Yo no sé qué esperamos los unos de los otros,
ni la razón para tener a mi mano como un fiel aliado. Nada puedo esperar de una mano capaz de señalar al justo y al perverso o escribir poemas en las habitaciones de un verano impregnado de vino y sal y sangre. Sólo, quizá, recordar otra gente que ahora se arrastra entre pájaros muertos y vivir seriamente un calendario cuyas mentiras apenas disimulan lo efímero de su numeración. |
miércoles, 18 de junio de 2014
martes, 17 de junio de 2014
Poema del Circulo IV
IV
Un círculo y un ojo que se miran despacio
mientras ruedan inmóviles
la ladera hacia arriba
y aplastan lo más frágil
algo que estaba en ellos y dejaron caer
un punto una pupila
el centro de sí mismos
algo que estaba en ellos y ya no necesitan
pues ya no son palabra
o no-palabra sino tiempo y amor
un círculo incansablemente quieto
que se evadió del punto o centro o Dios
y que ahora lo aplasta en el ahora.
lunes, 16 de junio de 2014
Poema del Círculo III
III
Todo lo que decimos o callamos
da vueltas y más vueltas
abrazo de espirales
que giran enredándose
las curvas enlazadas a las curvas
remolino de curvas
que forman la palabra y su silencio
agujero que busca sus paredes de vidrio
para llamarse vaso
tierra que busca el aire para llamarse halcón
remolino de círculos que escapan de sí mismos
de círculos abiertos enganchados forzándose
a decir lo que callan y a callar lo que dicen
no-palabra que busca que alguien la pronuncie
para llamarse tiempo
y palabra que busca la mano que la borre
para llamarse amor
no-palabra y palabra que se enredan
mientras van por el aire
y se olvidan de qué estaban buscando
y se rozan se frenan se detienen de pronto
un círculo o tifón dormido en el vacío
un círculo al que un ojo sueña desde el vacío.
domingo, 15 de junio de 2014
Poema del Circulo II
II
Y lo que no decimos
da vueltas y más vueltas
gira sobre sí mismo
en loca rotación que provoca una llama
invisible un incendio
que se extiende imparable por un bosque
ocupado por seres que no existen
por seres imposibles o vacíos
habitantes M cero o de la nada
que escuchan temerosos
el no-chisporroteo de las llamas
y ponen sus no-piernas a correr
estampida de huecos
que buscan una forma donde estar
a salvo del no-bosque que se quema
una forma o palabra o barro o nota
el estruendo de un círculo bajando una montaña
que aplaste lo más frágil la huella del Silencio.
sábado, 14 de junio de 2014
Poema del cÍrculo I
Todo lo que decimos da vueltas y más vueltas rueda desde nosotros a nosotros baja por la pendiente que llamamos espalda mundo ser da vueltas y más vueltas para encerrarnos juntos en la bola de nieve en el alud de círculos que van por la ladera creciendo y retumbando aplastando lo frágil la huella de los lobos y al Viejo Excursionista expulsado del cielo. |
viernes, 13 de junio de 2014
Tú no estarás. Ya no...
Tú no estarás. Ya no.
En la última tarde tu mirada tenía
un dolor a jardines descuidados,
una luz huidiza y astillada,
un caminar de hombre con mirada de trapo,
y un corazón tartamudo.
Llevabas un temblor de naufragio y una venda en los ojos.
El temblor también es una forma de mirar.
Y tú temblabas mientras tu luz caía.
Crepitar es caer. Pero hacia dentro.
Estaba requiriendo una llamada.
Estabas demorándote
en aquellos días primeros del verano,
contra un presentimiento de invernadero triste,
de sangre requisada.
Perdido en las aduanas del corazón.
Supe que te morías por tus ojos.
Esos ojos que eran
con dolor a madera,
con sabor a manzanas,
párpados de cobre
como cofres de lluvia
que se abrían con lástima.
Ahora todo es ausencia.
Los pájaros que encuentro,
el crujir de la tierra sobre la mansa lluvia,
el llanto de los niños detrás de las palabras.
A veces el pensamiento se ensombrece de pronto
y declina el mundo aún más deprisa
y nos sobreviene una noche destemplada, una herida negra.
Sé que me buscaste.
