viernes, 31 de enero de 2014
Casilda de la alta madrugada
Cuando te acuerdes de mi cuerpo
y no puedas dormir
y te levantes medio desnuda
y camines a tientas por tus habitaciones
borracha de estupor y de rabia
en algún lugar de la Tierra
yo andaré insomne por algún pasillo
careciendo de ti toda la noche
oyéndote ulular muy lejos y escribiendo
estos versos degenerados.
jueves, 30 de enero de 2014
La cabellera cortada
La cabellera cortada |
¿Son éstos los rubísimos cabellos
que ya bajando en trenzas elegantes, ya llovidos de perlas y diamantes, ya al aura sueltos, eran siempre bellos? ¡Ah! ¿Quién los pudo separar de aquellos vivos marfiles que ceñían antes, del más bello de todos los semblantes, de sus hermanos más felices que ellos? Médico indocto, ¿fue el remedio solo que hallaste, el arrancar con vil tijera tan rico pelo de tan noble frente? Pero sin duda te lo impuso Apolo para que así no quede cabellera que con la suya competir intente. |
miércoles, 29 de enero de 2014
A si mismo
A sí mismo |
Ahora reposarás y para siempre,
cansado corazón. Murió el engaño que eterno imaginé. Murió. Y advierto que en mí, de lisonjeras ilusiones con la esperanza, aun el anhelo ha muerto. Para siempre reposa; basta ya de palpitar. No existe cosa digna de tus latidos; ni la tierra un suspiro merece: afán y tedio es la vida, no más, y fango el mundo. Cálmate, y desespera por última vez: a nuestra raza el Hado sólo otorgó el morir. Por tanto, altivo, desdeña tu existencia y la Natura y la potencia dura que con oculto modo sobre la ruina universal impera, y la infinita vanidad del todo. |
martes, 28 de enero de 2014
Orfeo y Eurídice
Orfeo por su mujer,
dicen que bajo al Infierno;
y por su mujer no pudo
bajar a otra parte Orfeo.
Dicen que bajó cantando
y por sin duda lo tengo,
pues en tanto que iba viudo,
cantaría de contento.
Montañas, riscos y piedras
su armonía iban siguiendo,
y si cantara muy mal
le sucediera lo mesmo.
Cesó el penar en llegando
y en escuchando su intento,
que pena no deja a nadie
quien es casado tan necio.
Al fin pudo con su voz
persuadir los sordos reinos;
aunque el darle a su mujer
fue más castigo que premio.
Diéronsela lastimados,
pero con Ley se la dieron:
que la lleve y no la mire,
ambos muy duros preceptos.
Iba el delante guiando,
al subir; porque es muy cierto
que al bajar son las mujeres
las que nos conducen, ciegos.
Volvió la cabeza el triste;
si fue adrede, fue bien hecho;
si acaso, pues la perdió,
acertó esta vez por yerro.
Esta conseja nos dice
que si en algún casamiento
se acierta, ha de ser errando,
como errarse por aciertos.
Dichoso es cualquier casado
que una vez quedó soltero;
mas de una mujer dos veces,
es ya de la dicha extremo
lunes, 27 de enero de 2014
Era en invierno...
Era en invierno. Estábamos, ya tarde,
sentados junto al fuego, muy turbados, y con hablar de tiempo, enrojecíamos cual niños de colegio enamorados. Sus ojos al bordado ella inclinaba y al techo los tenía yo clavados; no se dijera que ambos observásemos sino que ambos éramos observados. Pensaba yo: "Por sólo una sonrisa le daría la sangre de mis venas, y de las flores de mi ingenio el ramo". Cuando de pronto, alzose ella muy pálida, sus manos escondió entre mis cabellos y "Escucha -dijo susurrante-: "Te amo". |
domingo, 26 de enero de 2014
¿Dónde se oculta el sol?
¿Dónde se oculta el sol?
¿Quién está amenazando
con su espada
lo que aún tiene vida
por morir?
¿Qué nueva luz alumbra
el horizonte?
¿Qué nueva soledad
nos ha cubierto
con su manto de hierro?
Nos queda por romper
una única rosa
de cristal.
