jueves, 24 de julio de 2014

Al Céfiro

 

 

Oda sáfica

Dulce vecino de la verde selva,
Huésped eterno del abril florido,
Vital aliento de la madre Venus,
                Céfiro blando;

Si de mis ansias el amor supiste,
Tú, que las quejas de mi voz llevaste,
Oye, no temas, y a mi ninfa dile,
                Dile que muero.

Filis un tiempo mi dolor sabía;
Filis un tiempo mi dolor lloraba;
Quísome un tiempo, mas ahora temo,
                Temo sus iras.

Así los dioses con amor paterno,
Así los cielos con amor benigno,
Nieguen al tiempo que feliz volares
                Nieve a la tierra.

Jamás el peso de la nube parda
Cuando amanece en la elevada cumbre,
Toque tus hombros ni su mal granizo
                Hiera tus alas.

miércoles, 23 de julio de 2014

Canción a las ruinas de Itálica




Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
fueron un tiempo Itálica famosa.
Aquí de Cipión la vencedora
colonia fue; por tierra derribado
yace el temido honor de la espantosa
muralla, y lastimosa
reliquia es solamente
de su invencible gente.
Sólo quedan memorias funerales
donde erraron ya sombras de alto ejemplo
este llano fue plaza, allí fue templo;
de todo apenas quedan las señales.
Del gimnasio y las termas regaladas
leves vuelas cenizas desdichadas;
las torres que desprecio al aire fueron
a su gran pesadumbre se rindieron.
Este despedazado anfiteatro,
impío honor de los dioses, cuya afrenta
publica el amarillo jaramago,
ya reducido a trágico teatro,
¡oh fábula del tiempo, representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago!
¿Cómo en el cerco vago
de su desierta arena
el gran pueblo no suena?
¿Dónde, pues fieras hay, está, el desnudo
luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?
Todo desapareció, cambió la suerte
voces alegres en silencio mudo;
mas aun el tiempo da en estos despojos
espectáculos fieros a los ojos,
y miran tan confusos lo presente,
que voces de dolor el alma siente,
Aquí nació aquel rayo de la guerra,
gran padre de la patria, honor de España,
pío, felice, triunfador Trajano,
ante quien muda se postró la tierra
que ve del sol la cuna y la que baña
el mar, también vencido, gaditano.
Aquí de Elio Adriano,
de Teodosio divino,
de Silo peregrino,
rodaron de marfil y oro las cunas;
aquí, ya de laurel, ya de jazmines,
coronados los vieron los jardines,
que ahora son zarzales y lagunas.
La casa para el César fabricada
¡ay!, yace de lagartos vil morada;
casas, jardines, césares murieron,
y aun las piedras que de ellos se escribieron.

Fabio, si tú no lloras, pon atenta
la vista en luengas calles destruidas;
mira mármoles y arcos destrozados,
mira estatuas soberbias que violenta
Némesis derribó, yacer tendidas,
y ya en alto silencio sepultados
sus dueños celebrados.
Así a Troya figuro,
así a su antiguo muro,
y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas,
¡oh patria de los dioses y los reyes!
Y a ti, a quien no valieron justas leyes,
fábrica de Minerva, sabia Atenas,
emulación ayer de las edades,
hoy cenizas, hoy vastas soledades,
que no os respetó el hado, no la muerte,
¡ay!, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte.
Mas ¿para qué la mente se derrama
en buscar al dolor nuevo argumento?
Basta ejemplo menor, basta el presente,
que aún se ve el humo aquí, se ve la llama,
aun se oyen llantos hoy, hoy ronco acento;
tal genio o religión fuerza la mente
de la vecina gente,
que refiere admirada
que en la noche callada
una voz triste se oye que llorando,
'Cayó Itálica', dice, y lastimosa,
eco reclama 'Itálica' en la hojosa
selva que se le opone, resonando
«Itálica», y el claro nombre oído
de Itálica, renuevan el gemido
mil sombras nobles de su gran ruina:
¡tanto aún la plebe a sentimiento inclina!
Esta corta piedad que, agradecido
huésped, a tus sagrados manes debo,
les do y consagro, Itálica famosa.
Tú, si llorosa don han admitido
las ingratas cenizas, de que llevo
dulce noticia asaz, si lastimosa,
permíteme, piadosa
usura a tierno llanto,
que vea el cuerpo santo
de Geroncio, tu mártir y prelado.
Muestra de su sepulcro algunas señas,
y cavaré con lágrimas las peñas
que ocultan su sarcófago sagrado;
pero mal pido el único consuelo
de todo el bien que airado quitó el cielo
Goza en las tuyas sus reliquias bellas
para envidia del mundo y sus estrellas.

