A LA MUJER MÁS FEA DE ESPAÑA |
Venid, señora, a escuchar
la unánime votación que España acaba de dar: venid; que os va a coronar FEA por aclamación. Monstruos mil se presentaron; mas con voz solemne y clara los tribunales fallaron, que otra cara no encontraron semejante a vuestra cara. Cual vuestra cara no hay dos: hay de feas copia extraña, muchas feas ¡vive Dios! pero sin disputa vos sois la más fea de España. Os dieron la primacía: señora, ¡cuánto me alegro! mas, ¡cielos!¿quién la osadía de mostrar, cual vos, tendría ojo azul en campo negro? ¿Quién, no siendo, cual vos, loca mostrara a la humanidad boca igual a vuestra boca, aunque tuviese muy poca vergonzosa vanidad? La fealdad tiene pudor; y yo en el caso presente (os lo digo sin rencor) por modestia, por rubor me escondiera de la gente. ¡Ay! ¡cuánto hacéis padecer, mostrando vuestra cabeza al que procura creer en la belleza del ser, en su bondad y pureza! Sois una horrible creación; porque aun hay cosa más rara en esa organización: que tenéis el corazón mucho peor que la cara. Todos vuestros pensamientos son torpes y maldicientes: aborrecéis los talentos, las virtudes eminentes y los nobles sentimientos. No hay honra libre en vos, aunque bendita se acoja al manto del mismo Dios; porque en medio de los dos vuestra calumnia se arroja. ¡Ay!¿por qué si de la huesa, mala anciana, a un paso estás, no dejas la humana presa? ¿por qué en la fama ilesa te irritas y ensañas más? Déjame con mi poesía pasar la vida inocente, si no quieres que algún día tu horrorosa biografía a las criaturas presente. Aunque no sé si te diga que es mi más gloriosa hazaña el que me odie y persiga como mortal enemiga, la mujer más fea de España. |
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