sábado, 5 de noviembre de 2011

A MIS LECTORES


No con mi blanda lira
serán en ayes tristes
lloradas las fortunas
de reyes infelices,
ni el grito del soldado
feroz en crudas lides,
o el trueno con que arroja
la bala el bronce horrible.
Yo tiemblo y me estremezco,
que el numen no permite
al labio temeroso
canciones tan sublimes.
Muchacho soy y quiero
decir más apacibles
querellas y gozarme
con danzas y convites.
En ellos coronado
de rosas y alelíes,
entre risas y versos
menudeo los brindis.
En coros las muchachas
se juntan por oírme,
y al punto mis cantares
con nuevo ardor repiten.
Pues Baco y el de Venus
me dieron que felice
celebre en dulces himnos
sus glorias y festines.

viernes, 4 de noviembre de 2011

QUIERO CANTAR LAS LIDES…



ANACREÓNTICA
Quiero cantar las lides
en cítara entonada
sonando el eco horrendo
de fúnebres batallas.
Mas rebelde mi lira
cuando mi mano airada
la pulsa, a Fili bella,
sólo a mi Fili canta.
En balde, en balde quiero
las épocas pasadas
renovar en mi lira
y antiguas las hazañas.
Amor las cuerdas todas
sacude con sus alas
y obstinado celebra
la bella que le encanta.
En balde yo las cuerdas
ardiendo en ira y rabia
una y otra y mil veces
despechado mudara.
Sólo a la linda Fili
cuando yo la pulsaba,
sólo sus quince hermosos
amor con ella alaba.
Suena, pues, lira mía,
tus voces acordadas
hoy el natal de Fili
den a los ecos blandas.
Y al vibrarlas Favonio
vuele y con dulce calma
en su cabello de oro
deposite sus auras.
Vuele el amor a Fili
y entréguele su aljaba
y bullicioso juegue
en sus pomas de nácar.
Del tardo Manzanares
las ninfas y zagalas
cojan vistosas flores
y hagan de ellas guirnaldas.
Suenen, lira, tus cuerdas
en la fresca mañana
la rosa del capullo
arrojando sus gracias.
Volad, versos, a Fili,
y en premio suplicadla
que torne sus ojuelos
a mirarme apiadada,
y en tantos besos deje
que en su labio de grana
mi labio robe el fuego
que en su coral se guarda;
cual ve corderos blancos
pacer en la comarca,
y como tiene el prado
fragantes flores gayas;
como hebras blondas rizas
sobre su frente vagan
y deja el mar menudas
arenas en la playa;
como suspiros tiernos
por ella el pecho lanza,
como zagales bellos
se abrasan en su llama.
Poesías, 1829-1830.

jueves, 3 de noviembre de 2011

EL POETA (¡LO QUE VA DE AYER A HOY!)



En Patria y Fe ayer sólo se inspiraba:
al oro llamó vil, y odió su brillo;
y si no tenía capa el pobrecillo,
con la lira en invierno se embozaba.
Fuerza o candor su canto respiraba,
al son de épica trompa o caramillo.
Y alguno tan romántico o sencillo
era que, ardiendo en celos, se mataba.
Hoy es el vil metal su único anhelo;
canta a la duda y nunca mira al cielo,
ni sufre por amor letal desmayo:
a un buen destino, en su ambición, aspira:
si lo consigue al fin, cuelga la lira
de un alto cedro, y… ¡que la parta un rayo!
En el fondo de mi cartera, 1898.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA HOJA BLANCA



¡Cuántas veces, la frente en la mano
y en el blanco papel la mirada,
entre el blanco papel y la mente
sorda lucha en secreto se entabla!
Como el mar solicita las velas,
como el aire estimula las alas,
el papel, con su casta blancura,
solicita a la idea y la llama.
Ven -le dice-; sumido en la mente,
pobre germen, te anulas, te matas;
tenue ser de la nada engendrado,
¿no te asusta el volver a la nada?
Ven, amiga; yo soy tu destino,
soy el aire que al águila aguarda,
soy silencio que aguarda armonías,
soy el mármol que quiere ser estatua.
Soy espera y misterio de cita;
tú la ignota belleza esperada;
soy lo incierto, lo vago, lo amorfo;
tú la línea, el color, la palabra.
Yo, mezquino papel, soy el lienzo
donde el Verbo su imagen estampa…
¡Cuántas veces impresa con sangre
en mi nieve su faz deja el alma!
«Las hablas mudas», Esperanzas y recuerdos, 1912.

martes, 1 de noviembre de 2011

MI LENGUA VA POR DO EL DOLOR LA GUÍA…


SONETO XXXII
Mi lengua va por do el dolor la guía;
ya yo con mi dolor sin guía camino;
entrambos hemos de ir con puro tino;
cada uno va a parar do no querría:
yo porque voy sin otra compañía
sino la que me hace el desatino;
ella porque la lleve aquel que vino
a hacella decir más que querría.
Y es para mí la ley tan desigual
que aunque inocencia siempre en mi conoce,
siempre yo pago el yerro ajeno y mío.
¿Qué culpa tengo yo del desvarío
de mi lengua, si estoy en tanto mal
que el sufrimiento ya me desconoce?

lunes, 31 de octubre de 2011

¿De qué se murió fulano?



