viernes, 3 de abril de 2015

REDONDILLAS





Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?

Mas, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

jueves, 2 de abril de 2015

FINJAMOS QUE SOY FELIZ






Finjamos que soy feliz,
triste pensamiento, un rato;
quizá prodréis persuadirme,
aunque yo sé lo contrario,
que pues sólo en la aprehensión
dicen que estriban los daños,
si os imagináis dichoso
no seréis tan desdichado.

Sírvame el entendimiento
alguna vez de descanso, 
y no siempre esté el ingenio
con el provecho encontrado.
Todo el mundo es opiniones
de pareceres tan varios,
que lo que el uno que es negro
el otro prueba que es blanco.

A unos sirve de atractivo
lo que otro concibe enfado;
y lo que éste por alivio,
aquél tiene por trabajo.

El que está triste, censura
al alegre de liviano;
y el que esta alegre se burla
de ver al triste penando.

Los dos filósofos griegos
bien esta verdad probaron:
pues lo que en el uno risa,
causaba en el otro llanto.

Célebre su oposición
ha sido por siglos tantos,
sin que cuál acertó, esté 
hasta agora averiguado.

Antes, en sus dos banderas
el mundo todo alistado,
conforme el humor le dicta,
sigue cada cual el bando.

Uno dice que de risa
sólo es digno el mundo vario;
y otro, que sus infortunios
son sólo para llorados.

Para todo se halla prueba
y razón en qué fundarlo;
y no hay razón para nada,
de haber razón para tanto.

Todos son iguales jueces;
y siendo iguales y varios,
no hay quien pueda decidir
cuál es lo más acertado.

Pues, si no hay quien lo sentencie,
¿por qué pensáis, vos, errado,
que os cometió Dios a vos
la decisión de los casos?

O ¿por qué, contra vos mismo,
severamente inhumano,
entre lo amargo y lo dulce,
queréis elegir lo amargo?

Si es mío mi entendimiento,
¿por qué siempre he de encontrarlo
tan torpe para el alivio,
tan agudo para el daño?

El discurso es un acero
que sirve para ambos cabos:
de dar muerte, por la punta,
por el pomo, de resguardo.

Si vos, sabiendo el peligro
queréis por la punta usarlo,
¿qué culpa tiene el acero
del mal uso de la mano?

No es saber, saber hacer
discursos sutiles, vanos;
que el saber consiste sólo
en elegir lo más sano.

Especular las desdichas
y examinar los presagios,
sólo sirve de que el mal
crezca con anticiparlo.

En los trabajos futuros,
la atención, sutilizando,
más formidable que el riesgo
suele fingir el amago.

Qué feliz es la ignorancia
del que, indoctamente sabio,
halla de lo que padece,
en lo que ignora, sagrado!

No siempre suben seguros
vuelos del ingenio osados,
que buscan trono en el fuego
y hallan sepulcro en el llanto.

También es vicio el saber,
que si no se va atajando,
cuando menos se conoce
es más nocivo el estrago;
y si el vuelo no le abaten,
en sutilezas cebado,
por cuidar de lo curioso
olvida lo necesario.

Si culta mano no impide
crecer al árbol copado,
quita la sustancia al fruto
la locura de los ramos.

Si andar a nave ligera
no estorba lastre pesado,
sirve el vuelo de que sea
el precipicio más alto.

En amenidad inútil,
¿qué importa al florido campo,
si no halla fruto el otoño,
que ostente flores el mayo?

¿De qué sirve al ingenio
el producir muchos partos,
si a la multitud se sigue
el malogro de abortarlos?

Y a esta desdicha por fuerza
ha de seguirse el fracaso
de quedar el que produce,
si no muerto, lastimado.

El ingenio es como el fuego,
que, con la materia ingrato,
tanto la consume más
cuando él se ostenta más claro.

Es de su propio Señor
tan rebelado vasallo,
que convierte en sus ofensas
las armas de su resguardo.

Este pésimo ejercicio,
este duro afán pesado,
a los ojos de los hombres
dio Dios para ejercitarlos.

¿Qué loca ambición nos lleva
de nosotros olvidados?
Si es para vivir tan poco,
¿de qué sirve saber tanto?
¡Oh, si como hay de saber,
hubiera algún seminario
o escuela donde a ignorar
se enseñaran los trabajos!

¡Qué felizmente viviera
el que, flojamente cauto,
burlara las amenazas
del influjo de los astros!

Aprendamos a ignorar,
pensamiento, pues hallamos
que cuanto añado al discurso,
tanto le usurpo a los años.

miércoles, 1 de abril de 2015

IDILIO SALVAJE





¿Por qué a mi helada soledad viniste
cubierta con el último celaje
de un crepúsculo gris?... Mira el paisaje,
árido y triste, inmensamente triste.

