Uno se queda sólo...
Y quien se rinde al sueño... ¿Y ahora me preguntas... La que cuenta mi dote no me anda buscando... Ésta sin arrogancia... Pues si ahora te dejara mi cansancio... Fuera de ti la tierra no es distinta... |
jueves, 31 de enero de 2013
miércoles, 30 de enero de 2013
GABRIEL ARESTI, 1981
Seis años y tu verbo sigue dentro del mío
precisando las voces de este mundo en acecho.
Padre bronco, me diste la tormenta por techo,
la intemperie por muro y por predio el baldío.
Seis años hasta darte mi epitafio tardío,
largamente fraguado en el hondo despecho.
Sobre el erial cernías el vuelo insatisfecho,
gavilán de tiniebla, centinela sombrío.
Me legaste el destino del lobo solitario,
la desazón extrema, la amargura sin tasa
y la acerba certeza de no ser necesario.
Que en el yermo en cenizas no me falte tu brasa.
Que me acosen los perros por guardar tu expoliario.
Que me encuentre la muerte defendiendo tu casa.
martes, 29 de enero de 2013
Deseos
Deseos |
¡Yo quisiera salvar esa distancia,
ese abismo fatal que nos divide, y embriagarme de amor con la fragancia mística y pura que tu ser despide! ¡Yo quisiera ser uno de los lazos con que decoras tus radiantes sienes! ¡Yo quisiera, en el cielo de tus brazos, beber la gloria que en tus labios tienes! ¡Yo quisiera ser agua y que en mis olas, que en mis olas vinieras a bañarte, para poder, como lo sueño a solas, a un mismo tiempo por doquier besarte! ¡Yo quisiera ser lino, y en tu pecho, allá en las sombras, con ardor cubrirte, temblar con los temblores de tu pecho y morir del placer de comprimirte1 ¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisiera llevar en mí, como la nube, el fuego; mas no, como la nube en su carrera, para estallar y separarnos luego! ¡Yo quisiera en mí mismo confundirte, confundirte en mí mismo y entrañarte; yo quisiera en perfume convertirte, convertirte en perfume y aspirarte! ¡Aspirarte en un soplo como esencia, y unir a mis latidos tus latidos, y unir a mi existencia tu existencia, y unir a mis sentidos tus sentidos1 ¡Aspirarte en un soplo del ambiente, y así verter sobre mi vida en calma, toda la llama de tu pecho ardiente y todo el éter de lo azul de tu alma! ¡Aspirarte mujer... de ti llenarme, y en ciego y sordo y mudo constituirme, y ciego, y sordo y mudo, consagrarme al deleite supremo de sentirte y a la suprema dicha de adorarte! |
lunes, 28 de enero de 2013
Eufemismo
Eufemismo |
Es tan terrible decir que te he olvidado
que digo que tengo algodón en la memoria, para que creas al menos que tu recuerdo me es grato. Pero nada hay que me lleve a evocarte, ni el dolor, ni la dicha, nada. Rectifico, me mueve el afán por encontrar un pretexto, el afán por escribir sobre la palabra eufemismo. Terrible paradoja tener que recordarte para decir amable que sólo eres algodón en mi memoria |
domingo, 27 de enero de 2013
PALABRAS PROFÉTICAS
PALABRAS PROFÉTICAS |
Homenaje a San Juan de la Cruz
Arrastrar largamente la cola del desmayo sin miedo a una posible rebelión de fragancia . Dejarse florecer durante el mes de mayo de alelíes las manos los ojos de distancia. Perdonar a la lluvia su vocación profunda su amor de las estatuas su modelado egregio perdonarla aunque luego sepamos que se inunda de torsos mutilados el jardín del colegio. Olvidar los perfumes que lloran los colores merecer los escorzos que renuevan el aire. Dimitir abdicar coronas y esplendores corbatas fabulosas perdidas al desgaire. Porque querido amigo ya todo se compensa mis deudas tus jazmines trastornos siderales el muerto que se estira el caracol que piensa y el ala de la tórtola prolongando hospitales. |
sábado, 26 de enero de 2013
Así era
Así era |
Canta, me dices. Y yo canto.
¿Cómo callar? Mi boca es tuya. Rompo contento mis amarras, dejo que el mundo se me funda. Sueña, me dices. Y yo sueño. ¡Ojalá no soñara nunca! No recordarte, no mirarte, no nadar por aguas profundas, no saltar los puentes del tiempo hacia un pasado que me abruma, no desgarrar ya más mi carne por los zarzales, en tu busca. Canta, me dices. Yo te canto a ti, dormida, fresca y única, con tus ciudades en racimos, como palomas sucias, como gaviotas perezosas que hacen sus nidos en la lluvia, con nuestros cuerpos que a ti vuelven como a una madre verde y húmeda. Eras de vientos y de otoños, eras de agrio sabor a frutas, eras de playas y de nieblas, de mar reposando en la bruma, de campos y albas ciudades, con un gran corazón de música. |
viernes, 25 de enero de 2013
EN TORNO AL CASTICISMO
EN TORNO AL CASTICISMO
A Fanny Rubio, que me desaconsejó escribir en la lengua del Imperio.
