viernes, 9 de mayo de 2014
Poema para una amiga muy bella
Bella te digo porque así se llaman
esas mujeres que han nacido
para la vida siempre: dulce y ácida.
Tú eres la colorada piel, la fruta,
la pierna, el pecho soberano que alzas,
pequeña porque así son los naranjos,
blanca y morena, 0 sea, cálida.
Amiga, ¿es la amistad la que nos manda
o acaso es el amor? Las dos preguntas
tienen en sí respuesta dada.
Si la verdad llegara a verse un día,
si nuestra fe se confirmara...,
pero no, amiga mía misteriosa,
que las palabras siempre engañan.
Que las palabras no sonríen nunca,
que eres tú la que ríes, dices, andas,
pones luego los ojos apartados,
muy expresivamente callas.
En estos tiempos sabe todo el mundo
guardar la ropa cuando está mojada,
hurtarse, dar olvido, fingir burla
del sentimiento porque es lágrima.
Por eso siempre estamos tan contentos,
tan campantes, tan fuertes -¡tiene gracia!-;
por dentro va la procesión, lo dicen
los gestos bruscos, las miradas.
Cuerpo de uva garnacha,
hembra de vino fuerte y alegría,
bella mujer de amor y madrugada.
Haces, querida amiga, maravillas
para evitar heridas, para
que no te vea tan hermosa, ¿sabes?
tan femeninamente en cuerpo y alma.
Y así está el pueblo de suspiros, sueños,
besos dados al rostro de la nada,
así estoy yo y así los que no quieren
confesarse que te aman.
Da miedo ver tan cerca la hermosura
cuando está viva y quema duele tanta
pasión, que así se llama, contenida
a penas duras, tiempo y trampas.
Muy bellamente estabas
cuando mis ojos una vez. Ahora
en el recuerdo vives clara.
Si se leyeran las cenizas luego,
que dicen, arden más que muchas brasas,
si alguien pusiera en claro nuestras vidas
fondo común de la desgracia.
Pero la muerte mete tanta prisa,
somos tan poca cosa, tan lejana
queda nuestra ciudad, sin nombre apenas
nosotros y los nuestros, nuestra casa...
Tus pies, tus manos y tu cara.
La tela del vestido, oh, dulces olas,
redondas islas cubre con sus aguas.
Seas amiga si la tarde, el tiempo,
corre a su puesta como el sol; hermana
si desvalidamente sufres; novia
si me recuerdas en la distancia.
Eres muy lista, mi pequeña,
eres la niña cariñosa y mala
que descubre de pronto a los mayores
todo lo que les pasa.
Temo que te sospeches cuánto he puesto
mis brazos hacia ti, cómo esperaba
volver a estar contigo, sin que nunca
me vieras cuando te miraba.
Los secretos no sé por qué se guardan;
y este secreto no interesa a nadie,
la vida es sólo cotidiana.
Pero yo escribo para ti estos versos
aunque no tengan importancia.
Mi bella amiga, ¡muchas gracias!
jueves, 8 de mayo de 2014
Soneto 118
Soneto 118
Así tal nuestros apetitos crecen
Con sabores que a paladares urgen,
Para prevenir el mal que apetecen
Buscamos medicinas que nos purguen.
Y aunque estando lleno de tu dulzura,
Amargos alimentos ingerí,
Cansado de no sentir amargura
Antes de tiempo enfermo me sentí.
Costumbre de amor es anticipar
Las enfermedades que sufriremos,
Y traer medicina, y adelantar
La cura de lo que nunca tendremos.
De esto aprendemos lección verdadera:
En amor, unos de otros se envenenan.
Sonnet 118
Like as to make our appetites more keen
With eager compounds we our palate urge,
As to prevent our maladies unseen
We sicken to shun sickness when we purge:
Even so, being full of your ne'er-cloying sweetness,
To bitter sauces did I franie my feeding.
And, sick of welfare, found a kind of meetness
To be diseased ere that there was true needing.
Thus policy in love, t'anticipate
The ills that were not, grew to faults assured,
And brought to medicine a healthful state
Which, rank of goodness, would by ill be cured.