Si vienes del dolor y en él nutriste
tu corazón, bien vengas al salvaje
desierto, donde apenas un miraje
de lo que fue mi juventud existe.

Mas si acaso no vienes de tan lejos
y en tu alma aún del placer quedan los dejos,
puedes tornar a tu revuelto mundo.

Si no, ven a lavar tu ciprio manto
en el mar amarguisimo y profundo
de un triste amor o de un inmenso llanto.

martes, 31 de marzo de 2015

El pajarito muerto








La santidad del mundo se me aparece
bajo la forma asustada de una ardilla
que me contempla entre los arbustos.
Debo esta aparición al Dios que me creó
y me hizo notar lo pequeño y lo insólito.
El polvo en el ala de la mariposa
es la lluvia jubilosa.
Me agacho y agarro al pajarito muerto
que ni la nieve supo ocultar.
¿Por qué lo mataste, oh Dios del frío
que, en la noche de Nueva York, une hombre y mujer?
Como la hormiga espero que pase el camión para atravesar
las vías sangradas por la herrumbre.
Igual al minero, amo lo que el tiempo hizo
sin que fuera preciso herir o insultar:
el casco podrido de un navío
o el fulgir de un diamante.
A esa forma de perfección, luminosa y fría,
aspiro a veces cuando, en la banca de un parque,
veo un pajarito muerto
y, hombre, soy la ardilla que las ardillas
miran con sorpresa.
Pido que me libere del rito funerario
al cielo que guarda el granizo y la tormenta.
¿Pero, cómo me oirá ese Dios sordo?
Con sus ojos vacíos, ¿de qué modo
me percibirá? Y las hojas caen, marchitas, y el otoño
es viento y podredumbre.

lunes, 30 de marzo de 2015

El niño sin pasado






Monstruos complicados
no poblaron mis sueños de niño
porque el sací-pereré no hacía daño a nadie
y se limitaba el pilluelo a danzar el maxixe desenfrenadamente
en el mundo de las chicas de madera
que mi habilidoso tío me fabricaba.

La madre del agua sólo se preocupaba
de tomar baños aseadísima
en la piscina de la quinta que no tenía ducha.

De noche yo iba al fondo del corral
para ver si aparecía un gigante con trescientos años
que iba a llevarme en un zurrón,
pero no me creía nada.

Me quedé sin tradición sin costumbres ni leyendas
me encuentro ante el mundo
echado en la hamaca blanda
que todos los países balancean.

domingo, 29 de marzo de 2015

Luz







Luz de lámpara
diccionarios
en el cuarto
minúsculo
sobre la mesa

un mapa de la luna
tinta seca
de silencios
gemelos y frío
un clavo de alambre

en la cabeza
mariposas se encendieron en mí
dalias
mis dedos
se movían sobre las teclas

mientras tanto
sombras
anticipaban
cada
palabra

*

mariposas se encendieron en mí
dalias
mis dedos sobre las teclas
sombras
precipitando mientras tanto palabras


sábado, 28 de marzo de 2015

El mar




Frappé de ta grandeur farouche
Je tremble... est-ce bien toi, vieux lion que je touche,
Océan, terrible océan!

Turquety


Océano terrible, mar inmenso
De procelosas olas que se enroscan
Floridas reventando en blanca espuma
En uno y otro polo,
Al fin... al fin te veo; al fin mis ojos
Trémulos clavo en tu cerviz indómita,
Y tu iracundo, bárbaro rugido
Al fin medroso escucho.

¿En dónde hubiste, oh piélago profundo,
Ese rugido tuyo? En vano el mazo
Enloquecido de los vientos hiende
Cuanto golpea, y llama.

Del abismo profundo las mil olas
Que avaro guardas en tu seno undoso;
Al terrible rugir del viento bravo
Tu rugido ensombrece.
En vano truena horrísona tormenta;
La voz del trueno, que estremece al cielo,
No cubre tu clamor. ¿Dónde la hubiste,
Majestuoso Oceano?

Oh mar, ese rugido es eco incierto
De la voz creadora que te hizo:
Sea, dijo; y tú fuiste, y a las rocas
Tus olas arrojaste.

De noche, cuando el cielo es puro y limpio,
Tornas tu suelo azul, corren tus olas
Sobre luceros mil; los ojos nuestros
Entre los cielos túrbanse.
De la voz de Jehová un eco incierto
Pienso que es tu rugir; sola, perenne,
Imagen de lo eterno, reflejando
Las acciones de Dios.

