A Ch... |
Si supieras, niña ingrata,
lo que mi pecho te adora; si supieras que me mata la pasión que por ti abrigo; tal vez, niña encantadora, no fueras tan cruel conmigo. Si supieras que del alma con tu desdén ha volado fugaz y triste la calma, y que te amo más mil veces, que las violetas al prado y que a los mares los peces; tal vez entonces, hermosa, oyeras el triste acento de mi querella amorosa; y atendiendo a mi reclamo, mitigaras mi tormento con un beso y un "yo te amo". Si supieras, dulce dueño, que tú eres del alma mía el solo y único sueño; y que al mirar tus enojos, la ruda melancolía baña en lágrimas mis ojos; tal vez entonces me amaras, y con tus labios de niño mis labios secos besaras; y cariñosa y sonriente a mi constante cariño no fueras indiferente. Ámame, pues, niña pura ya que has oído el acento del que idolatrarte jura; y atendiendo a mi reclamo, ven y calma mi tormento con un beso y un "yo te amo". |
jueves, 28 de noviembre de 2013
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