Improvisación Anda que güena t´espera; ´üeno está tu padre, güeno p´arrimate tres zurrios y no dejate i^pa´l pueblo enjamás. ¿Onde has andao? Dime ¿Qué diablos t´has jecho toita la noche de Dió sin acudir y sabiendo que tós aquí t´aguardaban como al santo venimiento muertos de jambre? - ¡Qué corcio!, yo estuve en el desconcierto, es decí, yo estuve juera, que los que estaban por dentro eran tós los señoracos, la gente gorda der pueblo. ¡Vaya mozas peripuestas! ¡Vaya jembras de lo güeno! ¡vaya Marcos Reóndo qu´estaba que pa coméselo! Pos ¿y aquel del organillo? ¡no era naide con los deos! Asín son las juegas, madre, de los señores der pueblo, asín da gusto, ¡qué contri!, y no como aquí jacemos, siempre empinando la bota, cantando siempre lo mesmo. Aquellos eran cantares con tó lo suyo, por cierto qu´a mi me páece mentira qu´aquel mocino tan nuevo, tan delgaino, cantara tan juerte y con tanto genio. ¡Vaya un vozarrón, mi madre!, retumbaba com´un trueno, y endispués s´iba apagando tiritando en el galguero, jaciendo unos gorgoritos, jormando un feligranero, apretando y aflojando, bajando y después subiendo, destirajando la clopla y queándose un momento con un son d´esos mu juertes, que los llaman dos de pecho, lo mesmito que los mícales jacen parás en el cielo. ¡Mecachi en dies, vaya un tio! ¿Onde l´enseñaron eso? Pa mí que no es en España, porque en España yo creo que l´enseñan a uno na más qu´a cantá flamenco. Lo qu´a mí me da coraje es qu´a lo mejó no entiendo la letra de las tonás que se canta con más genio. Cúchili, fáchili, mochi ¡Anda, verigua tú eso! Pos asín se las gastaban las coplas del desconcierto. Lo qu´es ´pa´l cante no hay otro no pué ser que llegue haberlo como ese Marcos, tan flaco, tan delgaino, tan tieso, que canta más qu´una máquina cantaöra, ¡ya lo creo! Y pa cuestíon de la música, pa dal de prisa a los deos no pué habel otro en el mundo que maneje el estrumento mejó, ni con tanto garbo, con más gracia y más salero como ese señor Echániz qu´es un tio de cuerpo entero. Y ya lo sabes tó, madre, tó lo que pasa pol pueblo, y da gracias a las gracias que s´acabó el desconcierto, que si no, manque m´hubiera padre escachurroa los sesos endispués, esta presona no güerve pal rastrojeo, no güerve con los avios, ni güerve con los aperos, y os saldrían relañas en el estómago mesmo. ¡Vivan los Marcos Reóndos! ¡Vivan los músicos güenos! ¡Vivan las cars bonitas de las muchachas del pueblo! Y dile a padre que venga, que no m´importa un pimiento que m´atice tres zurrios y me retuerza el pescuezo. |
miércoles, 14 de noviembre de 2012
EL DESCONCIERTO
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