But thence I learn, and find the lesson true,
Drugs poison him that so fell sick of you.
With eager compounds we our palate urge,
As to prevent our maladies unseen
We sicken to shun sickness when we purge:
Even so, being full of your ne'er-cloying sweetness,
To bitter sauces did I franie my feeding.
And, sick of welfare, found a kind of meetness
To be diseased ere that there was true needing.
Thus policy in love, t'anticipate
The ills that were not, grew to faults assured,
And brought to medicine a healthful state
Which, rank of goodness, would by ill be cured.
But thence I learn, and find the lesson true,
Drugs poison him that so fell sick of you.
miércoles, 7 de mayo de 2014
Invitación a la vida
Pasan las aguas por el cauce
y no terminan de pasar;
mas si de un agua no bebimos
nunca aquel agua tornará.
Y mientras corre el tiempo y llega
la hora feliz que imaginamos,
se va la vida, huyendo siempre,
cual se va el agua entre las manos...
Gocemos hasta marchitarlas
todas las flores del camino,
ya que el dolor jamás perdona
ni un paso de nuestro destino.
Gocemos la vida, gocemos...
¿Quién del mañana gozará?
Gocemos hasta embriagarnos
con una absurda saciedad.
Y aunque de luz se abrase el alma,
presto vayamos a la luz...
¡No hay más que al fin de los caminos,
sobre una lápida, la cruz!
y no terminan de pasar;
mas si de un agua no bebimos
nunca aquel agua tornará.
Y mientras corre el tiempo y llega
la hora feliz que imaginamos,
se va la vida, huyendo siempre,
cual se va el agua entre las manos...
Gocemos hasta marchitarlas
todas las flores del camino,
ya que el dolor jamás perdona
ni un paso de nuestro destino.
Gocemos la vida, gocemos...
¿Quién del mañana gozará?
Gocemos hasta embriagarnos
con una absurda saciedad.
Y aunque de luz se abrase el alma,
presto vayamos a la luz...
¡No hay más que al fin de los caminos,
sobre una lápida, la cruz!
martes, 6 de mayo de 2014
El Umbral
Mírala aquí delante.
Es la playa donde empieza el extraño
mar de la realidad. Toma su mano breve
y déjate llevar sin preguntar.
Esta mirada clara
ya la habías soñado; este cabello
rubio tiene la luz de tu ilusión más niña,
y, sin embargo, nada se parece.
No te sirve, ahora tienes
que comenzar por la primera letra.
Anda, llama a tus sueños, amánsalos, resígnalos
a fermentar ya hacerse de verdad.
Y tú, sal de tu miedo
antiguo, corazón, pasa el umbral
sin agacharte, ten valor para la dicha,
acepta la hermosura; ya eres hombre.
Échate a las espaldas
tu cariño empeñado en ser amor,
tu ceguedad, tu mundo; toca a Dios en su peso,
única voz que de El podrás sentir.
Anda, obedece y calla,
porque para eso fuiste siempre niño
bueno y sumiso; haciendo la costumbre y el símbolo
de esta nueva obediencia más profunda.
Sí, ahora eres digno
de la vida. Hasta ella te ha elevado
tu soñar doloroso de adolescencia, como
una oración que pide lo que ignora.
Y no por prepararte
-ya ves todo qué extraño, qué distinto-,
sino por esa gota de nobleza en los ojos
con que vas a aprender la realidad.
De “La espera”
lunes, 5 de mayo de 2014
Ser hombre
Ser hombre
Ser hombre es competir con la amargura,
lidiar con la tristeza, abrirle brecha
a Dios desde la cruz hasta la fecha
de la muerte. Ser hombre es la postura
sabida y siempre nueva. ¿Hay quien acierte?
¿Hay quien lo haga mejor, quien la figura
componga ante el silencio, ante la altura
de Dios? ¿Hay quien alegre se despierte
sabiéndose hombre, y hombre sin remedio,
amenazado siempre y siempre en medio
de esta contienda a muerte que es la vida?
¿Hay hombre frente al hombre que responda?