En esa larga noche de imperdibles sin rumbo,
en el instante mismo en que tu cuerpo
se astilló para siempre
y tu llama empezaba a ser fractura,
témpano,
camisa desplomándose.
El verano se acaba.
y los recuerdos ruedan
sobre los empedrados negros
como regueros de sombra.
Y es cierto que tal vez puedas vivir años y años
sin regresar de una sonrisa
Y tú estás regresando
con el verdor de los arces en la lluvia
sobre la claraboya más blanca de la luz.
Y tu frente ha tomado
la difícil transparencia del brezo o la retama.
Y veo descarriarse de pronto
aquel ovillo de lana triste
que fue toda mi infancia,
aquella habitación de costurera
aquel balcón solaz
que de muy niña
se asomaba al clamor hirviente de las calles,
y ahora lo veo todo
irse desmadejándose encima de tu cuerpo,
detrás
detrás
detrás
y todavía
mi pequeño puñal de niña sin palabras,
DEPRISA,
MÁS,
CAER
Y SIN EMBARGO,
un cuerpo que se rompe,
EL CABO FINAL DE LA MADEJA,
aquel reloj de arena creciendo
desmesuradamente
mientras cae
cada pequeña muerte en granazón,
y todas se reúnen,
y la arena se agranda
hasta cubrir toda la habitación
con un murmullo seco de sombras alejándose.
En este sueño, padre,
puedo verte jugando con mis manos.
Cuando las manos eran cálidas y obradoras.
Lápices de ternura,
que nos llevaban siempre a emborronar los sueños.
De "El jardín navegable" 1990
En la última tarde tu mirada tenía
un dolor a jardines descuidados,
una luz huidiza y astillada,
un caminar de hombre con mirada de trapo,
y un corazón tartamudo.
Llevabas un temblor de naufragio y una venda en los ojos.
El temblor también es una forma de mirar.
Y tú temblabas mientras tu luz caía.
Crepitar es caer. Pero hacia dentro.
Estaba requiriendo una llamada.
Estabas demorándote
en aquellos días primeros del verano,
contra un presentimiento de invernadero triste,
de sangre requisada.
Perdido en las aduanas del corazón.
Supe que te morías por tus ojos.
Esos ojos que eran
con dolor a madera,
con sabor a manzanas,
párpados de cobre
como cofres de lluvia
que se abrían con lástima.
Ahora todo es ausencia.
Los pájaros que encuentro,
el crujir de la tierra sobre la mansa lluvia,
el llanto de los niños detrás de las palabras.
A veces el pensamiento se ensombrece de pronto
y declina el mundo aún más deprisa
y nos sobreviene una noche destemplada, una herida negra.
Sé que me buscaste.
En esa larga noche de imperdibles sin rumbo,
en el instante mismo en que tu cuerpo
se astilló para siempre
y tu llama empezaba a ser fractura,
témpano,
camisa desplomándose.
El verano se acaba.
y los recuerdos ruedan
sobre los empedrados negros
como regueros de sombra.
Y es cierto que tal vez puedas vivir años y años
sin regresar de una sonrisa
Y tú estás regresando
con el verdor de los arces en la lluvia
sobre la claraboya más blanca de la luz.
Y tu frente ha tomado
la difícil transparencia del brezo o la retama.
Y veo descarriarse de pronto
aquel ovillo de lana triste
que fue toda mi infancia,
aquella habitación de costurera
aquel balcón solaz
que de muy niña
se asomaba al clamor hirviente de las calles,
y ahora lo veo todo
irse desmadejándose encima de tu cuerpo,
detrás
detrás
detrás
y todavía
mi pequeño puñal de niña sin palabras,
DEPRISA,
MÁS,
CAER
Y SIN EMBARGO,
un cuerpo que se rompe,
EL CABO FINAL DE LA MADEJA,
aquel reloj de arena creciendo
desmesuradamente
mientras cae
cada pequeña muerte en granazón,
y todas se reúnen,
y la arena se agranda
hasta cubrir toda la habitación
con un murmullo seco de sombras alejándose.
En este sueño, padre,
puedo verte jugando con mis manos.
Cuando las manos eran cálidas y obradoras.
Lápices de ternura,
que nos llevaban siempre a emborronar los sueños.