martes, 22 de julio de 2014

Canción



¡Oh libertad preciosa,
No comparada al oro,
Ni al bien mayor de la espaciosa tierra!
Más rica y más gozosa
Que el precioso tesoro
Que el mar del sur entre su nácar cierra;
Con armas, sangre y guerra,
Con las vidas y famas,
Conquistada en el mundo;
Paz dulce, amor profundo,
Que el mal apartas y a tu bien nos llamas:
En ti sola se anida
Oro, tesoro, paz, bien, gloria y vida.


Cuando de las humanas
Tinieblas vi del cielo
La luz, principio de mis dulces días,
Aquellas tres hermanas
Que nuestro humano velo
Tejiendo, llevan por inciertas vías,
Las duras penas mías
Trocaron en la gloria
Que en libertad poseo,
Con siempre igual deseo,
Donde verá por mi dichosa historia,
Quien más leyere en ella,
Que es dulce libertad lo menos della.


Yo pues, señor exento
Desta montaña y prado,
Gozo la gloria y libertad que tengo.
Soberbio pensamiento
Jamás ha derribado
La vida humilde y pobre que sostengo.
Cuando a las manos vengo
Con el muchacho ciego,
Haciendo rostro embisto,
Venzo, triunfo y resisto
La flecha, el arco, la ponzoña, el fuego,
Y con libre albedrío
Lloro el ajeno mal y canto el mío.


Cuando el aurora baña
Con helado rocío
De aljófar celestial el monte y prado,
Salgo de mi cabaña,
Riberas deste río,
A dar el nuevo pasto a mi ganado,
Y cuando el sol dorado
Muestra sus fuerzas graves,
Al sueño el pecho inclino
Debajo un sauce o pino,
O ya gozando el aura,
Oyendo el son de las parleras aves,
Donde el perdido aliento se restaura.


Cuando la noche oscura
Con su estrellado manto
El claro día en su tiniebla encierra,
Y suena en la espesura
El tenebroso canto
De los nocturnos hijos de la tierra,
Al pie de aquesta sierra
Con rústicas palabras
Mi ganadillo cuento
Y el corazón contento
Del gobierno de ovejas y de cabras,
La temerosa cuenta
Del cuidadoso rey me representa.


Aquí la verde pera
Con la manzana hermosa,
De gualda y roja sangre matizada,
Y de color de rosa
La cermeña olorosa
Tengo, y la endrina de color morada;
Aquí de la enramada
Parra que al olmo enlaza,
Melosas uvas cojo;
Y en cantidad recojo,
Al tiempo que las ramas desenlaza
El caluroso estío,
Membrillos que coronan este río.


No me da descontento
El hábito costoso
Que de lascivo el pecho noble infama;
Es mi dulce sustento
Del campo generoso
Estas silvestres frutas que derrama;
Mi regalada cama
De blandas pieles y hojas,
Que algún rey la envidiara,
Y de ti, fuente clara,
Que bullendo, el arena y agua arrojas,
Estos cristales puros,
Sustentos pobres, pero bien seguros.


Estése el cortesano
Procurando a su gusto
La blanda cama y el mejor sustento;
Bese la ingrata mano
Del poderoso injusto,
Formando torres de esperanza al viento;
Viva y muera sediento
Por el honroso oficio,
Y goce yo del suelo,
Al aire, al sol y al hielo,
Ocupado en mi rústico ejercicio;
Que más vale pobreza
En paz, que en guerra mísera riqueza.


