LA INQUIETUD |
¿Qué es, pues, lo que me turba y qué es lo que me espera?
En el pueblo, me aburro; me apena la ciudad. Los goces de mi edad no me alivian el tiempo que nunca se acelera. No ha mucho, la amistad, la estudiosa virtud, llenaban, sin esfuerzo, mis ocios apacibles. ¿Qué objeto tendrán mis deseos indecibles? Lo ignoro y lo persigo con creciente inquietud. Si para mí la dicha no era la alegría, y hoy, teniendo las lágrimas igual que la locura, si tampoco la encuentro en mi melancolía, ¿dónde hallar la ventura? |
jueves, 9 de octubre de 2014
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