¿Hay quien escuche al hombre y no se esconda
para dar la pregunta por no oída?
lidiar con la tristeza, abrirle brecha
a Dios desde la cruz hasta la fecha
de la muerte. Ser hombre es la postura
sabida y siempre nueva. ¿Hay quien acierte?
¿Hay quien lo haga mejor, quien la figura
componga ante el silencio, ante la altura
de Dios? ¿Hay quien alegre se despierte
sabiéndose hombre, y hombre sin remedio,
amenazado siempre y siempre en medio
de esta contienda a muerte que es la vida?
¿Hay hombre frente al hombre que responda?
¿Hay quien escuche al hombre y no se esconda
para dar la pregunta por no oída?
domingo, 4 de mayo de 2014
Mirada de Jerez
Mirada de Jerez
Ramón López Velarde se levanta al amanecer.
El cuarto del hotel es reducido, maloliente y azul.
Se afeita, con pulida hoja libre, ante un espejo que por instantes
le devuelve la mirada de Jerez en el agua del pozo.
El calor aumenta. Con parsimonia se pone el traje negro.
No entrega la llave ni se despide de la encargada,
una muchacha que se abanica el rostro con la falda.
Se aleja por calles pedregosas, viendo siempre a las sombras que,
proyectadas en el suelo, le sugieren niños erizados en las bardas,
selvas en la espesura de las bugambillas, palmeras
con racimos minerales.
Sigue sin levantar la frente. Niega lo que pasa en el cielo.
Oye sus pasos retumbar en las piedras, advierte
que las piedfras se hacen polvo y que el polvo
se transforma en arena blanca.
Un olor a brea invade sus pulmones.
Los síntomas de asfixia huyen como cangrejos.
El golpe de las olas le llega a la cintura.
Alza por fin los ojos.
El golpe de las olas le moja la corbata.
Vive otra vez la angustia que sintiera en la pila bautismal.
sábado, 3 de mayo de 2014
Cante en la juerga
Cuando se quiebra la estrella
que sostiene los silencios,
y el vino asume en la copa
un gran dolor sin remedio,
Terremoto aye rebelde
de las leyes del flamenco.
¡Voz de caudal soterrado
entrega su mandamiento
Toma su cauce el bullicio
¡Oh levadura del trueno,
para herirnos en la carne
para detener al tiempo.
Le va creciendo en la boca
una amapola de fuego
Y Terremoto levanta
Fiel sonido de lo negro
O una torre con campana
Repicando siempre ¡A muerto!
Es su amarga seguirilla
O la voz del desconsuelo
La juerga, templo del cante
En ella clama su credo
El gitano Terremoto
Oficiando su misterio..
viernes, 2 de mayo de 2014
Fiestas en Priego
Ahí, donde termina
la alta Alcarria, empieza el pino, hacen cuesta
las viñas, nacen sin esperanza
los centenos; ahí,
donde se oye sobre la piel el canto
de los grajos, está mi pueblo.
Lugar donde la noche se hace
desfiladero, sombra,
cañada...
Rondan las herramientas
mi corazón. Duermen las hoces
por mi sangre.
Si al hombre
que soñó con el fruto
se le seca la flor, ¿vamos a estar alegres?
la alta Alcarria, empieza el pino, hacen cuesta
las viñas, nacen sin esperanza
los centenos; ahí,
donde se oye sobre la piel el canto
de los grajos, está mi pueblo.
Lugar donde la noche se hace
desfiladero, sombra,
cañada...
Rondan las herramientas
mi corazón. Duermen las hoces
por mi sangre.
Si al hombre
que soñó con el fruto
se le seca la flor, ¿vamos a estar alegres?
Tú,
que intentas hoy lucirte
con el pregón del año. Tú, que cuando empiece hoy
la música, en esta plaza
vas a buscar novia. Ahí, entre las sombras
del corral, está tu casa. Mucho
le ha crecido la hierba en estos
años de paz. Ves la ventana
de la cocina, las alacenas, los armarios... Buscas
tu habitación.
En estas
tierras sin dueño
naciste tú. Desde aquí ves los montes, ves el trigo
que ardió. Quisieras
pensar que éste
no fue nunca tu pueblo.
Árboles, sendas, atajos, hoces
y caminos. Sabes que nada
se celebra hoy aquí. Pero tu llegas siempre
para estas fechas. Y saludas a todos; los besas casi
con la mirada.
que intentas hoy lucirte
con el pregón del año. Tú, que cuando empiece hoy
la música, en esta plaza
vas a buscar novia. Ahí, entre las sombras
del corral, está tu casa. Mucho
le ha crecido la hierba en estos
años de paz. Ves la ventana
de la cocina, las alacenas, los armarios... Buscas
tu habitación.
En estas
tierras sin dueño
naciste tú. Desde aquí ves los montes, ves el trigo
que ardió. Quisieras
pensar que éste
no fue nunca tu pueblo.
Árboles, sendas, atajos, hoces
y caminos. Sabes que nada
se celebra hoy aquí. Pero tu llegas siempre
para estas fechas. Y saludas a todos; los besas casi
con la mirada.
............................
..............................
Pero bien sé que tú nunca
te irás. Este
es tu pueblo.
Esta es tu casa. “Mira
la claridad del campo.” Y, mientras te despides, lloras
cerca del autobús. ¿Cómo
ibas a irte, tú que no sabes
que lo que salva a veces
es el odio?
te irás. Este
es tu pueblo.
Esta es tu casa. “Mira
la claridad del campo.” Y, mientras te despides, lloras
cerca del autobús. ¿Cómo
ibas a irte, tú que no sabes
que lo que salva a veces
es el odio?
jueves, 1 de mayo de 2014
Copla 46
Ya viene la primavera,
ya los pájaros se hermanan,
¡cuánto espacio entre nosotros
y cuán cerca nuestras almas!
miércoles, 30 de abril de 2014
Letanía del ciego que ve
Que este celeste pan del firmamento
me alimente hasta el último suspiro.
Que estos campos tan fieros y tan puros
me sean buenos, cada día más buenos.
Que si en tiempo de estío se me encienden las manos
con cardos, con ortigas, que al llegar el invierno
los sienta como escarcha en mi tejado.
Que cuando me parezca que he caído,
porque me han derribado,
sólo esté arrodillándome en mi centro.
Que si alguien me golpea muy fuerte
sólo sienta la brisa del pinar, el murmullo
de la fuente serena.
Que si la vida es un acabar,
cual veleta, chirriando en lo más alto,
allá arriba me calme para siempre,
se disuelva mi hierro en el azul.
Que si alguien, de repente, vino para arrancarme
cuanto sembré y planté llorando por las nubes,
me torne en nube yo, me torne en planta,
que sean aún semillas mis dos ojos
en los ojos sin lágrimas del perro.
Que si hay enfermedad sirva para curarme,
sea sólo el inicio de mi renacimiento.
Que si beso y parece que el labio sabe a muerte,
amor venza a la muerte en ese beso.
Que si rindo mi mente y detengo mis pasos,
que si cierro la boca para decirte todo,
y dejo de rozar tu carne ya sembrada,
que si cierro los ojos y venzo sin luchar
(victoria en la que nada soy ni obtengo),
te tenga a ti, silencio de la cumbre,
o a ese sol abatido que es la nieve,
donde la nada es todo.
Que respirar en paz la música no oída
sea mi último deseo, pues sabed
que, para quien respira
en paz, ya todo el mundo
está dentro de él y en él respira.
Que si insiste la muerte,
que si avanza la edad, y todo y todos
a mi alrededor parecen ir marchándose deprisa,
me venza el mundo al fin en esa luz
que restalla.
