che dorme
piove in dolcezza dentro di sé
come una grotta
e in fondo al lume ha il suo bambino.
Una madre che dorme
dorme al panneggio ardente d'una fiera
che la guarda mansueta.
È una dolce sera
in mezzo alle pupille
della sua onda quieta.

miércoles, 23 de abril de 2014

Vive dices en el presente





Vive, dices, en el presente;
vive sólo en el presente.

Pero yo no quiero el presente, quiero la realidad;
quiero las cosas que existen, no el tiempo que las mide.

¿Qué es el presente?
Es una cosa relativa al pasado y al futuro.
Es una cosa que existe en virtud de que otras cosas existan.
Quiero sólo la realidad, las cosas sin presente.

No quiero incluir el tiempo en mi esquema.
No quiero pensar en las cosas como presentes;
quiero pensar en ellas como cosas.
No quiero separarlas de sí mismas, tratándolas como presentes.

Ni como reales debería tratarlas.
No debería tratarlas como nada.

Debería verlas, sólo verlas;
verlas hasta no poder pensar en ellas,
verlas sin tiempo, ni espacio,
ver pudiendo dispensar todo menos lo que se ve.
Es ésta la ciencia de ver, que no es ninguna.

martes, 22 de abril de 2014

Mutis






Era más romántico quizá cuando
arañaba la piedra
y decía por ejemplo, cantando
desde la sombra a las sombras,
asombrado de mi propio silencio,
por ejemplo: "hay
que arar el invierno
y hay surcos, y hombres en la nieve"
Hoy las arañas me hacen cálidas señas desde
las esquinas de mi cuarto, y la luz titubea,
y empiezo a dudar que sea cierta
la inmensa tragedia
de la literatura.

lunes, 21 de abril de 2014

Poesía


 
No sé si soy así, ni si me llamo
así como me llaman diariamente;
sé que de amor me lleno dulcemente
y en voz a borbotones me derramo.

Lluvia sin ocasión, huerto sin amo
donde el fruto se cae sobradamente
y donde miel y tierra, juntamente,
suben a mi garganta, tramo a tramo.

Suben y ya no sé donde coincide
mi angustia con mi júbilo, ordenando
esta razón sonora y sucesiva.

Y estoy condecorado, aunque lo olvide,
por un antiguo nombre en que cantando
voy a mi soledad definitiva.

domingo, 20 de abril de 2014

El árbol azul





El árbol azul

Un árbol azul ordena el universo.
Sus hojas destilan sobre la tierra lluvia o miel
y nace a su alrededor un espacio indeleble,
la zona donde duerme el pájaro real.

sábado, 19 de abril de 2014

Aquella misma hora







Estabas tras la mesa del despacho
dictando normas, tu verdad estéril,
cuando la asfixia recorrió tu pecho.

Yo, sin verdad alguna, mas siguiendo
con desprecio las leyes que imponías,
morí de asfixia yendo por la calle.

Sobre tí y sobre mí vuelan ahora
las alas lentas de los mismos cuervos.