A LA CASTIDAD |
Yo no amo la Mujer, porque en su seno
Dura el amor lo que en la rama el fruto, Y mi alma vistió de eterno luto Y en mi cuerpo infiltró mortal veneno. Ni con voz de ángel o lenguaje obsceno Logra en mí enardecer al torpe bruto Que si le rinde varonil tributo Agoniza al instante de odio lleno. ¡Oh blanca Castidad! Sé el ígneo faro Que guíe el paso de mi planta inquieta A través del erial de las pasiones, Y otórgame en mi horrendo desamparo, Con los dulces ensueños del poeta La calma de los puros corazones. |
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario