Pájaros de otro tiempo están cantando,
claustro dormido, túnel de las letras. Sobre su longitud emocionada, igual que sobre el pecho la vieira, la esperanza ascendida de las torres. El aire las rodea. «Creced, pujad», Gerardo os dijo... Cantan el constelado amor de Compostela, levantan por el aire, que es de todos, el solemne estandarte de la piedra. Aquí se junta el tiempo con la lluvia y pierde pie el silencio en la tristeza. Aquí se moja el alma de la patria –ciudad de mucha historia y mucha niebla–. El inseguro prado de las nubes, los distritos del agua, se le acercan. Novia del aguacero, húmedas van las alas de la tierra. Con los pies en el suelo sueñan las piedras. Con los pies en el suelo. Como todo el que sueña. |
lunes, 30 de junio de 2014
domingo, 29 de junio de 2014
Bajo qué ramas, di, bajo qué ramas
Bajo qué ramas, di, bajo qué ramas
de verde olvido y corazón morado
la roja danza muerde tus talones
y te estrechan amantes amarillos.
Desde qué repentina lontananza
giras, me nombras, saltas entre el aire,
mientras yo permanezco absorto en sueños
aún dormida creyéndote en mi alcoba.
Qué plateada tristeza te reviste,
si alegre hasta tu alegre voz acudo,
los pies descalzos, para entrelazarme
sal paso de tu danza apresurada.
Dónde te vas cuando te vas y lloran
las colinas, a solas con tu nombre
para siempre, hasta oír al lado mío
tu voz que me pregunta a quién aguardo.
sábado, 28 de junio de 2014
Hija
Hija |
me sonríes con todo
con tus pies y tus manos con el aire con tu boca que sigue succionando cuando duermes con tu madre diáfana regalo de la luz con tu madre de piel y aroma y tiempo con tu llanto ese monte que escalas despacio y desde cuya cima te arrojas hacia el sueño como un gorrión al agua me sonríes y entonces yo que te he estado esperando como esperan las vías al tren que las hará destino y música paralelas de pronto en su infinito te sonrío y en mis brazos salimos dos nacidos jugando a inventarse la vida a acariciar al gato que persigue la pelota de lana de algún mundo dos nacidos que inventan el juego de la vida y sonríen mientras pasan las nubes y la lluvia descansa de ser lluvia |
viernes, 27 de junio de 2014
Por toda referencia...
Por toda referencia
en el paisaje que la nieve ha cubierto (las sombras ahora resplandecen) borrado incluso el trecho donde antes caminara el sacerdote, un hombre busca el norte, el sur, el este y el oeste. El hombre, único en el paisaje, busca el norte y el sur y el este y el oeste. |
jueves, 26 de junio de 2014
VAN CINCO DÍAS YA QUE NO TE VEO...
Van cinco días ya que no te veo,
cinco épocas oyendo el sonido del tren. Cinco rejas de nada envolviendo a una carta. Cinco antidiluvianos zarpazos de extra. Me muevo por la casa... igual que un escorpión borracho y compruebo que el trabajo es mentira. Que es vida falsa cuanto no incluye tu presencia. Que hasta la espera es pan de desconsuelo. Que hasta estas frases con que describo tu vacío, son hielos apagados y casas de ceniza. Tu ausencia es una cosa que pesa como plomo tu ausencia es una cosa dura como metal tu ausencia es un enorme barranco al que me asomo sin tacto...sordo... y ciego Tu ausencia es un olor que abrasa mi nariz un ruido monstruo que se cuelga en mi oreja un animal sin límites que es todo cicatriz... Y que lame mi vida...y me la deja vieja tu ausencia... Esa cosita que no tiene abuelo... ni apellido... ni forma... ni rodilla... ni pelo... es sin embargo un bulto majestuoso y profundo tu ausencia es una rara cosa que está vaciando a pausas mi lleno corazón y que está abarrotando de vaciedad el mundo Cuando te acuerdes de mi cuerpo y no puedas dormir y te levantes desnuda (en medio de la noche) y camines a tientas por tus habitaciones borracha de estupor y de rabia... en algún lugar de la tierra yo andaré insomne por algún pasillo careciendo de ti toda la noche oyéndote ulular muy lejos y escribiendo... escribiendo... estos degenerados versos. |
miércoles, 25 de junio de 2014
Urna con tierra andaluza
YO no quiero coronas de flores en mi muerte.
¿Para qué festejarme con aromas geométricos
que olerán otros? Baste mi sola muerte y cumpla
su duración la flor, su edad bajo las aves.
No flores: fuego. Cuando mi pecho ya no aliente,
este claro puñado de tierra de mi tierra
sobre mi pecho pongan. Después, me quemen. Nunca
arderán dos amantes con tanta eternidad.
martes, 24 de junio de 2014
Nazca el niño negativo
Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no. Si amanece la arrogancia de la fuerza y el valor, niño débil y cobarde, niño noche y deserción. Nazca el niño negativo, nadie, nunca, nada, no. Si relumbran los fusiles de la blanca afirmación, niño oscuro, niño inerme, niño niebla y evasión. Nazca el niño negativo, nadie, nunca, nada, no. Si los médicos prescriben la alegría y la salud, niño triste, niño enfermo, sin niñez ni juventud. Nazca el niño negativo, nadie, nunca, nada, no. Si en el quicio de la carne la palabra se escindió, niño niño, niño niña, niño luna, niño sol. Nazca el niño negativo, nadie, nunca, nada, no. Si a la luz de la justicia toda culpa se aclaró, niño bueno, niño malo, sembrador de confusión. Nazca el niño negativo, nadie, nunca, nada, no. Si la lógica decide de la verdad y el error, niño cierto, niño falso, blanco de contradicción. Nazca el niño negativo, nadie, nunca, nada, no. Si entre la carne y el verbo imposible fue el amor, niño nadie, niño nunca, niño nada, niño no |
lunes, 23 de junio de 2014
OBSERVAR
Observar siempre observar
he venido a este mundo a observar lo lindo y lo feo veo pues todo debo mirar. Observo que gira y gira este mundo sin cesar y aunque miremos y miremos no sabemos dónde va siempre para un mismo lado dónde iremos a parar. Y así como gira un astro día a día siempre igual nunca cambien ciertas cosas que son el mismo ritual al transcurso dc la vida adaptarse es primordial. Observo las injusticias y observo a muchos boludos si de estos dos materiales en todos los tiempos hubo Dios mío cuánta injusticia Dios mío cuántos boludos. Observar siempre observar he venido a este mundo a observar lo lindo y lo feo veo pues todo debo mirar. |
domingo, 22 de junio de 2014
Me he quedado pensando...
Me he quedado pensando
que de pronto una despedida
puede ser un comienzo.
Y he abierto mis manos
y he pensado besarte cuando ya estés dormido
inaugurar el campanario de los besos
dibujar un pañuelo
en la seda del aire
apalabrar la senda
de tus ojos cerrados
quebrantar ese sueño
que ahora habitas
en mitad de la noche
y decirte a los labios
adiós amor
hoy quiero despedirme
zozobrar para siempre en esta isla
reparar el amor.
De "Cartografía sin mundo" 1995
que de pronto una despedida
puede ser un comienzo.
Y he abierto mis manos
y he pensado besarte cuando ya estés dormido
inaugurar el campanario de los besos
dibujar un pañuelo
en la seda del aire
apalabrar la senda
de tus ojos cerrados
quebrantar ese sueño
que ahora habitas
en mitad de la noche
y decirte a los labios
adiós amor
hoy quiero despedirme
zozobrar para siempre en esta isla
reparar el amor.
De "Cartografía sin mundo" 1995
sábado, 21 de junio de 2014
VIDA RETIRADA
Nada tengo para vosotros, nada.
¿Estos versos, quizá? No son ya míos y no se puede dar lo que no es propio. Qué son los versos sino la manera de engañarnos a solas, de decirnos que fuimos inmortales como dioses en un reino guardado en la memoria. No quise escribir versos porque oigo en cada uno el nombre de una lágrima, el nombre de una pérdida, el sonido de una voz que deseo, como un eco que juega con nosotros y responde desde lejos, desde el lugar contrario donde estuve seguro de encontrarla. Pero una tarde me dejaron solo con el dolor oscuro de una herida que no podía restañar. No estaba visible en parte alguna de mi carne, pero sé dónde están las cicatrices: en estos versos sin deseo escritos en suaves palabras que no curan |
viernes, 20 de junio de 2014
Carta
CARTA |
Mi amada
estará pensando en mí: ¡la una de la madrugada! ¿El amor empieza así, cada uno solo en su lecho, sin dormir, y deseando recibir otro balazo en el pecho? El camino clandestino con rumor de sabia nueva y tierra sin pisar, ¿ lleva a buen fin, a buen destino? ¿O es otra vez el ciclón que empieza con un suspiro y que acabará de un tiro partiéndome el corazón? No lo sé. Me temo quo lo sabré cuando estén llenos de azufre los silos de la memoria: ¿Sólo comprende el que sufre? ¿Sólo el dolor tiene historia? ¿O quizás, y todavía, será posible inventar la historia de la alegría? ¡Preguntar y preguntar, desvelado, con azufre en el pasado y fracturas y despojos en donde ponga los ojos! Sin embargo, ¡ah, sin embargo, don Antonio!, por entre un saber amargo aguardo como un demonio que una mujer, desvelada por un secreto y un hombre, ponga mi nombre en su almohada y al fin se duerma dichosa con una mano olvidada orilla a su oscura rosa. ¿No escarmienta la ilusión? ¡La una de la madrugada y el tictac del corazón avanzado, sin dormir y afanoso, por el tiempo misterioso que aún falta para morir! |
jueves, 19 de junio de 2014
MEDITACIONES EN UN BOSQUE DE ESCOCIA
seguiste las instrucciones para leer a los árboles
Ernesto Carrión
Abro estas rocas para estar despierto
Para imaginar que he colocado sobre este suelo cada uno de sus árboles.
