jueves, 12 de noviembre de 2015

Llegará la tarde vacía de azules





Llegará la tarde vacía de azules
anunciando la derrota.
Cuando intuya, amor, el tiempo del dolor
una sombra de mi talla
me cubrirá los pasos y la mirada,
el mineral de las manos.
Cuando llegue el tiempo del desasosiego
y la tarde sea de otro,
en el íntimo silencio del vacío
inventaré un olvido.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Médanos de la mente,




Médanos de la mente,
Formaciones fugaces de la memoria,
Ahogo y mansedumbre…
El látigo del sol
 fustiga las horas.
El tiempo alimenta la eternidad
Y no desmaya en su avance,
Pero el olvido es el río oculto
Donde se lavan los días
Para llegar purificador a la muerte.
Nada dicen los astros.
El augur agoniza de deseo.

martes, 10 de noviembre de 2015

El tiempo que estás perdiendo





El tiempo que estás perdiendo
Lo pierdes porque estás vivo.
Vivir es perder el tiempo.
Los que no pierden el tiempo,
Y es porque ya lo han perdido
Para siempre, son los muertos.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Tu risa






Quítame el pan, si quieres,
...

Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.

...

domingo, 8 de noviembre de 2015

No es consuelo




No es consuelo, silencio, no es olvido
lo que busco en tus manos como plumas;
lo que quiero de ti no son las brumas,
sino las certidumbres: lo perdido
con toda su verdad, lo que escondido
hoy descansa en tu seno, las espumas
de mi propio sufrir, y hasta las sumas
de las vidas y muertes que he vivido.
No es tampoco el recuerdo lo que espero
de tus manos delgadas, sino el clima
donde pueda moverme entre mis penas.

No esperar, mas tampoco el desespero.
Hacer, sí, de mí mismo aquella sima
en que pueda habitar como sin venas.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Los abanicos del caudillo.- Poema X




Me dulcifiqué en la divina Grecia
empapándome de las más variadas músicas
y regresé a España con nostalgias de matón de barrio.

Me dulcifiqué en Grecia
y me descubrí más sanguinario
cuanto más avancé en el amor
en el amor con caricias de garfio.

Si os parece contradicción
seguid amando sin tabús
y después bailadme los resultados.

Descubiertos en el amor mis deseos de crimen
hice del lenguaje mi matadero privado.

Y necesito asesinar
porque soy hijo de matarifes con escapulario.
Violo y acuchillo palabras
para resistir la tentación de asesinaros.

Ya sé qué busco envenenando las palabras:
busco la manera impune de reventaros.

viernes, 6 de noviembre de 2015

La mano del pintor




(…) ni sabia, ni brutal, ni pensativa,
ni artesana, ni loca, ni ambiciosa,
ni puede ser sutil ni artificiosa;
la mano del pintor -la decisiva-
ha de ser una mano que se abstiene
-no muda, ni neutral, ni acobardada-,
una mano, vacante, de testigo (…).

jueves, 5 de noviembre de 2015

Esperando la mano de nieve




No escuches el ruido mentiroso
De un mundo estrepitoso y palabrero. 

Escucha en el silencio de tu alma
Tu corazón, que también es silencio.
Vienes de un mundo de mortal memoria
Y vas a otro de inmortal olvido.
Entre los dos no sabes en cuál vives
Ni quién eres tú mismo.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Fonemorama




Si canto soy un cantueso
Si leo soy un león
Si emano soy una mano
Si amo soy un amasijo
Si lucho soy un serrucho
Si como soy como soy
Si río soy un río de risa
Si duermo enfermo de dormir
Si fumo me fumo hasta el humo
Si hablo me escucha el diablo
Si miento invento una verdad
Si me hundo me Carlos Edmundo

martes, 3 de noviembre de 2015

Don Cogito lee el periódico





En primera página
la noticia de la matanza de 120 soldados
la guerra ya duraba mucho
uno puede acostumbrarse
justo al lado información
de un crimen espectacular
con el retrato del asesino
la mirada de Don Cógito
salta indiferente
la hecatombe de los soldados
para sumergirse con deleite
en la descripción del espanto cotidiano
un agricultor de unos treinta años
en una depresión nerviosa
mató a su mujer
y a sus dos pequeñuelos
con precisión se describen
la ejecución del crimen
la posición de los cuerpos
y otros detalles
a los 120 caídos
inútil es buscar en un mapa
la excesiva lejanía
los oculta como una jungla
no estimulan la imaginación
son demasiados
la cifra cero al final
los transforma en una abstracción
un tema para meditar:
la aritmética de la compasión.