De "El jardín navegable" 1990
jueves, 12 de junio de 2014
CARTA A UN POETA NUEVO
Oh apasionado adolescente, cuida
que tus palabras no lo digan todo,
y sirvan ellas de iluminación
porque les diste persistencia de astro,
no por quemarlas y quemarte en ellas.
que tus palabras no lo digan todo,
y sirvan ellas de iluminación
porque les diste persistencia de astro,
no por quemarlas y quemarte en ellas.
Equipaje, 2005
miércoles, 11 de junio de 2014
Memoria poética
Parece como si existiera en el cerebro una región totalmente específica, que podría denominarse "memoria poética" y que registrara aquello que nos ha conmovido, encantado, que ha hecho hermosa nuestra vida.
Milan Kundera
martes, 10 de junio de 2014
ANÁLISIS DEL VIENTRE
ANÁLISIS DEL VIENTRE
Aquel vientre era para ser observado con lupa,
pues bajo el cristal cada pequeño pliegue,
cada rugosidad se hacía
multiplicado labio.
pues bajo el cristal cada pequeño pliegue,
cada rugosidad se hacía
multiplicado labio.
El amor, demasiado brutal,
jamás repararía,
el petulante de la viril pasión
que el aire agota de un solo trago inútil
jamás repararía.
jamás repararía,
el petulante de la viril pasión
que el aire agota de un solo trago inútil
jamás repararía.
Mas nosotros, mi amiga, analicemos
con la frialdad habitual a la que sólo
el poema se presta
la difícil pasión de lo menos visible.
con la frialdad habitual a la que sólo
el poema se presta
la difícil pasión de lo menos visible.
lunes, 9 de junio de 2014
Demoradamente
Me voy a demorar aquí hacia los fugaces días;
contra tanto saqueo voy a ofrecer resistencia,
elevar un rumor de abejas que confundan;
bien quisiera un agosto desmedido,
el saber de los abrazos que repiten en el encuentro,
en las esquinas del tiempo.
Y voy a estar en las prórrogas del calendario grande.
¿A donde lleva el olvido los distintivos del corazón,
las grandes causas?
¿Qué espejo entierra tanto?
¿Qué censo no deja constancia de los que sobrevivieron?
¿Quien ha borrado los pronombres?
¿Con qué desolación visita el tiempo
y repara en la honra, en los recados de los sábados,
en las rosas de puntual aparición, en las tizas
de fijar el pájaro en las pizarras,
en la brasa que encontramos en el
centro de la ciudad;
aquel amor confuso parecido a la tristeza;
miradas de ojos bajos...?
¿Qué cruzadas tormentas golpean estos muros?
Voy a quedarme a repasarlo todo,
a ser la luz vigía, a mirarlo otra vez,
a repetir los nombres, a decirlos despacio,
a sacarlos del error de su muerte,
a respirar con ellos,
a alentar una flor por encima de la estación festiva
y tan mortal un marzo de alta lámpara.
Voy a vivir en esta casa mientras perdure
el pan de tu memoria.
domingo, 8 de junio de 2014
Amor
Ven, Amor, si eres Dios, y vuela.
Luis de Góngora
O no suspires por su nombre
o no reclames su presencia;
que si llega a escucharte, te abrasa;
que si llega a abrazarte, te quema.
No es un dios el Amor, pero vibra;
no es abeja el Amor, pero vuela:
vibra, músico, en todos los cuerpos;
tiembla, candido, en todas las nieblas.
Y si pone en los labios rocío,
una gota de sangre se lleva.
Que le gustan los labios si rojos
y por blanca la blanca azucena,
y vuela.
(De Servidumbre de paso, 1981)
sábado, 7 de junio de 2014
Planas de poesía
"porque además de ser un hombre como vosotros, soy un poeta, y un poeta es un corazón más sobre la niebla del mundo.
Por favor, abridme paso, que quiero ser el primero en saludar con mi sangre vuestras sonrisas de azufre, vuestras mujeres de estopa. Por favor, abridme paso."
viernes, 6 de junio de 2014
Los 300 escalones
Papá, perdimos tantas cosas
además de la infancia y los trescientos escalones que tú pintaste
nunca he sabido si para decirnos que había que subirlos o bajarlos.