Y su fuego me vaya deshaciendo como llama
de vela: con dulzura, despacio, muy despacio,
como giran arriba extasiados los planetas.
martes, 29 de abril de 2014
Tres sonetos
Tres sonetos
A Andreíta
I
el pájaro se desampara en su
vuelo/ quiere olvidar las alas/
subir de la nada al vacío donde
será materia y se acuesta
como luz en el sol/ es
lo que no es todavía/ igual al sueño
del que viene y no sale/ traza
la curva del amor con muerte/ va
de la conciencia al mundo/ se encadena
a los trabajos de su vez/ retira
el dolor del dolo/ dibuja
su claro delirio
con los ojos abiertos/ canta
incompletamente
II
mano que ya lavara la cuchara
como quien limpia su mirada/ suena
con extañez crecana la caída
en la verdad del pájaro más lento/
así termina el centro de la entraña
que apretaba el fuego amoroso/ y
más o menos cerca del sol ardía
la tristeza/ bajo la música
los huesos disfrazaron la memoria
de fingida electricidad/ es la noche
y la ternura de su apagamiento
tropieza en cada ser/ subirá el frío
como si
tardara en gente mi animal/
III
lo que no cesa de no ser
despoja lo contrario al sueño
con mano dura/ se ven rostros
girando en la órbita vacía del
callado amor/ hilos de espanto atan
la noche escrita por el que
cazaba su inocencia con un palo
y torpe piel/ furor de lo creído
irreal/ el instante
del no/
fracasos y la fuga
hacia afuera del día/
un día cualquiera que se va
sin nombrar nada/
lunes, 28 de abril de 2014
A las tres copas digo esto
A las tres copas digo esto
Los niños que juegan y la gente
del bar son mis amigos. Pasa una mujer
deprisa con su hijo, entra un hombre azul oscuro
con un claro designio: jugaremos a las cartas
o al dominó, somos tres.
He decidido escribir
poesías concretas. Envejezco, se necesitan
realidades, no humo.
Y sin embargo un humo
me nubla la vista, se interpone, suavemente,
entre la Cosa y yo, y todas las aristas
pule: el mundo ya casi no hace mal.
A las tres copas digo esto: fíate,
barca de san Pedro, bajo
cansadamente por las aguas
de otro tiempo. Me llegan hasta las rodillas.
A les tres copes dic això
Els nens que juguen i la gent
del bar em són amics. Passa una dona
de pressa amb el seu fill, entra un home blau fosc
amb clar designi: jugarem a cartes
o al dòmino, som tres.
He decidit escriure
poesies concretes. Envelleixo, calen
realitats, no fum.
I tanmateix, un fum
ara m’entela, s’interposa, fluix,
entre la Cosa i jo, que totes les arestes
afina: ja el món quasi no fa mal.
A les tres copes dic això: refia’t,
la barca de sant Pere, baixo
cansadament per les aigües
de l’altre temps. M’arriben als genolls.
domingo, 27 de abril de 2014
La rueda
La rueda
Verdad es que en el mapa figuraba distante, que una rueda
de mi maleta iba gimiendo, y que en las bocacalles
su cansancio exponían con razón mis tacones.
Signos quizás de pérdida -de la esperanza al menos- en la ciudad oscura,
con mi mapa y más calles de rótulos vedados. Y ese joven
que no sabría decirme sino el raído azul de su bufanda
cuando busco un cobijo, de palabras siquiera.
Andar y desandar con la ciudad ajena como albergue
no mío: dádiva y negación a un torpe rodamiento
que, de improviso, si esta es la Torre de la Pólvora,
acalla su insistencia en dar fin al viaje.
El puente, Pre-Textos, Valencia, 1992
María Victoria Atencia (Málaga, 1931)
sábado, 26 de abril de 2014
Cavalcanti
Si una rosa no alcanza la plenitud, de tu destreza - Guido - no respondería.
La dama siempre de espaldas sonrió a un paisaje añorante.
Puesto que esa mujer más que razonar sueña, ella es en su
quietud más vieja que tu exilio,
y si otro besara su cuerpo amado ¿Tu regreso no sería inútil?
Como cualquier locura, viento o blasfemia que mueva a quien
tanto ambiciona
Puesto que esa mujer no ambiciona sino sueña se ha mantenido
joven en su pobreza.
Y si alguien derramara el vino atento sobre ella, y otro la
besara en su coño, que sería, entonces, si un viajero.....