Una única rosa.
sábado, 25 de enero de 2014
EL VASO
Siéntate
a la mesa. Bebe un vaso de agua. Saborea cada trago. Y piensa en todo el tiempo que has perdido. El que estás perdiendo. El tiempo que te queda por perder. |
viernes, 24 de enero de 2014
Alma tú que diversas cosas tantas
Alma, tú, que diversas cosas tantas
ves, oyes, hablas, lees, piensas y escribes; vos ojos, y sentido, tú, que vives para al pecho llevar sus voces santas; ¿después o antes quisisteis andar cuantas sendas tan mal andáis por mil declives, sin hallar ni ojos suyos, ni arrequives, ni huellas adoradas de sus plantas? Hoy con tan clara luz y signos tales no debería errar en el vïaje que me encumbra a moradas celestiales. Esfuérzate en llegar, flaco coraje, por niebla de desdén y dulces males, siguiendo el paso y luz de su visaje. |
jueves, 23 de enero de 2014
Guimel
GUIMEL |
Con los pies torpes aún del sueño, con el alma aún velada por las tinieblas que en el sueño
se acumulan, he intentado alargar mi paseo por las calles con aire juvenil. Y he marchado tras las muchachas jóvenes, para alegrar mi corazón. Pero tras de sus pasos ligeros me he sentido tan cansado y me he sentido tan extraño a ellas, con mi corazón amargo de experiencia, que bien pronto las he dejado perderse entre la multitud y he seguido yo solo mi camino. Y he vagado, sin rumbo y sin objeto, ante los reverberos, viendo pasar ante mí la vida, la vida lejana y esquiva, la vida que se aleja para siempre del hombre que ya perdió su juventud y duerme en pleno día. |
miércoles, 22 de enero de 2014
PADRE
PADRE |
Esta tarde en el campo piafaban las bestias.
Y yo me quedé quieta, porque padre roncaba como cuando, zagal, dormíamos en la era. Me tiró sobre el pasto de un golpe, sin palabras. Y aunque hubiera podido a sus brazos mi fuerza, no quise retirarlo, porque padre era padre: él sabría qué hiciera. Tampoco duró mucho. Y piafaban las bestias. |
martes, 21 de enero de 2014
DESPUÉS DE LA DERROTA
DESPUÉS DE LA DERROTA |
Los vencidos se fueron calle abajo.
No siempre los vencidos son grandes perdedores. Bajo el brazo llevaban el recuerdo del triunfo que supone aceptar la derrota. |
lunes, 20 de enero de 2014
PROFECÍA
PROFECÍA |
Algún día vendrás, sabes que miento,
que no puedo ya más tender la seda lunar de la esperanza. Algún día vendrás como una horca, el fiero corazón guardando la armadura y los labios en flor como limones sangrados para el beso. Peregrino lo sé, sé que algún día recabarás aquí tu singladura y yo te aguardaré, aguardaré tu oído del vacío, sé que miento, que no oiré nunca más tu caracola niña. Puede ser que vengas algún día de otoño o una noche de fuego en las ventanas, algún día puede ser, pero sabes que miento, yo no sé si algún día. |
domingo, 19 de enero de 2014
En otra profesión
En otra profesión |
¡Oh Libertad! ¡Oh de héroes madre santa,
y de los hombres principal derecho que está grabado en todo noble pecho y nuestra parte superior levanta! ¿Pues cómo así con atrevida planta te deja incauta virgen y su techo nativo trueca por el claustro estrecho y eterno cautiverio no la espanta? Mas no; que, aunque parece que te huella al hierro dando su dorado pelo, quien más te busca, Libertad, es ella; más libre la hace su ceñido velo, porque la misma servidumbre es bella si eterna Libertad nos da en el cielo. |
sábado, 18 de enero de 2014
CÓMO COMER SIN TI?
¿Cómo comer sin ti, sin la piadosa
costumbre de tus alas que refrescan el aire y renuevan la luz? Sin ti, ni el pan ni el vino, ni la vida, ni el hambre, ni el jugoso color de la mañana tienen ningún sentido ni para nada sirven. Allá fuera está el mar. Allá fuera, en el mundo, estás tú. Comiendo tú sin mí: tu hambre, tu pan, tu vino y tu mañana. Yo aquí, ante los manteles opacos y la bebida amarga, ante platos sin sabor ni colores. Lo intento, sí, lo intento, pero cómo comer sin ti, ni para qué... Tú te has llevado tu olor a bosque y el gusto de la vida. Fuera están mar y aire. Dentro, yo solo frente a la mesa puesta que ha perdido su voz y su alegría. |
viernes, 17 de enero de 2014
jueves, 16 de enero de 2014
LA CASA DEL PLACER
LA CASA DEL PLACER |
A José Iribarne
