Noche misteriosa, cuando nuestro primer padre supo de ti
por boca de Dios, y tu nombre oyó, ¿no le hizo temblar este hermoso marco, esta espléndida bóveda de luz y azul? Mas tras una cortina de traslúcido rocío, bañado por las grandes llamas de Poniente, llegó Héspero con toda la corte del firmamento, y así vio el hombre ensancharse la creación. Oh, sol, ¿quién podía pensar que tal oscuridad se escondía entre tus rayos, o quién podía saber que habiendo revelado ya hojas e insectos, estuvieras tantas constelaciones ocultando? ¿Por qué entonces nos empeñamos en esquivar la muerte? Si la luz puede engañar así, ¿por qué la vida, no? |
jueves, 7 de noviembre de 2013
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