¡Italia, Italia! ¡Oh tú a quién dio la suerte
el don fatal de la beldad y en ésta de mil males y vil dote funesta! ¡Oh! ¡menos bella fueras o más fuerte! Así o lograras invencible hacerte o no tentaras con tu luz modesta la codicia de aquel que te detesta fingiendo amarte; y que te reta a muerte. ¡No viera los Alpes entonces mil torrentes de armados galos derramar do quiera y que tu noble sangre el Po colora! Ni por el brazo de extranjeras gentes inútilmente combatir, te viera, para servir, vencida o vencedora. |
lunes, 6 de enero de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario