CARTA |
Mi amada
estará pensando en mí: ¡la una de la madrugada! ¿El amor empieza así, cada uno solo en su lecho, sin dormir, y deseando recibir otro balazo en el pecho? El camino clandestino con rumor de sabia nueva y tierra sin pisar, ¿ lleva a buen fin, a buen destino? ¿O es otra vez el ciclón que empieza con un suspiro y que acabará de un tiro partiéndome el corazón? No lo sé. Me temo quo lo sabré cuando estén llenos de azufre los silos de la memoria: ¿Sólo comprende el que sufre? ¿Sólo el dolor tiene historia? ¿O quizás, y todavía, será posible inventar la historia de la alegría? ¡Preguntar y preguntar, desvelado, con azufre en el pasado y fracturas y despojos en donde ponga los ojos! Sin embargo, ¡ah, sin embargo, don Antonio!, por entre un saber amargo aguardo como un demonio que una mujer, desvelada por un secreto y un hombre, ponga mi nombre en su almohada y al fin se duerma dichosa con una mano olvidada orilla a su oscura rosa. ¿No escarmienta la ilusión? ¡La una de la madrugada y el tictac del corazón avanzado, sin dormir y afanoso, por el tiempo misterioso que aún falta para morir! |
viernes, 20 de junio de 2014
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