Uno quiere a su lengua porque es materia y útil
del oficio escogido, pero no, quede claro,
por su más que dudosa belleza. Nunca he sido
amigo de postrarme ante los diccionarios.
Cabreros y ladrones, no monjes cluniacenses,
forjaron sus palabras sin brillo ni eufonía.
¿Qué cabía esperar de un hato miserable,
quemado por los soles, comido por la tiña?
Jamás tuve por cierto aquello del Espíritu,
del Genio de los Pueblos. Si escribo en español,
no es por Volkgeist alguno que en el albor de España
fluyera entre las barbas del Cid Campeador.
Aunque Rodrigo Díaz el de Vivar debía
fablar un castellano más recio que una aldaba.
Oíanlo los moros al pie de la alcazaba,
y no les alcanzaba al cuerpo la chilaba.
Con todo, no era el pobre un pozo de elocuencia.
Al paso de los siglos, afortunadamente,
nos fuimos refinando, pero la poesía,
de sobre está decirlo, no ha sido nuestro fuerte.
No obstante, hay excepciones. Catad: el Arcipreste.
Manrique. Garcilaso. Quevedo no era manco.
Incluso entre los vascos tuvimos una de ellas,
pero eso antes de Franco.
Detesto sobre todo a la canalla rancia
que hace de esta cuestión cuestión de patriotismo.
Nuestro maestro en estro, Jaume el Conqueridor,
es catalán, inglés y un poco filipino.
En cuanto a mí, la tribu de que procedo, dicen,
moraba ya en los flancos del alto Pirineo
allá cuando Caín sembraba cañamones,
y yo, que me lo creo,
no voy a mendigaros un plato de lentejas
ni un sitio junto al fuego. A ver quién se aventura,
hermanos amadísimos, a negarme el derecho
de primogenitura.
Y si de vez en cuando perpetro un vizcainismo,
que a nadie se le ocurra venir a darme vaya,
y menos a vosotros, pecheros del idioma,
que soy hidalgo viejo, del Fuero de Vizcaya.
jueves, 24 de enero de 2013
AMAPOLA TRASTORNO...
AMAPOLA TRASTORNO... |
Amapola trastorno,
exaltación morada, disparate. Salga lo que saliere. Y qué estruendo de alas, y qué dulce lastre sentimental sobre la lengua, y amistad en las manos, ofrecida sin ponderar, qué arrebatada. Comulgar en la música aspereza, junto al estribo ya, de amanecida, con mujer desolada, y el rasgueo, y la última vez, y el aguardiente, y sollozar a frutas. Salto, furor de gozo, de pataleo de quien pide encontrarse, con la prisa amantísima del ánima que al fin tocó el fraterno -ay, engañoso; ay, ay, inconvincente- universal llamado. Yo ya me voy. Deslúmbrame el metal decadente de la barca que habrá de conducirme. Y el camino. Porque me voy mañana. Yo me parto. Vengo a decirte adiós para olvidarte. Lucen de adentro las canciones que me vienen de afuera. Si me dieran, al menos, no morir tan lejos. -Mexicano el acento desgarrado de plumas claras y de flores y me enriquece de arrobadas turquesas-. Yo sé, yo ya me voy; yo reconozco, como si me doliera, la indudable armazón altanera del halo corporal que me circunda. Propenso al celo ardiente, y al hipérbaton sanguíneo y los mercados, y al encabalgamiento de los ojos viriles en los pares argumentos de la media naranja; multiplícanse ternura por fervor, y el resultado quema entre sangre y piel y piel desnuda. Tartamudo, efusivo intraducible entusiasmo del habla. La recámara suntuaria y sin pesar de la memoria. Abierta y enjoyada. También. Contento. Compañera. Aunque comience y me sujete por los tobillos este centro fijo de rueda de molino. Me columpio, vuelvo a subir, volteo; aspa de graves órbitas iguales recorridas de frente, con ronquidos de ventarrón en las orejas. Hélice a al mitad, desmorecida, nauseosa, mecánica, bajando al fondo del quedar durmiendo |