Ni temo al poderoso
Ni al rico lisonjeo,
Ni soy camaleón del que gobierna,
Ni me tiene envidioso
La ambición y deseo
De ajena gloria ni de fama eterna;
Carne sabrosa y tierna,
Vino aromatizado,
Pan blanco de aquel día,
En prado, en fuente fría,
Halla un pastor con hambre fatigado;
Que el grande y el pequeño
Somos iguales lo que dura el sueño.

lunes, 21 de julio de 2014

AVENTURA DE UNA DESTRUCCIÓN

 
 




CÓMO conozco el algodón y el hilo de esta almohada
herida por mis sueños,
sollozada y desierta,
donde crecí durante quince años.
Sí, en esta almohada desde la que mis ojos
vieron el cielo
y la pureza de la amanecida
y el resplandor nocturno
cuando el sudor, ladrón muy huérfano, y el fruto transparente
de mi inocencia, y la germinación del cuerpo
eran ya casi bienaventuranza.

La cama temblorosa
donde la pesadilla se hizo carne,
donde fue fértil la respiración,
audaz como la lluvia,
con su tejido luminoso y sin ceniza alguna.

Y mi cama fue nido
y ahora es alimaña;
ya su madera sin barniz, oscura,
sin amparo.

No volveré a dormir en este daño, en esta
ruina,
arropado entre escombros, sin embozo,
sin amor ni familia:
entre la escoria viva.
Y al mismo tiempo quiero calentarme
en ella, ver
cómo amanece, cómo
la luz me da en mi cara, aquí, en mi cama.
La vuestra, padre mío, madre mía,
hermanos míos,
donde mi salvación fue vuestra muerte.

domingo, 20 de julio de 2014

Soneto para acabar un amor



He quemado el pañuelo por si acaso
se pudiera tejer de nuevo el lino.
Le sobra la mitad del vaso al vino
y más de media noche al cielo raso.

Tenía que pasar esto. Y el caso
es que estando yo siempre de camino
y estando tú parada, no te vi y no
me ha cogido el amor nunca de paso.

Puede que salga a relucir la historia
porque nunca se acaba lo que acaba,
que se queda a vivir en la memoria.

Echa a andar el amor que te he tenido
y se va no sé dónde. Donde estaba.
De donde no debiera haber salido.

sábado, 19 de julio de 2014

A la frialdad VII





VII

Si interrumpe la amargura
el jardín desarreglado,
la pausa es la hoja
impura entre el soplo y el nevado.

Ya la curva del granado
no aprisiona propia hondura;
la ceja del alterado,
metamorfosis impura.

Los cambios del remolino
en el ojo no es el celo
del gamo que está de fuga.

Que si depura, el desvelo
el último punto enjuga
madriguera del mohíno.

viernes, 18 de julio de 2014

A la frialdad VI






VI

Si ya el que el ayer adivina
lo que sin signo previene,
el aire no desafina,
leve crepúsculo viene.

Las chispas que arremolina
el aire que lento adviene,
detrás de la oreja afina,
sierpe el oído deviene.

Perdida en mar de tintero
la sirenita, si yace
aprisiona sólo huellas.

Tirando del instantero
dormida abeja ya pace
el árbol de las estrellas.


jueves, 17 de julio de 2014

A la frialdad V







V

Caída la hoja miro,
ya que tu olvido decrece
la calidad del suspiro
que firme en la voz se mece.

La sombra de tu retiro
no a la noche pertenece,
si insisto y la sombra admiro
 tu ausencia no viene y acrece.

La sustancia del vacío
sólo halla su concierto
elaborando el desvelo
que presagia el cuerpo yerto.

Diosa perdida en el cielo,
yo con el cuerpo porfío.


miércoles, 16 de julio de 2014

A la frialdad IV






IV

Entre la flecha y el punto
el insecto bordonea.
El arco del cejijunto
crea paréntesis, crea.

La lluvia, que no es conjunto,
arco y violín puntea.
Cuando la escala está en punto
el reloj suave gotea.

Siento que no me siento;
borro, y hostiga la nada.
Frente a la muralla el ojo
traza la ciudad cansada.