Hay dioses blancos y hay dioses más oscuros
Algo que el chubasco me ha permitido ver
Algo que no sucede y que sin embargo ocurre en mi conciencia
Suelo derramarme sobre este campo como el pequeño arroyo
Que en vez de morir se va a alimentar la charca afiligranada de los patos,
Me subo a los troncos y las ramas levemente se resquebrajan
Abro la fábula del cuervo y Edgar Allan Poe va sucediendo
Sobre los bucles de Minerva.
Hay un esturión castrado
Y un ánfora de sol que destella copos de nieve;
Ese mundo irregular donde se abre el poema
Y la sombra se hace corpus,
Vino de la realidad para el deleite de otras desapariciones
Un muchacho juega desde su puerto y empieza desde siempre
A escupir las tempestades, otra chica más arriba
Es la que esparce el viento por la tierra
Ambos combinan el aguaviento que azota estos lugares.
Para imaginar que he colocado sobre este suelo cada uno de sus árboles.
Hay dioses blancos y hay dioses más oscuros
Algo que el chubasco me ha permitido ver
Algo que no sucede y que sin embargo ocurre en mi conciencia
Suelo derramarme sobre este campo como el pequeño arroyo
Que en vez de morir se va a alimentar la charca afiligranada de los patos,
Me subo a los troncos y las ramas levemente se resquebrajan
Abro la fábula del cuervo y Edgar Allan Poe va sucediendo
Sobre los bucles de Minerva.
Hay un esturión castrado
Y un ánfora de sol que destella copos de nieve;
Ese mundo irregular donde se abre el poema
Y la sombra se hace corpus,
Vino de la realidad para el deleite de otras desapariciones
Un muchacho juega desde su puerto y empieza desde siempre
A escupir las tempestades, otra chica más arriba
Es la que esparce el viento por la tierra
Ambos combinan el aguaviento que azota estos lugares.
En este verano que parece invierno solía jugar con mi caballo
Ornamentar mi silla de montar con los cascabeles de mi patria
Perder el equilibrio en los telares acuosos de la nieve
El vino que se derrama y va aletargando las alquerías
Las sastrerías del agua que susurran sus verdades a los troncos
A los hábitos de los ascetas y de quienes viven en el monte
Vegetando entre las oscuras estepas que huelen a pino recién cortado
Imaginándome que puedo permanecer como un hilo de estrella
Donde va colgando el pergamino de la araña
Esa sacudida de los peces y de los mares que se van abriendo
Hacia la conquista de ese otro mundo, donde no hay palabras
Y poseemos malos hábitos, eso de amar con un lirio resplandeciente
Con un guijarro empalmado que se abre hasta dominar el cristal de la semilla
Asistir a los oficios nocturnales y seguir al Buen Pastor en su domingo
Por la siesta de los cereales y el pan
En cada paso del corcel que se retira
Entre calles asfaltadas por las corolas de las flores.
Termino por creer que hay una estatua rota
O un arenque saliendo de la endurecida lengua.
Hay fitoplánctones y pirañas en nuestro estómago
Lunas quebradizas que cuelgan de las orejas
Y una luz color de ámbar que destilan los cestos olvidados de manzanas.
Ornamentar mi silla de montar con los cascabeles de mi patria
Perder el equilibrio en los telares acuosos de la nieve
El vino que se derrama y va aletargando las alquerías
Las sastrerías del agua que susurran sus verdades a los troncos
A los hábitos de los ascetas y de quienes viven en el monte
Vegetando entre las oscuras estepas que huelen a pino recién cortado
Imaginándome que puedo permanecer como un hilo de estrella
Donde va colgando el pergamino de la araña
Esa sacudida de los peces y de los mares que se van abriendo
Hacia la conquista de ese otro mundo, donde no hay palabras
Y poseemos malos hábitos, eso de amar con un lirio resplandeciente
Con un guijarro empalmado que se abre hasta dominar el cristal de la semilla
Asistir a los oficios nocturnales y seguir al Buen Pastor en su domingo
Por la siesta de los cereales y el pan
En cada paso del corcel que se retira
Entre calles asfaltadas por las corolas de las flores.
Termino por creer que hay una estatua rota
O un arenque saliendo de la endurecida lengua.
Hay fitoplánctones y pirañas en nuestro estómago
Lunas quebradizas que cuelgan de las orejas
Y una luz color de ámbar que destilan los cestos olvidados de manzanas.
miércoles, 18 de junio de 2014
V. Yo no sé qué esperamos los unos de los otros...
Yo no sé qué esperamos los unos de los otros,
ni la razón para tener a mi mano como un fiel aliado. Nada puedo esperar de una mano capaz de señalar al justo y al perverso o escribir poemas en las habitaciones de un verano impregnado de vino y sal y sangre. Sólo, quizá, recordar otra gente que ahora se arrastra entre pájaros muertos y vivir seriamente un calendario cuyas mentiras apenas disimulan lo efímero de su numeración. |
martes, 17 de junio de 2014
Poema del Circulo IV
IV
Un círculo y un ojo que se miran despacio
mientras ruedan inmóviles
la ladera hacia arriba
y aplastan lo más frágil
algo que estaba en ellos y dejaron caer
un punto una pupila
el centro de sí mismos
algo que estaba en ellos y ya no necesitan
pues ya no son palabra
o no-palabra sino tiempo y amor
un círculo incansablemente quieto
que se evadió del punto o centro o Dios
y que ahora lo aplasta en el ahora.
lunes, 16 de junio de 2014
Poema del Círculo III
III
Todo lo que decimos o callamos
da vueltas y más vueltas
abrazo de espirales
que giran enredándose
las curvas enlazadas a las curvas
remolino de curvas
que forman la palabra y su silencio
agujero que busca sus paredes de vidrio
para llamarse vaso
tierra que busca el aire para llamarse halcón
remolino de círculos que escapan de sí mismos
de círculos abiertos enganchados forzándose
a decir lo que callan y a callar lo que dicen
no-palabra que busca que alguien la pronuncie
para llamarse tiempo
y palabra que busca la mano que la borre
para llamarse amor
no-palabra y palabra que se enredan
mientras van por el aire
y se olvidan de qué estaban buscando
y se rozan se frenan se detienen de pronto
un círculo o tifón dormido en el vacío
un círculo al que un ojo sueña desde el vacío.
domingo, 15 de junio de 2014
Poema del Circulo II
II
Y lo que no decimos
da vueltas y más vueltas
gira sobre sí mismo
en loca rotación que provoca una llama
invisible un incendio
que se extiende imparable por un bosque
ocupado por seres que no existen
por seres imposibles o vacíos
habitantes M cero o de la nada
que escuchan temerosos
el no-chisporroteo de las llamas
y ponen sus no-piernas a correr
estampida de huecos
que buscan una forma donde estar
a salvo del no-bosque que se quema
una forma o palabra o barro o nota
el estruendo de un círculo bajando una montaña
que aplaste lo más frágil la huella del Silencio.
sábado, 14 de junio de 2014
Poema del cÍrculo I
Todo lo que decimos da vueltas y más vueltas rueda desde nosotros a nosotros baja por la pendiente que llamamos espalda mundo ser da vueltas y más vueltas para encerrarnos juntos en la bola de nieve en el alud de círculos que van por la ladera creciendo y retumbando aplastando lo frágil la huella de los lobos y al Viejo Excursionista expulsado del cielo. |
viernes, 13 de junio de 2014
Tú no estarás. Ya no...
Tú no estarás. Ya no.
En la última tarde tu mirada tenía
un dolor a jardines descuidados,
una luz huidiza y astillada,
un caminar de hombre con mirada de trapo,
y un corazón tartamudo.
Llevabas un temblor de naufragio y una venda en los ojos.
El temblor también es una forma de mirar.
Y tú temblabas mientras tu luz caía.
Crepitar es caer. Pero hacia dentro.
Estaba requiriendo una llamada.
Estabas demorándote
en aquellos días primeros del verano,
contra un presentimiento de invernadero triste,
de sangre requisada.
Perdido en las aduanas del corazón.
Supe que te morías por tus ojos.
Esos ojos que eran
con dolor a madera,
con sabor a manzanas,
párpados de cobre
como cofres de lluvia
que se abrían con lástima.