-¿De qué se murió Fulano?
¿Dé cáncer? -No, de opinión.
La opinión de su tirano


Jorge Guillen

domingo, 30 de octubre de 2011

Arañas, escorpiones



Arañas, escorpiones,
Malignos organismos
Sañudos.
Hoy también
Muy pequeños abismos

Jorge Guillen

sábado, 29 de octubre de 2011

NACE EL POETA CON LA MANO HERIDA…



Nace el poeta con la mano herida
porque a ras de la palma le han cortado
el cordón en los dedos enredado
con que a su madre musa estuvo unida.
Pero se mueve en el papel caída
dejando siempre por el mismo lado
en filial obediencia a un dictado
la señal de que va perdiendo vida.
Sólo un brazo en el cuerpo la protege
y se la lleva al alma, cuna y tumba
donde entrará también cuando sucumba
el puño que en los versos entreteje
golpes contra el barrote de la pluma
que a la pena mayor, la cárcel suma.
Cuarenta y tantos sonetos al soneto, 1998.

viernes, 28 de octubre de 2011

CARACOL



En mí parece vibrar
todo el ajeno penar.
¿Seré como el caracol
que recoge bajo el sol
el gran sollozo del mar?
Canción olvidada, 1947.

jueves, 27 de octubre de 2011

El otoño



Oh mustio afán, qué lánguido consuelo;
qué desazón sin brío, oh lenta calma.
Todo lo que caduca bajo el oro
se bate con la sed de la esperanza.


El río amarillea detenido, 
la rueda del molino bate y canta; 
ésta, veloz e inmóvil permanece; 
aquél, en manos del sigilo, pasa.


Barquera es la ansiedad; sobre los remos 
la fatiga combate la tardanza; 
agua arriba es la fe, rauda y caliente; 
abajo, la ilusión abandonada. 
Las aguas, al subir, rasgan su seno; 
al descender, la siguen desmayadas.


El resplandor callado de otoño 
en vírgenes cabellos se desata. 
La barca lleva un cuerpo desvelado 
bajo la sombra en oro de las ramas.


La carne no es medida para el sueño, 
el espíritu extiende la miada; 
herida sin saetas, la doncella 
siente su compasión enamorada, 
y la hermosura llora a la hermosura 
ante la tierra embellecida y clara.


El invisible tránsito del tiempo 
la declinante majestad declara. 
Amarrada la barca al sauce triste, 
contemplarás tu imagen abismada, 
el color de los ojos en olvido, 
ausente de sí misma la palabra.


Agonizan las frondas, sufre el cielo, 
ya cruje la tierra adentro la pisada, 
y al corazón poblado de caminos 
ya le duele la sangre solitaria.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Fue en un funeral



















Fue en un funeral
y yo sentí que el muerto
leía mis pensamientos
mejor que yo mismo

martes, 25 de octubre de 2011

Un poema


Uslé

¿Un poema es un beso y por eso es tan hondo?
Un poema –¿me quieres?– se aposenta –no hables–
en mis labios que abdican del canto si me besas.
¿Un poema se escribe, se malversa, se abraza?
Oh dulce laberinto de luz, oh tenebrosa,
oh altísima y secreta confusión, amor mío.
Ocaso en Poley, 1982.