Rasgada flecha o rastrojo
suman un solo lamento.


martes, 15 de julio de 2014

A la frialdad III





III

Sigo una voz, desconcierta;
si una huella, me revela
que la mansión más incierta
no es la que de noche vela.

Banal idea no recela
de la nube, la incierta,
fácil onda no se hiela
porque busque boca yerta.

Paradoja sonreída:
la pasión hecha jauría
quiere ser siempre vencida.

La serpiente es mano alzada.
Corona del desvarío,
Mano en la mano ocultada.


lunes, 14 de julio de 2014

A la frialdad II





II

Disperso, suave y atado,
haciendo un fugaz saludo
al ángulo del desnudo
techo, frío y aprisionado.

Al saludar lo pensado,
colmo sutil del menudo
río que fue elaborado
por un tritón barbudo.

Olvido de la corriente,
esencia del sacrificio
y candelas de la orilla.

Cuerpo que se mancilla
ya con el nuevo artificio:
ausente, no estás ausente.


domingo, 13 de julio de 2014

A la frialdad






I

El sueño que se apresura
no es el mismo que revierte.
La muerte cuando es la muerte,
Pierde la boca madura.

La esencia que no se advierte
suele ser la más impura. 7
El amarillo en la muerte,
seda es contra natura.

Ser en el ser desafía
a la unidad mensajera
que de sí mismo se fía
y sólo un rumor desaltera.

Cuando el fruto está vecino
la mano yerra sin tino

sábado, 12 de julio de 2014

En el principio fue el número



 
Creárase la soledad,
el doble de ella misma,
e incluso el triple y llegárase al siete de la nota,
al lugar del descanso, al punto geométrico,
al triángulo exacto de la transmigración perenne
-el alma que se escapa entre los brazos quietos
y el triángulo -viejo- con sus catetos rotos-.
Y de nuevo hacia el uno, 
hacia la sola agua. Consonancia perfecta
el uno con el dos y cada nota, fija, en esa vibración,
exactamente el doble en las octavas altas.
Creárase la soledad, el infinito nunca de la música,
el punto equidistante entre la nada.
La piel del hombre, un árbol.
En su interior, lo solo y el dos y el tres en su
costado
y el cuatro y nuevamente el cinco con sus dedos
correctos
y el seis (como de hombre) y el siete del retorno.
El ser, así, girando en desmesura, como un sonido
ciego
y un estuche, desnudo en cada muerte.
 

viernes, 11 de julio de 2014

Oh madre!




Oh madre! Te suplico que no me eches
esas carisangrientas
doncellas con cabezas de dragones,
que ya me están saltando a la redonda.
Ay de mí! ¿Qué haré?, ay, que me matan!

jueves, 10 de julio de 2014

Soneto amoroso.


Burla y blasona la corcilla o gama,
bien guarecida entre su bosque espeso,
del gran lebrel y acosador sabueso
cuyo ladrido la amenaza y llama.

Mas si, engañada de la hierba y grama,
al raso campo extiende el pie travieso,
muriendo paga su ligero exceso
y en vano el gremio de las selvas ama.

Así, mientras cerrado en mi aspereza
viví, burlaba, Amor, de tus rigores;
más engañóme un rostro lisonjero.

Salí de mí, siguiendo la belleza
de un paraíso con perpetuas flores,
donde a tus manos rigurosas muero.

miércoles, 9 de julio de 2014

Piel iluminada II




Entre los hilos de la bruma,
mecida en la soledad de la noche,
le asombra dorado un sueño,
la nostalgia de un primer amor
que arrastra entre las olas
las voces que le nombran…
…Y de manzanas
los pliegues de la cama
con su calor alumbran
nuevos sueños sonoros por venir.

martes, 8 de julio de 2014

Piel iluminada




Esa especie de síntesis cosmológica
o esa otra piel más espesa y dura
extendida
paralelamente,
obelisco de la escarpada tierra,
figura de barro y piel
cocida en el sexo del sol,
mi cuerpo hincado en el cuerpo
de la mujer que duerme…

lunes, 7 de julio de 2014

El hogar





Más allá de la ambición,
más allá del logro,
está el hogar.
Alegría,
sin contenido;
paz

sin razón.