que ha gustado conmigo el vino insípido y la carne áspera Alef Como cualquier hijo del hombre, también he entrado un día en la Casa del Placer. La Casa del Placer es amplia y hospitalaria: en ella hay grandes toneles para los bebedores y lechos para los indolentes, En su interior se está a maravilla. Pero en la Casa del Placer hay una extraña costumbre, que no vi en parte alguna. El que consume el vino, debe apurar también las heces; el que come el racimo, debe comer también el escobajo, y el que ama a una mujer hasta devorar su carne, debe cargar después toda la vida ya con su esqueleto. * * * * * Bet La Casa del Placer es una casa donde reina la mejor armonía y donde los desconocidos viven más unidos que los hermanos. Las más duras tareas se realizan allí sin rebeldía, y se consumen con placer los más insípidos manjares. Nunca resuenan voces irritadas ni restallan los látigos, y sin guardianes se mantiene un orden más perfecto que el de las cárceles y los camposantos. En la Casa del Placer cada uno cumple con gusto su tarea, y los más díscolos caracteres se convierten en modelos de mansedumbre. Los que en las casas de los padres rehusaron los platos sazonados, aquí roen alegremente los huesos más duros, y los que esquivan el contacto de las castas esposas, aquí besan con gusto los labios más hediondos; las espaldas más rígidas se curvan aquí llenas de gracia. * * * * * Guimel Durante mucho tiempo, yo he ido al mercado de las cortesanas y he aceptado el trato inicuo que hombres y mujeres hacen sobre su carne. Y he saboreado, sin repugnancia, el placer que se me ofrecía y como un hombre que elige esclavas, así he sido entre las mujeres que se ofrecen. Y he amado alegremente y sin temor a las mujeres desconocidas, y anónimas, todas semejantes como sus sexos emboscados en una misma encrucijada. * * * * * Lamed ¡Oh amigos! El amor de las cortesanas es triste y peligroso; y deja nuestras almas más hambrientas que antes. Para nosotros, ¡oh amigos!, ellas tienen sus cuerpos manifiestos como grandes moles; pero la puertecita de su ternura está cerrada para nosotros. Nuestros brazos pueden ceñir del todo sus cinturas; pero nunca llegarán al hueco pequeñito en que se esconde su corazón y de sus grandes senos no brotará jamás para nosotros una gota tan sólo de dulzura. En las noches de amor, calladamente, yo las he visto, ¡oh, hombres!, torcer sus ojos bajo mis besos y espiar astutamente el instante de nuestro desmayo. * * * * * Vav Como se cansa uno de revolver los naipes, así yo me he cansado de desnudar cuerpos de cortesanas. Cuerpos de bronce o de mármol, sobre los cuales nuestros labios estaban siempre en la superficie y sobre los que éramos como los que golpean murallas fortificadas. Al fin, ¡oh amigos!, me he cansado de abrazar simulacros y de levantar pesos inertes. |
miércoles, 15 de enero de 2014
DEMOCRACIA
DEMOCRACIA |
Otra maldita tarde
de domingo, una de esas tardes que algún día escogeré para colgarme del último clavo ardiendo de mi angustia. En la calle familias con niños, padres y madres sonrosadamente satisfechos de su recién cumplido deber electoral; gente encorvada sobre radios que escupen datos, porcentajes en los bancos. Corderos de camino al matadero dándole a escoger el arma al matarife. |
martes, 14 de enero de 2014
Los limones
LOS LIMONES |
Escucha, los poetas lauredos
se mueven solamente entre las plantas de nombres poco usados: boj ligustro o acanto. Yo amo los caminos que dan a las herbosas zanjas donde en los charcos medio secos agarran los muchachos alguna anguila exhausta: los senderos que siguen los ribazos, bajan entre penachos de las cañas y llevan a los huertos, entre los limoneros. . Mejor si la algazara de los pájaros engullida por el azul se apaga: más claro se oye el susurro de las ramas amigas en el aire que casi no se mueve, y los sentidos de este olor que no sabe despegarse de la tierra y llueve en el pecho una dulzura inquieta. Aquí de las entretenidas pasiones milagrosamente calla la guerra, aquí también a los pobres nos toca nuestra parte de riqueza y es el olor de los limones. . Ves, en este silencio en que las cosas se abandonan y próximas parecen a traicionar su último secreto, a veces uno espera descubrir un error en la Natura, el punto muerto del mundo, el eslabón que cede, el hilo a desenredar que finalmente nos lleve al centro de una verdad. La mirada escudriña alrededor, la mente indaga acuerda desune en el perfume que desborda cuando más languidece el día. Son los silencios en los que se ve en cada sombra humana que se aleja alguna turbana Divinidad. . Pero falta la ilusión y nos devuelve el tiempo a las ciudades ruidosas donde el azul se muestra sólo a pedazos, en lo alto, entre los cimacios. La lluvia fatiga la tierra, después; se agolpa el tedio del invierno sobre las casas, la luz se vuelve avara, amarga el alma. Cuando un día por un mal cerrado portal entre los árboles de un patio se nos muestra el amarillo de los limones; y el hielo del corazón se derrite, y en el pecho nos vierten sus canciones las trompetas de oro de la solidaridad. |
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