Y ahora pienso, desde tu mano que me ayudaba a recorrerlos,
que tal vez me dijiste entonces
que había que subirlos y bajarlos
y para eso los pintaste
y para eso pasaste días enteros
pintando una escalera interminable,
una hermosa escalera rodeada de árboles y árboles
llena de luz y amor,
una escalera para mí,
una escalera para que pudiera subir,
vivir,
y una escalera para descender,
callar,
y sentarme a tu lado como entonces
jueves, 5 de junio de 2014
Mujer de primavera
Mujer de primavera
Detrás de las palabras sólo te tengo a ti.
Triste quien no ha perdido
por amor una casa.
Triste el que muere
con un aura de respeto y prestigio.
Me importa lo que sucede en la noche
estrellada de un verso.
Triste quien no ha perdido
por amor una casa.
Triste el que muere
con un aura de respeto y prestigio.
Me importa lo que sucede en la noche
estrellada de un verso.
miércoles, 4 de junio de 2014
Todos tienen algún objeto precioso que ofrecer...
Todos tienen algún objeto precioso que ofrecer:
un cuenco de agua negra en que mirarse,
la piel recién curtida de un leopardo,
un hijo o un potro amado por los vientos.
Pero yo nada tengo:
cuando quiero mostrar tu reflejo en mis manos
te pierdo, y otra noche infinita
comienza, pues al perderte ni siquiera yo
me pertenezco.
(de "Hainuwele", 1990
martes, 3 de junio de 2014
Nadaba...
Nadaba por el agua transparente
en lo hondo, y pescaba gozoso
con un pequeño arpón peces brillantes,
amigos, moteados.
Aquella agua tan densa, nadar
como un gran pez, vosotros,
dijo, me esperabais en casa.
Pensé entonces en Klee,
en la dorada. Ahora leo:
estás roto y tus sueños
se cuelan en tu vida, esa sensación
de realidad es muy fuerte; estas pastillas
te ayudarán.
Dorado pez,
dorada de los abismos, destellos
en lo hondo. Un sueño subterráneo
nos recorre, nos reúne,
nacemos y morimos, mas se repite
el sueño y queda el pez,
su densidad, la transparencia.
(Antonio Gamoneda, Jerónimo Salvador)
(De caza nocturna)
lunes, 2 de junio de 2014
El poema no escrito
EL POEMA NO ESCRITO
Me gusta contemplarte al salir de la ducha,
como a Susana los ancianos bíblicos.
Por la puerta entornada te acecho cuando envuelves
en la toalla el muslo o el tobillo,
el pecho rebosante tras la línea del brazo:
odaliscas de Ingres, pastoras de Boucher
cálidas, sosegadas, inocentes,
ninfas de Bouguereau, esclavas de Gérôme,
Venus de Cabanel –horizontal espuma–,
tan redonduelamente comestibles.
Tendrá un nombre ese pliegue de la axila
que se bifurca en dos entre los dientes;
el leve mofletillo que bordea redondo
el friso de la media, debajo de la nalga;
ese cuenco rosado en que acaban las ingles,
donde el pulgar se tensa en breves círculos
entreabriendo el estuche de la lengua.
Tengo que consultar a un catedrático
de Anatomía.
Ya escribiré un poema
cuando esté muerta el arte del deseo
domingo, 1 de junio de 2014
SIEMPRE LLEGAMOS A DESTIEMPO
Siempre llegamos a destiempo.
Cada llegada es un fracaso. Parte
ya el tren y conseguimos
subir en marcha. Todo en vano.
Nos lleva, es cierto. Pero ya se ha ido.
A través del cristal nos asomamos,
pero la vida ya se ha ido; todo
se ha ido inacabado.
Estamos viendo, rostros, árboles,
de otras personas y otros campos.
Estamos contemplando una montaña
que ya no es esta misma que miramos.
Oímos voces, gritos, carcajadas
que hace ya tiempo que sonaron.
Difícilmente pretendemos
hallar una respuesta por el tacto;
y cuando al fin tocamos algo vivo
ya no está allí lo que tocamos.
Cada momento que nos lleva
es un presente ya pasado.
Nos lleva, es cierto. Pero ya se ha ido;
se había ido al alcanzarlo.
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