Ahora todo es ausencia.
Los pájaros que encuentro,
el crujir de la tierra sobre la mansa lluvia,
el llanto de los niños detrás de las palabras.
A veces el pensamiento se ensombrece de pronto
y declina el mundo aún más deprisa
y nos sobreviene una noche destemplada, una herida negra.
Sé que me buscaste.
En esa larga noche de imperdibles sin rumbo,
en el instante mismo en que tu cuerpo
se astilló para siempre
y tu llama empezaba a ser fractura,
témpano,
camisa desplomándose.
El verano se acaba.
y los recuerdos ruedan
sobre los empedrados negros
como regueros de sombra.
Y es cierto que tal vez puedas vivir años y años
sin regresar de una sonrisa
Y tú estás regresando
con el verdor de los arces en la lluvia
sobre la claraboya más blanca de la luz.
Y tu frente ha tomado
la difícil transparencia del brezo o la retama.
Y veo descarriarse de pronto
aquel ovillo de lana triste
que fue toda mi infancia,
aquella habitación de costurera
aquel balcón solaz
que de muy niña
se asomaba al clamor hirviente de las calles,
y ahora lo veo todo
irse desmadejándose encima de tu cuerpo,
detrás
detrás
detrás
y todavía
mi pequeño puñal de niña sin palabras,
DEPRISA,
MÁS,
CAER
Y SIN EMBARGO,
un cuerpo que se rompe,
EL CABO FINAL DE LA MADEJA,
aquel reloj de arena creciendo
desmesuradamente
mientras cae
cada pequeña muerte en granazón,
y todas se reúnen,
y la arena se agranda
hasta cubrir toda la habitación
con un murmullo seco de sombras alejándose.
En este sueño, padre,
puedo verte jugando con mis manos.
Cuando las manos eran cálidas y obradoras.
Lápices de ternura,
que nos llevaban siempre a emborronar los sueños.
De "El jardín navegable" 1990
En la última tarde tu mirada tenía
un dolor a jardines descuidados,
una luz huidiza y astillada,
un caminar de hombre con mirada de trapo,
y un corazón tartamudo.
Llevabas un temblor de naufragio y una venda en los ojos.
El temblor también es una forma de mirar.
Y tú temblabas mientras tu luz caía.
Crepitar es caer. Pero hacia dentro.
Estaba requiriendo una llamada.
Estabas demorándote
en aquellos días primeros del verano,
contra un presentimiento de invernadero triste,
de sangre requisada.
Perdido en las aduanas del corazón.
Supe que te morías por tus ojos.
Esos ojos que eran
con dolor a madera,
con sabor a manzanas,
párpados de cobre
como cofres de lluvia
que se abrían con lástima.
Ahora todo es ausencia.
Los pájaros que encuentro,
el crujir de la tierra sobre la mansa lluvia,
el llanto de los niños detrás de las palabras.
A veces el pensamiento se ensombrece de pronto
y declina el mundo aún más deprisa
y nos sobreviene una noche destemplada, una herida negra.
Sé que me buscaste.
En esa larga noche de imperdibles sin rumbo,
en el instante mismo en que tu cuerpo
se astilló para siempre
y tu llama empezaba a ser fractura,
témpano,
camisa desplomándose.
El verano se acaba.
y los recuerdos ruedan
sobre los empedrados negros
como regueros de sombra.
Y es cierto que tal vez puedas vivir años y años
sin regresar de una sonrisa
Y tú estás regresando
con el verdor de los arces en la lluvia
sobre la claraboya más blanca de la luz.
Y tu frente ha tomado
la difícil transparencia del brezo o la retama.
Y veo descarriarse de pronto
aquel ovillo de lana triste
que fue toda mi infancia,
aquella habitación de costurera
aquel balcón solaz
que de muy niña
se asomaba al clamor hirviente de las calles,
y ahora lo veo todo
irse desmadejándose encima de tu cuerpo,
detrás
detrás
detrás
y todavía
mi pequeño puñal de niña sin palabras,
DEPRISA,
MÁS,
CAER
Y SIN EMBARGO,
un cuerpo que se rompe,
EL CABO FINAL DE LA MADEJA,
aquel reloj de arena creciendo
desmesuradamente
mientras cae
cada pequeña muerte en granazón,
y todas se reúnen,
y la arena se agranda
hasta cubrir toda la habitación
con un murmullo seco de sombras alejándose.
En este sueño, padre,
puedo verte jugando con mis manos.
Cuando las manos eran cálidas y obradoras.
Lápices de ternura,
que nos llevaban siempre a emborronar los sueños.
De "El jardín navegable" 1990
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