Sola contigo, pues, la mente libre
Se eleva, sube al cielo ardiente, altiva,
Y de este lodo terrenal se limpia,
Como el bronce en el fuego.

La ardiente musa, a tu canción unida,
Glorifica al Señor de las alturas
Con la frente más alta que las nubes
Y los pies sobre ti.

¿Qué hay más fuerte que tú? Cuando se eriza
Tu terrible melena, la flotante
Nao, de artificio extremo, en breve tiempo
Húndese y se aniquila.

Nada en la tierra tu poder resiste,
Pero un grano de arena te detiene,
¡Tan fuerte contra el hombre, tan sin fuerza
contra cosa tan flaca!

Pero en aquel instante que me espera
En que de esta prisión he de evadirme,
Iré tan alto, oh mar, que allí no llegue
Tu sonoro rugido.

Aún más fuerte que tú será mi alma:
Sin saber de temor, espacio y tiempo,
Con un gesto abrirá el estrecho círculo
del mundo y de los cielos.

Entonces, entre estrellas consteladas,
Cantando himnos de amor en arpas de ángeles,
Sonará más potente que tus olas
Al morder la áurea arena.

Será más dulce que el sencillo canto
De nostálgica virgen, cuando llena
La noche el mundo, y que la mansa brisa
Que suspira entre flores.

viernes, 27 de marzo de 2015

Te fuiste desnudando






El señuelo:
tus ropas dejadas aquí
y allá. La camisa
en el recibidor, el pantalón
encima de la tele, los zapatos
en el pasillo, la camiseta
sobre la cama, los calzoncillos
a la puerta del lavabo,

y el grifo abierto:
la bañera.

Blanco, bajo el agua teñida, te encogías,

ante mi sorpresa, blanco y rosado
como un bebé,
y el grifo seguía abierto:
el baño
en rojo.

Le dejé las llaves de tu casa
al policía que me tomó declaración.
Señuelos, le dije, sólo señuelos,
nunca un aviso.

jueves, 26 de marzo de 2015

ROMANCE DE LAS OCHO HERMANAS





¡Cantares de Andalucía!..
¡Qué bien rima la guitarra
las sonrisas de Sevilla,
los suspiros de Granada
con el silencio de Córdoba
y la alegría de Málaga!
Almería, sus amores
sueña al pie de su alcazaba,
Jaén se adormece a la sombra
de un olivo y una parra...
Huelva, la heroica y altiva
Adelantada de España,
¡sueña con un Nuevo Mundo
en el seno de otras aguas!
Y Cádiz, la danzarina,
baila desnuda en la playa
más blanca en sus desnudeces
que las espumas más blancas. 

miércoles, 25 de marzo de 2015

Córdoba







Guadalquivir se ciñe a tu costado.
Equilibrio de Bética romana.
Fatalismo de Córdoba Sultana
en un sopor de siglos enclaustrado.
Gloria de tus ancestros te ha dejado
una honda huella de filosofía.
La guitarra te da melancolía
y de las cumbres de Sierra Morena,
baja llorando con amor que pena
nostalgias de tu historia y tu hidalguía.

martes, 24 de marzo de 2015

Málaga



En mi Andalucía del alma 
hay una ciudad preciosa, 
es la Málaga asombrosa 
que a mi me trajo la calma. 
Situada junto al mar, 
entre montes y entre pinos 
quienes en ella vivimos 
no dejamos de gozar. 
De gozar su hermoso sol 
de gozar de su alegría, 
y sus hermosos vergeles. 
La enmarca un bello arrebol, 
en su preciosa bahía... 
¡Málaga, que bella eres!

lunes, 23 de marzo de 2015

Giralda






Giralda, ¡qué bonita
me pareces, Giralda- igual que ella,
alegre, fina y rubia-,
mirada por mis ojos negros- como ella-,
apasionadamente!

¡Inefable Giralda,
Gracia e intelijencia, tallo libre
-¡oh, palmera de luz!,
¡parece que se mece, el viento, el cielo!-
Del cielo inmenso, el cielo
Que sobre ti –sobre ella- tiene,
Fronda inefable, el paraíso!


(de Diario de un poeta recién casado)

domingo, 22 de marzo de 2015

Cadiz








Cádiz, rinconcito hermoso, 
entre el mar y la salina. 
Tienes la arena más fina 
y el paisaje más precioso. 
Cuando se oye una alegría 
o algún tanguillo cantar 
ya no se puede aguantar 
la sal de esta tierra mía. 
Nunca me podré olvidar 
de tu bella Puerta Tierra 
ni el muro de Cortadura, 
que muy cerquita del mar 
tu linda tacita cierra 
resguardando tu hermosura...