Carmen Ollé (Lima, 1947),
Noches de adrenalina,
Cuadernos del Hipocampo, Lima, 1981
viernes, 25 de abril de 2014
Paisaje IV
(A Tina)
Los dos hombres fuman en la orilla. La mujer que nada,
sin romper el agua, no ve más que el verde
de su breve horizonte. Entre el cielo y las plantas
se extiende esta agua, que la mujer recorre,
sin cuerpo. En el cielo se posan nubes,
como inmóviles. El humo se detiene a medio aire.
Bajo el hielo del agua está la hierba. La mujer
la recorre suspendida, pero nosotros la aplastamos,
a la hierba verde, con el cuerpo. No hay a lo largo de de las aguas
otro peso. Nosotros solos sentimos la tierra.
Quizá el cuerpo alargado de ella, sumergido,
siente el ávido hielo absorberle el sopor
de los miembros soleados y derretirla viva
en el verde inmóvil. Su cabeza no se mueve.
Ella estaba tendida también, allí la hierba está doblada.
Su rostro entornado posaba sobre el brazo
y miraba la hierba. Ninguno hablaba.
Se estanca aún en el aire aquel primer chapoteo
que la recibió en el agua. Sobre nosotros se estanca el humo.
Ahora, ha llegado a la otra orilla y nos habla, goteante
su cuerpo atezado que surge entre los troncos.
Su voz es el único sonido que se oye sobre el agua
-ronca y fresca, es la misma voz de antes.
Pensamos, tendidos
sobre la orilla, en ese verde más hondo y más fresco
que sumergió su cuerpo. Después, uno de nosotros
se tira al agua y cruza, descubriendo los hombros
en brazadas espumosas, el verde inmóvil.
Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, 1908-Turín, 1950), "Lavorare stanca" (1936, 1943), Poesie, Mondadori, Verona, 1969
Versión de J. Aulicino
Paesaggio IV
I due uomini fumano a riva. La donna che nuota
senza rompere l'acqua, non vede che il verde
del suo breve orizzonte. Tra il cielo e le piante
se distende quest'acqua e la donna vi scorre
senza corpo. Nel cielo si posano nuvole
come immobili. Il fumo si ferma a mezz'aria.
Sotto il gelo dell'acqua c'è l'erba. La donna
vi trascorre sospesa; ma noi la schiacciamo,
l'erba verde, col corpo. Non c'è lungo le acque
altro peso. Noi soli sentiamo la terra.
Forse il corpo allungato de lei, che è sommerso,
sente l'avido gelo assorbirle il torpore
delle membra assolate e discioglierla viva
nell'immobile verde. Il suo capo non muove.
Era stesa anche lei, dove l'erba è piegata.
Il suo volto socchiuso posava sul braccio
e guardava nell'arba. Nessuno fiatava.
Stagna ancora nell'aria quel primo sciacquío
che l'ha accolta nell'acqua. Su noi stagna il fiumo.
Ora è giunta alla riva e ci parla, stillante
nel suo corpo annerito que sorge fra i tronchi.
La sua voce è ben l'unico suono che si ode sull'acqua
-rauca e fresca, è la voce di prima.
Pensiamo, distesi
sulla riva, a quel verde più cupo e più fresco
che ha sommerso il suo corpo. Poi, uno di noi
piomba in acqua e traversa, scoprendo le spalle
in bracciate schiumose, l'immobile verde.
jueves, 24 de abril de 2014
Una madre que duerme
Una madre que duerme
llueve de dulzura dentro de sí,
como una gruta,
y en el fondo de la luz tiene a su niño.
Una madre que duerme
duerme al abrigo ardiente de una fiera
que la mira, mansa.
Es una noche dulce
en las pupilas
de su onda quieta.
Alfonso Gatto (Salerno, 1909– Capalbio, 1976),
La forza degli occhi, Mondadori, 1954
Versión de Jorge Aulicino
Una madre che dorme
Una madre che dorme
piove in dolcezza dentro di sé
come una grotta
e in fondo al lume ha il suo bambino.
Una madre che dorme
dorme al panneggio ardente d'una fiera
che la guarda mansueta.
È una dolce sera
in mezzo alle pupille
della sua onda quieta.
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