lunes, 2 de noviembre de 2015

VOY A ESCRIBIR UN LIBRO






Voy a escribir un libro que hable de las (poquísimas)
mujeres de mi vida. De mi primera novia,
me enseñó el amor y las puertas secretas
del cielo y del infierno; de Isabel, que se fue
al país de los sueños con el pequeño Nemo,
porque aquí lo pasaba fatal; de Margarita,
recordando unos jeans blancos y unos lunares
estratégicamente dispuestos; de Ginebra,
que le dejó a Lanzarote plantado por mi culpa
y fundó una familia respetable a mi costa;
de Susana, que sigue tan guapa como entonces;
de Macarena, un dulce que me amargó la vida
dos veranos enteros; de Carmen, que era bruja
y veía el futuro con ojos de muchacho;
de la red que guardaba los cabellos de Paula
cuando me enamoré de su melancolía;
de Arancha, de Paloma, de Marta y de Teresa;
de sus besos, que izaron la bandera del triunfo
sobre la negra muerte, y también de su helado
desdén, que recluyó tantas veces mi espíritu
en la triste mazmorra de la desesperanza.
Voy a escribir un libro que hable de las mujeres
que han escrito mi vida.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Canción



Canción
“Llueve en este poema”
Eduardo Carranza.
Llueve. La tarde es una
hoja de niebla. Llueve.
La tarde está mojada
de tu misma tristeza.
A veces viene el aire
con su canción. A veces…
Siento el alma apretada
contra tu voz ausente.
Llueve. Y estoy pensando
en ti. Y estoy soñando.
Nadie vendrá esta tarde
a mi dolor cerrado.
Nadie. Solo tu ausencia
que me duele en las horas.
Mañana tu presencia regresará en la rosa.
Yo pienso —cae la lluvia—
nunca como las frutas.
Niña como las frutas,
grata como una fiesta
hoy esta atardeciendo
tu nombre en mi poema.
A veces viene el agua
a mirar la ventana
Y tú no estás
A veces te presiento cercana.
Humildemente vuelve
tu despedida triste.
Humildemente y todo
humilde: los jazmines
los rosales del huerto
y mi llanto en declive.
Oh, corazón ausente:
qué grande es ser humilde!
31 de diciembre de 1944

sábado, 31 de octubre de 2015

(“Nuevas promociones”, II)



Escupía mis clases —muy poquitas por suerte—
y después a vivir. ¡Tarará, tararí!
(“Nuevas promociones”, II)

viernes, 30 de octubre de 2015

Quietud,...



Quietud, pereza, languidez, sosiego…
un sol desencajado el suelo dora,
y a su valiente luz deslumbradora
que le ha dejado fascinado y ciego.

El mar latino, y andaluz, y griego,
suspira dejos de cadencia mora,
y la jarra gentil que perlas llora
se columpia en la siesta de oro y fuego.

Al rojo blanco la ciudad llamea;
ni una brisa los árboles cimbrea,
arrancándoles lentas melodías.


Y sobre el tono de ascuas del ambiente,
frescas cubren su carmín rïente
en sus rasgadas bocas las sandías.

jueves, 29 de octubre de 2015

LLEGADA





EN una rosa está tu lecho, amada. A ti misma
(yo, ay, nadador contra la corriente de aroma)
te he perdido. Así como ante el umbral de la vida
son tres por tres (de fuera no contables) los meses,
así hacia dentro vertido seré. De pronto,
dos mil años antes de la criatura aquella
que saboreamos cuando el contacto se inicia,
súbitamente, frente a ti, naceré a tus ojos.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Meditaciones rurales





...Todo llega y todo pasa.
Nada eterno:
ni gobierno
que perdure,
ni mal que cien años dure.

- Tras estos tiempos vendrán
otros tiempos y otros y otros,
y lo mismo que nosotros,
otros se jorobarán.

martes, 27 de octubre de 2015

La Diosa Blanca




El clima del pensamiento pocas veces se ha descrito.
No es el terror de la escarcha caucasiana,
ni ese cavilante calor hindú
para el que un taparrabos y un plato de arroz
alcanza hasta que llega el pestilente monzón.
Pero, sin invierno, la sangre se adelgazaría;
o, sin verano, los hogares arderían demasiado.
En el pensamiento las estaciones coinciden.
El pensamiento tiene un mar al cual mirar, sin viajar;
colinas para quebrar el borde de un cielo blando,
que no deben escalarse en busca de un paisaje aún más blando,
pocos pájaros, lo bastante para los gusanos
cuyo destino no es volverse mariposas;
pocas mariposas, lo bastante para las flores
que son el lujo de un huerto henchido;
algunas veces, viento, en las chimeneas del atardecer;
lluvia en el techo del alba, en la mirada adormecida;
rayas de nieve en la cumbre de la colina, alimentando
el tierno arroyo a la entrada del valle
que reverdece el valle y parte los labios;
el sol, simple como un vecino del campo;
la luna, grandiosa, sin nubes que la adornen

lunes, 26 de octubre de 2015

Melancolía del desaparecer




Y pensar que, después que yo me muera,
aún surgirán mañanas luminosas;
que, bajo un cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
encarnará en la seda de las rosas.
Y pensar que desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida,
y que habrá nuevos cielos de escarlata
bañados por la luz del sol poniente,
y noches llenas de aquella luz de plata
que inundaron mi vieja sementera
cuando aun cantaba Dios bajo mi frente.

Y pensar que no puedo, en mi egoísmo,
llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja;
que he de marchar yo solo hacia el abismo,
y que la Luna brillará lo mismo
y que ya no la veré desde mi caja.