lunes, 24 de octubre de 2011

POR EL HOMBRE



Voy a cantar al hombre,
al hombre sólo.
Tapaos los oídos con cera los cobardes,
volved la espalda los indiferentes:
no callaré por eso.
No podría callar aunque me echaseis
un puñado de rosas a los ojos.
Imposible es hallar cumbre o crepúsculo
que arrasar no quisiera
por levantar del polvo a un desvalido.
Apagaría todos los luceros
por devolver a un ciego la mirada,
a un triste la esperanza,
o simplemente
por llevar un minuto de alegría
al ser más humillado de la tierra.
Sólo el hombre me importa,
sólo el hombre:
su vacío infinito,
su valentía y su temor trenzados,
su alma interrogante
azotada de siempre por la duda,
atada a una cadena de preguntas
sin posible respuesta;
su postura intermedia
entre la Nada y Dios
y su impotencia
para negar el pecho a la tristeza.
Tan sólo por el hombre,
por nosotros, hermanos, los pensantes,
los desvelados y los oprimidos,
seguiré golpeando y golpeando
en la hermética puerta clausurada;
seguiré suplicando
desde todas las voces ignoradas,
desde todos los nombres conocidos,
por los que han de venir y los que fueron,
por los niños enfermos,
por los soldados muertos,
por los muertos en el comienzo mismo de la vida,
por los triunfantes y los ajusticiados
de todas las prisiones de la tierra,
por el hombre de siempre
con su destino oscuro
abierto a los confines
lo mismo que una cruz irrevocable,
por su infancia marchita,
ensuciada por todos
sin compasión alguna a su pureza;
por su alocada juventud vencida
a golpes de renuncia y de fracaso,
por su vejez de plomo
vertiendo como alero
su mínimo caudal en el vacío…
Por esta sucesión interminable
de pasos vacilantes monte arriba,
por esta des de altura
de la que siempre fuimos rechazados,
por esta sumisión agradecida
hasta el límite mismo de la muerte,
yo vuelvo a alzar mi ruego
y vuelvo a alzar mi canto
en millones de voces repetido.
Y hablo otra vez del hombre,
de nosotros, hermanos,
en un plural abierto
sin frontera de tiempo ni de raza.
Y ahora que el ademán es aún pujante
sobre esta tierra dura que me aguarda
y bajo estas estrellas que me ignoran,
me descubro la herida,
la herida mía y nuestra,
tan vieja y tan dolida como el mundo,
a ver si la ve Dios, a ver si existe
una gota de gracia que la cure.
Frente a un muro de cal abrasadora, 1967.

domingo, 23 de octubre de 2011

¡SI PUDIERA CALLAR!




¡Si pudiera callar! Pero no puedo,
pero no querré nunca. Mira: lucen
sangre las sienes; al hablar traducen
sangre por la palabra. Con denuedo
hablaré con su lengua, con la mía,
en el coro de heridos graves. ¡Cómo
llevan razón, levantan sobre el plomo
de las alas la nueva melodía!
No me puedo callar ya más. No vale
para imponer silencio el latigazo
que me cruza la boca. Se alza, sale
la luz, tu luz, su luz, la luz de tanto
como escupiera sangre. Por mi brazo
mis venas llevan ríos con su llanto.
La madre, 1958.

sábado, 22 de octubre de 2011

LAS PALABRAS


Esteban Vicente


A José Ángel Valente
Piedras preciosas para el sentido,
diamantes de realidad.
Si van en sueños pierden su brillo,
su luminosa verdad.
Palabras vivas, nadie las toque
que no las sepa cuidar.
Compañera de hoy, 1966.

viernes, 21 de octubre de 2011

Pájaros matinales



























Fantástico sentir cómo el poema crece
mientras voy encogiéndome.
Crece, ocupa mi lugar.
Me desplaza.
Me arroja del nido.
El poema está listo.

jueves, 20 de octubre de 2011

Y sin embargo






De sobras sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría
por ti la vida entera,
por ti la vida entera;
y, sin embargo, un rato, cada día,
ya ves, te engañaría
con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.
Ni tan arrepentido ni encantado
de haberte conocido, lo confieso.
Tú que tanto has besado
tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado,
los labios del pecado.
Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.
Y me envenenan los besos que voy dando
y, sin embargo, cuando
duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.
No debería contarlo y, sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor,
nunca contigo,
bien sabes lo que digo.
Porque una casa sin ti es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera
en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.
Y cuando vuelves hay fiesta
en la cocina
y bailes sin orquesta
y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría
y al cielo de tu boca el purgatorio
y al dormitorio
el pan de cada día.

miércoles, 19 de octubre de 2011

El pajaro



Un silencio de aire, luz y cielo. 
En el silencio transparente 
el día reposaba: 
la transparencia del espacio 
era la transparencia del silencio. 
La inmóvil luz del cielo sosegaba 
el crecimiento de las yerbas. 
Los bichos de la tierra, entre las piedras, 
bajo la luz idéntica, eran piedras. 
El tiempo en el minuto se saciaba. 
En la quietud absorta 
se consumaba el mediodía. 

Y un pájaro cantó, delgada flecha. 
Pecho de plata herido vibró el cielo, 
se movieron las hojas, 
las yerbas despertaron... 
Y sentí que la muerte era una flecha 
que no se sabe quién dispara 
y en un abrir los ojos nos morimos.