miércoles, 23 de enero de 2013
EN UNA AUSENCIA
EN UNA AUSENCIA |
¿Dónde estás que no te encuentro,
dulce amor del alma mía? ¡Maldición eterna el día que arrancó mi bien de mí! ¿Dónde están aquellas horas que el amor me dio en tus brazos? ¿Quién rompió los tiernos lazos con que unido estuve a ti? Hado bárbaro me sigue, no hay mudanza en mi fortuna: infeliz desde la cuna, infeliz seré al morir. Dame tregua a la esperanza; pruebo el bien, más pronto vuela; si un instante me consuela luego aumenta mi gemir, Si ambicioso el pecho mío dichas mil pidiera al cielo, bien pudiera el vano anhelo con dureza castigar. Más no quiero yo esos bienes: vierta en otro su tesoro: sólo pido un bien que adoro y jamás lo he de gozar. Retirado a oculto asilo, denme ¡ay, Dios! que en dulce calma, embebida en ti mi alma, viva exento de temor. ¡Qué placer! Allí mi gloria fuera verte a cada instante, mi universo tu semblante, mi ventura solo amor. Y no amor arrebatado, pasajero, mal seguro, sino aquel tranquilo y puro, hecho sólo a consolar. Lento fuego, hermosa llama, cual luz del occidente que ,al ponerse, aunque no ardiente, nunca deja de brillar. Débil choza bastaría a prestarnos fiel asilo, que un hogar, cuando es tranquilo, sobra a un puro corazón. Guarden ¡ay! esos tiranos para sí el poder, la gloria, de ellos sólo en mi memoria quedará la compasión. ¡Ah! Yo en medio de mis males sé que tengo quién me llora, quién en este instante, ahora, suspirando por mi está. Ellos ¡míseros! me envidian, que no saben qué es ternura; yo más quiero esta amargura que el placer que el oro da. |
martes, 22 de enero de 2013
Boca a boca
Boca a boca |
Copa de vida donde quiero y sueño
Beber la muerte con fruición sombría, Surco de fuego donde logra Ensueño Fuertes semillas de melancolía. Boca que besas a distancia y llamas En silencio, pastilla de locura Color de sed y húmeda de llamas... ¡Verja de abismos es tu dentadura! Sexo de un alma triste de gloriosa; El placer unges de dolor; tu beso, Puñal de fuego en vaina de embeleso, Me come en sueños como un cáncer rosa... Joya de sangre y luna, vaso pleno De rosas de silencio y de armonía, Nectario de su miel y su veneno, Vampiro vuelto mariposa al día. Tijera ardiente de glaciales lirios, Panal de besos, ánfora viviente Donde brindan delicias y delirios Fresas de aurora en vino de Poniente... Estuche de encendidos terciopelos En que su voz es fúlgida presea, Alas del verbo amenazando vuelos, Cáliz en donde el corazón flamea. Pico rojo del buitre del deseo Que hubiste sangre y alma entre mi boca, De tu largo y sonante picoteo Brotó una llaga como flor de roca. Inaccesible... Si otra vez mi vida Cruzas, dando a la tierra removida Siembra de oro tu verbo fecundo, Tú curarás la misteriosa herida: Lirio de muerte, cóndor de vida, ¡Flor de tu beso que perfuma al mundo |
lunes, 21 de enero de 2013
SONETOS
Oración por la belleza de una muchacha
Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;
esos bultos de nieve, que bullía
al soliviar del lino la tersura
y, prodigios de exacta arquitectura,
dos columnas que cantan tu armonía.
¡Ay, tú, Señor, le diste esa ladera
que en un álabe dulce se derrama
miel secreta en el humo entredorado!
¿A qué tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama
¡Dale la eternidad que le has negado!
domingo, 20 de enero de 2013
Carta a usted
Carta a usted |
Según dicen ya tiene usted otro amante.
Lástima que la prisa nunca sea elegante. Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa, se resigne a ser viuda, sin haber sido esposa. Y me parece injusto discutirle el derecho de compartir sus penas sus goces y su lecho pero el amor señora cuando llega el olvido también tiene el derecho de un final distinguido Perdón... Si es que la hiere mi reproche... Perdón aunque sé que la herida no es en el corazón Y para perdonarme... Piense si hay más despecho que en lo que yo le digo, que en lo que usted ha hecho. Pues sepa que una dama con la espalda desnuda sin luto en una fiesta, puede ser una viuda. Pero no como tantas de un difunto señor sino para ella sola, viuda de un gran amor. Y nuestro amor recuerdo, fue un amor diferente al menos al principio, ya no, naturalmente. Usted será el crepúsculo a la orilla del mar, que según quien lo mire será hermoso o vulgar. Usted será la flor que según quien la corta, es algo que no muere o algo que no importa. O acaso cierta noche de amor y de locura yo vivía un ensueño y... y usted una aventura. Si... usted juró cien veces ser para siempre mía yo besaba sus labios pero no lo creía. Usted sabe y perdóneme que en ese juramento influye demasiado la dirección del viento. Por eso no me extraña que ya tenga otro amante a quien quizás le jure lo mismo en este instante. Y como usted señora ya aprendió a ser infiel a mí así de repente me da pena por él. Sí, es cierto... alguna noche su puerta estuvo abierta y yo en otra ventana me olvidé de su puerta O una tarde de lluvia se iluminó mi vida mirándome en los ojos de una desconocida. Y también es posible que mi amor indolente desdeñara su vaso bebiendo en la corriente. Sin embargo señora... Yo con sed o sin sed nunca pensaba en otra... si la besaba a usted. . Perdóneme de nuevo si le digo estas cosas pero ni los rosales dan solamente rosas. Y no digo estas cosas por usted ni por mí sino por... por los amores que terminan así. . Pero vea señora... que diferencia había entre usted que lloraba... y yo que sonreía. Pues nuestro amor concluye con finales diversos usted besando a otro... Yo escribiendo estos versos. |
sábado, 19 de enero de 2013
LAS OCAS
Antzarrak doazi marraskan
donibaneko kalean
Aphez Beltzaren Kanta
En el recuerdo cruzan las estradas de Anglet
sobre el barro invernal.
Iban a la matanza con el marcial empaque
de un batallón de gastadores rusos.
Mayi las degollaba. Margarita
les quitaba las plumas.
La vieja Cathalin apilaba sus cuerpos
debajo del manzano.
Nosotros, los más chicos, nos sentábamos mudos
en un banco de iglesia, junto a la barda, y dicen
que alguna vez lloré de horror.
Pero eso debió ser muy al principio,
porque hoy sólo me queda la extrañeza
ante el desdén glacial con que miraban
el cuchillo de Mayi, la de las manos rojas.
viernes, 18 de enero de 2013
Con nosotros
Con nosotros |
En la habitación
de al lado en la misma habitación que hasta hace poco era mía rodeada de los mismos libros en las mismas librerías mirando los mismos cuadros sobre las paredes mismas toda asombro vida ojos amor manos alegría canta y juega ríe ríe una niña una niña. (del libro Claridad) |
jueves, 17 de enero de 2013
A la pintura
A LA PINTURA |
A ti, lino en el campo. A ti, extendida
superficie, a los ojos, en espera. A ti, imaginación, helos u hoguera, diseño fiel o llama desceñida . A ti, línea impensada o concebida. A ti, pincel heroico, roca o cera, obediente al estilo o la manera dócil a la medida o desmedida. . A ti, forma; color, sonoro empeño Por que la vida ya volumen hable, Sombra entre luz, luz entre sol oscura. . A ti, fingida realidad del sueño. A ti, materia plástica palpable. A ti, mano, pintor de la Pintura. |
miércoles, 16 de enero de 2013
DISPUTA CON LA FORTUNA
DISPUTA CON LA FORTUNA |
VII
Pues dame liçençia, mudable Fortuna, por tal que blasme de ti como devo. Lo que a los sabios non deve ser nuevo inoto a persona podrá ser alguna; e pues que tu fecho así contrapuna, fas a tus casos como se concorden, ca todas las cosas regidas por orden son amigables de forma más una. |
martes, 15 de enero de 2013
Del tiempo
Del tiempo |
A Fernando de Saavedra
Mira con cuánta priesa se desvia De nosotros el sol, al mar vecino, Y aprovecha, Fernando, en tu camino La luz pequeña de este breve dia. Antes que en tenebroso noche fria Pierdas la senda, y de buscarla el tino, Y aventurado en manos del destino, Vagues errando por incierta via. Háganse ajenos casos enseñado, Y el miserable fin de tantos pueda Con fuerte ejemplo apercibir tu olvido. Larga carrera, plazo limitado Tienes, veloz el tiempo corre, y queda Solo el dolor de haberlo mal perdido. |
lunes, 14 de enero de 2013
Oda (en metro antiguo)
Nunca pensé que un día iba a morirme.
Siempre joven, envuelto en este manto,
Mi mirada soñaba con la estrella
De la soledad.
Cuando, al pronto, viniste un día a mí,
Tú, Sufrimiento, dulce y doloroso…
Y hasta el fondo bebí el mortal deseo
De tanta impiedad.
Ardo vivo en dolor, cual viejo Nesos,
O Hércules con telas venenosas;
Mi fuego no se extingue ni con toda
El agua del mar.
Consumido por mi propia ensoñación,
En mi propia pira me hundo en llamas…
¿Volveré luminoso como el pájaro
Fénix volverá?
¡Marchad muy lejos, ojos turbadores;
Vuelve a mi alma, triste Indiferencia;
Para poder morir tranquilo, a mí
Mismo me darás!
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